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Marta Peirano: "Para que exista el futuro devastador de los ricos el nuestro debe desaparecer"

Marta Peirano durante la entrevista con 'Público'.
Marta Peirano durante la entrevista con 'Público'. Alejandro Tena

Contra el futuro (DEBATE) es el titulo que rubrica la portada del nuevo libro de Marta Peirano. La escritora y periodista analiza los horizontes que dibuja la crisis climática y las diferentes respuestas que la humanidad tiene sobre su mano. "Confundimos futuro con tecnología", dice la autora en una conversación con Público donde, además, habla de las falsas soluciones aportadas por el 1% más rico del planeta; de una vida diferente y organizada desde lo común; o de la "parálisis" que puede suponer abrazar los discursos más catastrofistas. 

Su nuevo libro se titula 'Contra el futuro' y se centra en la crisis climática. Si conseguimos evitar que el futuro esté en manos de lo privado podría ser algo bueno, ¿no cree?

Es lo que propone el libro. El titulo es un poco provocativo, es una especie de chiste, porque se refiera al futuro propuesto por las grandes empresas tecnológicas; ese futuro interplanetario, interestelar y aceleracionista donde hasta la respiración depende de sus tecnologías. Eso es contra lo que se rebela el libro, que también es propositivo. Yo pienso, como decía William Gibson, que el futuro ya está aquí, lo que ocurre es que está repartido de forma irregular. Es decir, no es lo mismo vivir en Nueva York o Los Ángeles si eres rico que pobre. En la misma ciudad hay futuros distintos para personas que conviven en el mismo sitio. Creo que podemos tener un futuro mejor que este presente.

En su libro menciona a William Morris, quien hablaba de imaginar futuros utópicos y alejarnos del catastrofismo, ¿Cree que, a veces, con el cambio climático confundimos tecnología con utopía?

Creo que confundimos tecnología con futuro. Pensamos que el futuro será tecnológico o no lo será y en realidad no es así. La tecnología puede ayudarnos, lo que pasa es que no dependemos de ella, sino de nuestra capacidad de organizarnos para prevenir, actuar y adaptarnos de forma comunitaria y colectiva a los retos que nos esperan con el cambio climático. Es verdad que los futuros que vende gente como Elon Musk o Jeff Bezos son utópicos, pero sólo para un pequeño porcentaje de personas, ese 1% más rico del mundo que realmente no es ni el 0,01%.

Bezos, por ejemplo, propone comunidades completamente cerradas, esferas que oscilan alrededor de la Tierra como una especie de castillos flotantes para ricos, donde la temperatura, el aire y la comida son siempre perfectos. Es una utopía, sí, pero sólo para él, porque todo el mundo va a terminar dependiendo de él. Ese es el gran objetivo de las tecnológicas, que no puedas hacer nada sin ellos; ni comer ni viajar ni respirar ni dormir...

Habla de esa carrera espacial de Bezos y Musk y de cómo pretenden supuestamente salvar a la humanidad con ello, ¿Realmente les interesa ese proyecto o simplemente buscan mover dinero e incrementar las inversiones?

"Es la esclavitud de sus trabajadores la que hace posible que Bezos pueda irse en cohete al espacio"

Creo que no son cosas incompatibles. Uno de los problemas que tiene el futuro que ellos proponen es que requiere de una clase materiales y minerales que son finitos en la Tierra. Ellos quieren colonizar el espacio para encontrar nuevos materiales que les permitan seguir construyendo, por ejemplo, baterías o colocar sus servidores y paneles solares.

Cuando Bezos baja del espacio con su sombrero de cowboy diciendo "gracias a los empleados de Amazon por haber hecho esto posible" está diciendo la verdad. Es decir, es la esclavitud de sus trabajadores la que hace posible que pueda irse en cohete. ¿Lo hace por mover inversiones y conseguir dinero público? Sí, pero también quiere minar, porque estos son proyectos de minería fuera de la Tierra. 

Dibuja tres futuros muy negativos en manos de los ricos: castillos flotantes, superciudades y metaverso. ¿Cree que se pueden replantear hacia lo común?

Tal y como los plantean ellos, no. Son futuros exclusivos que requieren un consumo de recursos un millón de veces superior al de una persona normal. El futuro comunitario es mucho menos consumista.

¿Plantea una economía más decrecentista y un futuro más austero?

No tiene porqué ser austero. No creo que menos consumo equivalga a más austero. Si pensamos que no comprar un móvil al año es ser austero o aguantar con los mismos vaqueros es austero, pues sí, pero no creo que eso sea austeridad. Es más, creo que ahora vivimos de forma austera para poder comprarnos todas esas cosas.

¿Cómo se puede impulsar ese cambio?

Hay que ofrecer espacios que no sean de consumo y sean de convivencia, como los parques o las plazas. Ahora mismo, por ejemplo, están rediseñando la Puerta del Sol para que no se pueda sentar nadie. Casi todas las plazas de Madrid se han convertido en garajes con un trozo de cemento por encima donde no hay sombra. Para abordar ese futuro menos consumista hay que ofrecer espacios de convivencia que no requieran consumo.

De hecho, para refugiarse de las olas de calor, que se vinculan a la crisis climática, uno se tiene que ir a un centro comercial...

O en el cine o en un bar... Es un problema, porque lo que se consigue es permitir que el espacio quede colonizado por opciones que ofrecen solo aire acondicionado, cuando éste agrava aún más el problema climático. 

Habla en el libro de las plantas de captura de CO2 y de los efectos insignificantes que tienen. Sin embargo, empresas y Gobiernos siguen apostando por ello en la lucha contra la crisis climática, ¿por qué?

"Todas las soluciones que funcionan, especialmente en un contexto climático, son comunitarias, pequeñas y graduales"

A un Gobierno le resulta muy fácil anunciar una gran inversión de dinero en una solución tecnológica que, sobre el papel, aspirará y secuestrará el dióxido de carbono de la atmósfera sin que la sociedad tenga que cambiar sus hábitos. Es mucho más popular, o populista, que compartir la responsabilidad de tomar decisiones difíciles con todos los ciudadanos. Todas las soluciones que funcionan, especialmente en contexto climático, son comunitarias, pequeñas y graduales. Todas las que no funcionan son totémicas, monolíticas, monopolistas y casi mágicas.

Necesitamos desesperadamente que las tecnologías de captura de carbono funcionen, pero no son la solución. Todo el mundo espera que funcionen para seguir sin hacer nada y no tener que cambiar su modo de vida. Son opciones que, cuando se plantean, lo que te dicen es "tu no te preocupes, que ya lo solucionamos nosotros". En el caso de que estas plantas funcionasen, no resolverían la crisis climática, porque no solucionarían los problemas de la acidificación de los océanos, el envenenamiento de los ecosistemas, la pérdida de biodiversidad... Es decir, aunque inventasen una aspiradora mágica que nos limpiase el CO2 de la atmósfera no podríamos seguir viviendo como ahora. 

Cuando las empresas apuestan por este tipo de proyectos, da la sensación de que más que luchar contra el cambio climático buscan salvar el capitalismo, ¿no cree?

Buscan salvar su futuro. Para que su futuro exista el nuestro tiene que desaparecer. Su futuro es posible y probable, pero no es el nuestro y tenemos que rebelarnos contra ello.

En el libro, compara las plantas de captura de CO2 con el poder de las comunidades indígenas que conservan unos bosques y selvas capaces de absorber mucho más CO2. Sin embargo, año tras año avanza la deforestación y los defensores de la Tierra no dejan de ser asesinados.

Insisto, para que el futuro planteado por Jeff Bezos funcione el nuestro debe desaparecer. Esos pueblos indígenas son los guardianes de nuestro futuro. Ser un defensor de la tierra se ha convertido en el activismo más peligroso, precisamente porque para que exista el futuro devastador de los ricos el nuestro debe desaparecer. 

"Para que el futuro planteado por Jeff Bezos funcione el nuestro debe desaparecer"

Cuando pienso en tecnologías para el cambio climático me pregunto, ¿es un problema técnico? La respuesta es no. Tenemos herramientas técnicas desde hace años, pero son incompatibles con el capitalismo acelerado en el que vivimos. Las soluciones que realmente nos sirven son las más fáciles: comer menos carne, viajar menos en avión, control energético...

Habla en su libro de la vergüenza o la culpa por emitir CO2 y por no vivir de una forma sostenible y lo vincula a una campaña de la petrolera BP, ¿de qué se trata?

Cuando ahora hablamos de la huella de carbono de cada uno, hablamos de una campaña de BP que se desarrolló cuando el Congreso de EEUU hizo las primeras audiencias sobre cambio climático. En ese momento se llamó a científicos y expertos de la NASA que certificaron que la Tierra se estaba calentando, en buena medida por culpa de los combustibles fósiles. BP hizo una campaña con la que buscaba repartir la culpa de forma equitativa, como si la responsabilidad estuviera distribuida así. Esa ha sido la mejor manera de callarnos, decirnos "¿y tú qué?". 

Si de pronto pensamos que la única solución es individual, entonces asumimos una responsabilidad que no es la productiva. Tenemos que entender cuál es el problema, qué parte de responsabilidad tenemos, pero también qué parte de responsabilidad tienen las administraciones y las empresas. 

Pero no está mal que individualmente uno intente tener una forma sostenible de vida, ¿no?

Claro que no, sobre todo por higiene de consumo. Es apropiado que dejemos de actuar como si los recursos fueran infinitos. Para que nosotros podamos exigir a las administraciones que tomen medidas y decirle a las las empresas que consuman lo necesario tenemos que actuar en consecuencia. Pero no sirve de nada asumir una parte de la culpa que no te corresponde. Eso paraliza. 

Pone mucho el foco en el poder corporativo, pero ¿qué responsabilidad tiene el poder público en esta crisis climática?

Tiene la máxima responsabilidad. ¿Son las multinacionales petrolíferas, energéticas y agroganaderas las que destruyen el planeta? Sí. ¿Es el trabajo de las administraciones públicas y de la legislación impedir que lo hagan? Sí.

"El catastrofismo es paralizante y la parálisis es suicida en la crisis climática"

Las empresas están intentando ganar a toda costa el máximo dinero y son los poderes públicos y judiciales los que no están haciendo su trabajo. Ellos tienen la máxima responsabilidad. ¿Está en la naturaleza de Jeff Bezos ir al espacio sobre el lomo magullado de sus empleados? Sí, pero nuestra sociedad debería tener la posibilidad de impedir esa anomalía. Nos pasamos la mayor parte del siglo XX intentando ese modelo de sociedad y parece que en este siglo XXI se está revirtiendo.

Hay quienes abrazan, incluso dentro del ecologismo, el discurso más catastrofista respecto al cambio climático, ¿qué opina de ello?

El catastrofismo es paralizante y la parálisis es suicida en la crisis climática, porque existe y nos afecta a todos. Sabemos que se acelera y que cada vez nos va a afectar más. Si no tomamos decisiones ahora, no las podremos tomar más tarde. Si no, será Google quien termine actuando y sus decisiones, te lo aseguro, no nos van a beneficiar. No se puede ser catastrofista y salvar el mundo. 

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