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El papel de CaixaBank en la lucha contra el cambio climático

Las entidades bancarias poseen una poderosa herramienta para luchar contra el cambio climático: la financiación de proyectos medioambientalmente sostenibles.

El papel de CaixaBank en la lucha contra el cambio climático

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La lucha contra el cambio climático y el fomento del desarrollo sostenible están de moda. Afortunadamente, nadie se quiere quedar fuera de la corriente de medidas y objetivos que animan a toda las sociedad a cuidar del planeta desde su parcela de actuación, por pequeña o grande que esta sea. Sin embargo, hay organizaciones que desde su nacimiento han tenido claro que su actividad debía reportar siempre un impacto positivo en la sociedad. Para ellas el compromiso medioambiental no es una moda, es una convicción firme que está presente desde su propia fundación, como es el caso de CaixaBank.

La entidad fundada por Francesc Moragas i Barret en 1904 ha sido pionera en muchas medidas de Responsabilidad Social Corporativa cuando el concepto ni siquiera existía. Hoy que el cambio climático es una realidad innegable, CaixaBank continúa situándose a la vanguardia del sector con numerosas medidas en la línea de lo propuesto por los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.

¿Quién dijo que un banco no podía luchar contra el cambio climático?

Que la banca no se sitúa como uno de los sectores contaminantes es un hecho. Lo cual no quiere decir que no tenga mucho que ver en la lucha contra el cambio climático. Porque la reducción de emisiones de efecto invernadero y el impulso de las energías renovables se puede acometer desde muchos ámbitos. CaixaBank ha optado por hacerlo desde el fomento de la producción y consumo de energía verde.

No es una estrategia nueva para la entidad, que desde 2011 ha financiado la instalación de más de 23.700 MW de potencia de energías renovables; precisamente, este pasado 2018 CaixaBank financió 12 proyectos de energía renovables que se tradujeron en una potencia instalada de más de 5.000 MW. Para poner este dato en perspectiva, es la misma potencia de energías renovables que tiene instalada toda Castilla –La Mancha.

Esta es una de las líneas de actuación que CaixaBank desarrolla para cumplir con la Producción y Consumo responsables y la Acción por el Clima, dos de los principales objetivos de la ONU para este siglo. No son las únicas.

Aunque una entidad bancaria tiene poco margen para reducir su impacto medioambiental directo, sí que cuenta con una poderosa herramienta transformadora de la sociedad: la financiación de proyectos empresariales medioambientalmente responsables.

Y no es una tarea fácil, porque cada proyecto e iniciativa requiere de un análisis previo que certifique que, efectivamente, será sostenible según los actuales criterios medioambientales. De ahí que CaixaBank recurra a las directrices reflejadas en Green Bond Principles, una guía desarrollada por la International Capital Market Association para ayudar a las entidades bancarias a discernir si un proyecto es sostenible.

Hasta el momento, CaixaBank ha destinado 1.448 millones de dólares a los denominados préstamos verdes, es decir, aquellos otorgados a iniciativas que han demostrado ser respetuosas con el medioambiente.

En este sentido, otra de las líneas de financiación más importante de CaixaBank para este tipo de proyectos es la que ha desarrollado a través del Banco Europeo de Inversiones para hacer llegar 30 millones de euros a iniciativas directas de acción climática, o los 35 millones destinados a la construcción de un parque eólico el año pasado.

Un último ejemplo de cómo la financiación ayuda a luchar contra el cambio climático es la línea de préstamos destinados a la compra de vehículos y electrodomésticos eficientes; a la reformas del hogar que repercutan en una mejora energética y a proyectos agrarios de desarrollo sostenible. En concreto, CaixaBank ha destinado más de 6 millones de euros a este tipo de financiación en 2018.

En esta batalla participamos todos

El cambio climático es un fenómeno global que afectará a la práctica totalidad de los países del mundo, de ahí que la lucha no se puede hacer desde un único frente.

CaixaBank ha comprendido esta idea desde el primer momento y por eso es en la actualidad una de las entidades líderes en la lucha contra el cambio climático a nivel global. No es solo que sea firmante de los Principios de Ecuador desde 2007, “para evitar, minimizar, mitigar y remediar en lo posible los riesgos potenciales para el entorno o la comunidad en la financiación de proyectos de inversión”; el compromiso se ha convertido en una red de alianzas globales con otras entidades y organizaciones internacionales que hacen del cambio climático uno de sus principales frentes de actuación.

Por ejemplo, CaixaBank apoya el trabajo de la Task Force on Climate-Related Financial Disclosures y cuenta con un plan interno para avanzar en su implementación; también participa en el Grupo Español de Crecimiento Verde, que impulsa el crecimiento económico ligado a una economía baja en carbono. Esta son solo dos de las alianzas clave que la entidad potencia para mantenerse en primera línea por el desarrollo sostenible.

Los pequeños – y no tan pequeños - gestos

Comenzábamos este reportaje asumiendo que el financiero no es un sector especialmente contaminante, lo cual no quiere decir que no se puedan tomar medidas para paliar el impacto negativo que su actividad puede tener en el medioambiente.

Así se entiende desde CaixaBank, que desde el año 2009 ha conseguido reducir su huella de carbono en un 69%: el mayor uso de energía renovable y la reducción significativa de papel – por ejemplo, a través de 3,3 millones de documentos digitalizados-, entre otras medidas, han hecho posible este hito.

En definitiva, desde la oficina de provincias hasta el Consejo de Administración, la lucha contra el cambio climático forma parte indisociable de los valores de CaixaBank.

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