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Javier Criado "Nos llamaron feminazis por denunciar abusos sexuales después de 30 años"

Una treintena de mujeres denunció por abuso sexual y mala praxis al prestigioso psiquiatra Javier Criado, muy conocido en la 'jet set' sevillana. Unas pocas han decidido hacer pública su historia, aunque los delitos hayan prescrito y sus querellas se hayan archivado. “¡Ni una más!”, gritan

Varias mujeres denunciantes de Javier Criado. EFE/Pepo Herrera

DANIEL CELA

La hija de Luisa murió en un accidente de tráfico un mes antes de que ella acudiese en busca de ayuda a la clínica de Javier Criado, un prestigioso psiquiatra, célebre entre las familias de renombre de Sevilla. Ocurrió en 2006. Tardó nueve años en denunciarle por los supuestos abusos sexuales que sufrió en aquella consulta, bajo los efectos de los antidepresivos que le recetaba. Para entonces, los delitos habían prescrito y el caso fue archivado. Junto al suyo, el de otras ocho mujeres a las que no conocía, no había visto en su vida, pero todas habían sido pacientes de Criado en el pasado. Una de ellas es Carmen Victorino, que ha necesitado 27 años para firmar esta frase aparentemente tan sencilla: “Yo fui víctima de abusos sexuales de Javier Criado”.

El nombre de Luisa es ficticio, pero el de Carmen es real. Ella decidió salir definitivamente del anonimato hace unos días, sabiendo que este martes acudiría a cara descubierta a los juzgados de Sevilla para ver al prestigioso psiquiatra declarar en calidad de investigado (antes imputado) por un delito de vejaciones contra la integridad moral de otra paciente. Sabía que todos los medios de comunicación estarían allí apostados, que habría cámaras por todas partes y que, probablemente, sus familiares y amigos verían su cara en el telediario.

Y no todos sus amigos conocían la historia. “Abusó de mí durante seis meses. Una de las agresiones sexuales más humillantes y vejatorias de todas las que se han denunciado y han prescrito”, dice. La semana pasada se lo contó a sus amigas de clases de tango, “para tenerlas prevenidas”, y una de ellas no supo cómo reaccionar. “No me creyó a la primera. Puso en duda lo que le conté, se resistió a creer que él se hubiera atrevido, que yo no hubiera reaccionado antes y que hubiera tardado tanto en denunciarlo. Supongo que se necesita tiempo para entenderlo, yo tardé 30 años”, lamenta.

Carmen y Luisa son sólo dos de las 32 mujeres -la mayoría aún en el anonimato- que en 2015 denunciaron a Javier Criado por abusos sexuales y mala praxis ante el Colegio de Médicos. De todas ellas, nueve casos llegaron a juicio, pero ocho fueron archivados porque los delitos habían prescrito. ¿Por qué tardaron tanto en denunciar?, les han preguntado tantas veces. “Algunas aún no lo han hecho, algunas son denunciantes sin que sus familias lo sepan, otras siguen sin denunciar, hay quien le contó a su marido que fue víctima de abusos sexuales siendo joven, y él le pidió no hacerlo público para proteger a sus hijos”, explica Luisa. Cuando les preguntan por qué tardaron 30 años en denunciar, Carmen dice: “No tardamos 30 años en denunciar, tardamos 30 años en reconocer lo que nos hicieron. En pasar de sentirnos culpables y avergonzadas a darnos cuenta de que fuimos víctimas”.

Las mujeres no se conocían entre sí, pero sus relatos tienen muchos puntos en común. La mayoría pertenecía a un estatus social acomodado, sufrían depresiones, ansiedad, problemas con el alcohol, intentos de suicidio y traumas complicados. Todas denuncian haberse sentido presas del “dominio psicológico” del médico, anestesiadas con pastillas -tranquilizantes, relajantes, antidepresivos, opiáceos- que anulaban su voluntad. Cuentan que usaba un lenguaje soez con ellas, con continuas referencias sexuales. Cuentan que se masturbaba frente a ellas, que las drogaba y que abusó sexualmente de sus cuerpos.

“Mi hija acababa de morir. El dolor era tan grande… Quería que acabara, quería dormir, pero mi psicóloga no podía recetarme pastillas”, relata Luisa. Fue a la consulta de Criado -a 120 euros la sesión- para que el psiquiatra le recetara “algo para descansar”. “Me deba ansiolíticos para matar a un caballo, estaba todo el día con la baba caída”, recuerda. Luisa está divorciada ahora, tampoco le contó nada a su marido entonces ni a su hijo mayor ni a sus amigos. No lo hizo hasta que el escándalo saltó en 2015, y se unió a otras mujeres en la asociación Veritas para impulsar su demanda contra Criado. “¿Quién dice que esto ha acabado? Muchas contamos lo que nos hizo, explicamos con detalles cómo fueron los abusos sexuales y hay quien nos llamó feminazis por ello”, dice Luisa.

Carmen, Luisa, Concha -presidenta de Veritas-, son de las pocas mujeres que se han atrevido a ir a los juzgados a cara descubierta. "El dolor de las víctimas no prescribe. La culpa del abusador tampoco", reza la pancarta que han llevado consigo. Sus casos han prescrito: un delito continuado de intrusismo profesional, un delito de omisión del deber de socorro, tres delitos continuados de abuso sexual, dos delitos de abuso sexual y uno de inducción al suicidio. Los hechos denunciados sucedieron entre septiembre de 1985 y enero de 2008.

En el Código Penal, los plazos de prescripción para estos delitos son de tres, cinco y diez años. “Cuando empezábamos, intuíamos que podían archivarse y aún así seguimos. Necesitaban contarlo. Son más de 30 mujeres que no se conocían entre sí, que nunca se habían visto, y que a raíz de la denuncia de una sola empiezan a contactar entre sí a través de internet, ven que sus historias se parecen mucho y se animan a denunciar”, cuenta Manuel Seco, abogado asesor de la asociación Veritas. Quizá esa decisión de asociarse, unir fuerzas y acudir juntas a los tribunales es la “conspiración” a la que se refirió Criado en su declaración ante la jueza, cuando acusó a las 32 mujeres de actuar contra él con “ánimo de venganza”.

Javier Criado (d), a su salida de los juzgados de Sevilla. EFE/Pepo Herrera

Javier Criado (d), a su salida de los juzgados de Sevilla. EFE/Pepo Herrera

Delitos que no prescriben

Probablemente lo que ayudó a todas estas mujeres a salir del anonimato fue la primera denuncia pública de una persona tan notoria y conocida. Matilde Solis, exmujer del Duque de Alba, fue la primera en publicar en su Facebook una carta acusando a Javier Criado de haber abusado sexualmente de ella, aprovechando su vulnerabilidad emocional y su “desesperación”. Solís responsabilizó directamente al que fuera su psiquiatra muchos años de su intento de suicidio por disparo de escopeta en 1999, un suceso que en su día disfrazó de “accidente doméstico”.

Las mujeres que oyeron su historia por la radio o la vieron por televisión empezaron a navegar por internet y, poco a poco, se encontraron. “Yo lo había enterrado en mi memoria, lo había olvidado y cuando escuché la historia de Mati por la radio, todo regresó de golpe”, recuerda Carmen. “Lo oculté porque me sentía avergonzada y para que mis padres no lo supieran. Ahora quiero que se sepa por dignidad hacia mí misma y hacia el resto de mujeres”.

Tanto el juzgado que instruía los casos más duros de abusos contra Javier Criado como, más tarde, la Audiencia Provincial de Sevilla archivaron todas las denuncias. Sólo sigue viva la investigación de una querella, de la supuesta última víctima del psiquiatra, que denunció un suceso similar en enero de 2015, meses antes de que el escándalo saliera a la luz. El delito de vejaciones contra la integridad moral, al que se enfrenta el psiquiatra, se castiga con una pena de entre seis meses y dos años de prisión. Criado, aún en activo, también se expone a ser inhabilitado por el Colegio de Médicos. Este martes lo ha negado todo, y su abogado ha protestado ante la magistrada cuando ésta le ha preguntado por las denuncias del resto de mujeres, ya prescritas.

En España, el delito de violación prescribe a los diez años. El todopoderoso Harvey Weinstein, productor de cine, ha sido denunciado por casi un centenar de actrices por acoso, abuso, agresión sexual y violación. Muchas de las acusaciones datan de hace 10 o 20 años, como el caso Criado. Pero no todas han prescrito, porque en Estados Unidos la legislación es distinta en cada estado. En California, por ejemplo, los delitos sexuales prescriben a los diez años, como en España y en la mayoría de países europeos, pero en Nueva York (de donde proceden varias denuncias), el delito de violación no prescribe.

Las mujeres que han perdido el miedo a denunciar al famoso psiquiatra de Sevilla saben que sus casos han prescrito, pero al menos esperan que sirva para plantear una reforma legal, para que los delitos sexuales no prescriban tan pronto. “A mí me ha robado la vida. No he tenido adolescencia, ni pude terminar mi carrera, me lo ha quitado todo. Estoy viva, pero llevo toda la vida muerta”, dice, entre lágrimas, otra de las mujeres que sujeta la pancarta. En ese momento sale de los juzgados Criado, escoltado por sus abogados, y las mujeres le gritan: “¡Ni una más, ni una más!”.

Javier Criado, 67 años, llegó a ser hermano mayor de la hermandad de Pasión, una de las cofradías más importantes de Sevilla, y se ha labrado un nombre de prestigio entre la alta sociedad sevillana. Era columnista en varios periódicos y colaborador habitual en radio y televisión. Hace unos años, Canal Sur le invitó a un programa de entrevistas para que explicase cómo afectaba la crisis en el ánimo de la gente. En una de las respuestas al público, dijo: “Todo el mundo se fija en el suicida como caso límite. Pero hay muchos suicidios lentos. Yo veo todos los días en la consulta a gente que deja de comer, deja de tener ganas de disfrutar. No se atreve a cortar biológicamente con la vida, pero tampoco psicológicamente está vivo, porque se aísla, se mete en sí mismo y desprecia todo lo que sea disfrute”.

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