madrid
El estigma se emplea como herramienta para señalar creencias o comportamientos percibidos como perjudiciales, tanto para el colectivo como para el individuo. Habitualmente, los estilos de vida alternativos se consideran una amenaza para aquellos que se sienten cómodos con sus costumbres convencionales. Este señalamiento negativo lo sufren diariamente las personas que han decidido vivir bajo el modelo relacional de la no monogamia.
Noemí Casquet, periodista y escritora especializada en divulgación sexual, explica a Público los diversos modelos de relaciones que pueden adoptar las personas no monógamas. Para Casquet, cuando se habla de relaciones abiertas y de no monogamia, "estamos hablando exactamente de lo mismo". "Ambas son un modelo relacional donde no existe la exclusividad sexual y/o la exclusividad romántica o afectiva", aclara. "El poliamor está dentro de la no monogamia, pero en este modelo no hay ni exclusividad sexual ni romántico afectiva, es decir, puedes mantener una relación con distintas personas, cosa que no está implícito en la no monogamia o las relaciones abiertas", dice.
Además de ser experta en divulgación sexual, Casquet practica la no monogamia jerárquica, donde mantiene la exclusividad romántica, pero no sexual en sus relaciones. "Mucha gente piensa que somos promiscuas, que tenemos miedo al compromiso, que somos ninfómanas o que vamos a tener enfermedades de transmisión sexual", lamenta. Casquet reconoce que las relaciones abiertas a menudo se perciben como una manera de mantener la soltería dentro de una relación, y que este estigma puede hacer que estas relaciones sean menos duraderas.
La estigmatización de la no monogamia afecta más a las mujeres, según la divulgadora sexual Noemí Casquet
"La gente cree que en las relaciones abiertas no hay comunicación ni sentimientos, o que gestionamos los celos como si fuéramos robots", afirma Casquet. Según la especialista, este estigma afecta más a las mujeres y provoca que las personas que inician este tipo de relaciones carezcan de la información adecuada. "Las relaciones no monógamas se basan en una ética de respeto por los cuerpos, conciencia sexual y responsabilidad afectiva", recalca. Añade que parte del estigma también se encuentra dentro de la comunidad no monógama: "No se considera que seas suficientemente no monógamo si solo has tenido una relación fuera de tu pareja en tres años". "¿Acaso en una relación abierta debemos acostarnos con todo el mundo al mismo tiempo? No, porque para mí, el consumo de cuerpos es otro problema que combatir dentro de la no monogamia", afirma.
"Una persona monógama no tiene que justificarse"
Según los resultados de la tercera fase de la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre Relaciones Sociales y Afectivas Pospandemia (III), el 41,4% de los encuestados considera que "los miembros de una pareja pueden acordar tener relaciones sexuales con otras personas fuera de la relación, sin implicaciones sentimentales". Además, el 47,6% está bastante o totalmente de acuerdo en que una persona puede mantener dos o más relaciones afectivo-sexuales simultáneamente. Sin embargo, es importante recordar que aceptar una idea no siempre significa que se vaya a poner en práctica.
Seiya Molina, activista en cuestiones de no monogamia, practica la no monogamia anarquista relacional, lo que significa que no establece jerarquías entre sus diversas relaciones, ya sean románticas o sexuales. "Cada relación es única; formamos una red donde no existen jerarquías y se busca identificar y eliminar cualquier forma de jerarquía que pudiera surgir", explica a Público. Opina que la sociedad estigmatiza a las personas no monógamas a través del parejocentrismo, una dinámica en la que se concentran la mayoría de las energías y atención en una sola pareja, "lo que hace que para tus amigues no estás tan disponible".
Molina admite que, a menudo, se enfrenta a una confrontación social cuando explica su modelo de relación a su entorno, muchos se sienten atacados "como si les estuviera sugiriendo que mi forma de relacionarme es superior a la suya". La divulgadora sexual Casquet también confirma esta realidad: "La gente está deseando que las relaciones no monógamas no funcionen para comprobar su teoría". Según la experta, la sociedad estigmatiza "porque choca directamente con el modelo cultural que nos han vendido, de lo que tiene que ser el amor y las relaciones".
Tanto Molina como Casquet subrayan que las personas monógamas no sienten la necesidad de justificarse. En contraste, ellas a menudo se ven obligadas a ocultar su modelo relacional. "Opto por ocultarlo para evitar tener que explicar constantemente lo que entiendo por no monogamia", lamenta Molina.
Impacto en la salud mental
Norma Ageitos, sexóloga especializada en Igualdad e Intervención Social y profesora en la Escuela Sexológica, advierte a Público que el estigma hacia la no monogamia tiene consecuencias adversas para la salud mental de quienes la practican. "Hay personas que deben renunciar a sus deseos debido a una sociedad que no logra entender otros modelos relacionales, que no sean los familiares tradicionales", explica. Según la experta, esto provoca malestar y obliga a estas personas a "vivir en el armario". "No todos se sienten capaces de desafiar las estructuras convencionales", añade.
Norma Ageitos, sexóloga: "Mi amiga me decía que era mala persona por estar con dos chicos a la vez"
Ageitos recuerda cuando por primera vez se planteó salir con dos chicos al mismo tiempo. "Tenía 17 años. Mi amiga me comentó que había discutido mi situación con su terapeuta. En ese momento, pensé que se refería a mi dilema sobre cómo elegir entre dos chicos", relata. "Ella me dijo que el problema era que yo era una mala persona por estar con dos chicos a la vez".
Molina enfrenta el estigma dentro de su familia. "Siento que van a pensar que mi relación no tiene seriedad y que no soy capaz de comprometerme con nadie", explica. Reconoce que este juicio le lleva a terminar muchas relaciones porque siente que no comprenden esa parte. "Me hace sentir sole, como si fuera infantil, y eso genera ansiedad a largo plazo", lamenta. Molina experimenta dificultades para integrarse socialmente en el trabajo u otros entornos. "Me angustia no poder acceder a un piso, ocultarlo a mis colegas de trabajo o terminar aislade", confiesa.
Discriminación en el plano legislativo
La sexóloga Ageitos señala que el sistema está diseñado desde una perspectiva monogámica. "Los derechos laborales y los permisos que podemos solicitar están condicionados por lo que se considera una relación o una familia", explica. Además, comenta que en la sociedad se da por sentado que las personas están en pareja de hecho o casadas. "No se reflexiona sobre esto porque se asume que la no monogamia es algo propio de personas modernas o jóvenes, y se espera que pronto superen esa fase", agrega.
Molina, como anarquista relacional, destaca que no puede acceder a los mismos derechos que una pareja monógama: "Tenemos más dificultades para adoptar, tener hijes juntes o buscar piso". Cuenta que cuando buscan un piso, dos personas firman los papeles y al final acaban viviendo tres o cuatro en el mismo piso. "Esto me genera una ansiedad constante al pensar que podría necesitar formalizar una unión legal para obtener privilegios como la baja por cuidados", confiesa.
Relaciones invisibilizadas
La divulgadora sexual Noemí Casquet subraya la necesidad de que la sociedad responda con empatía y sin prejuicios ante las relaciones no monógamas. "Es crucial aumentar la representación en la cultura, así como la divulgación a través de libros y redes, ya que existe mucha desinformación entre las personas", añade.
Seiya Molina, anarquista relacional: "Dentro de la comunidad queer la polifobia no recibe la misma atención"
Molina aboga por enfrentar el estigma hacia la no monogamia a través de la creación de espacios de resistencia dentro de colectivos. "Tejer redes entre personas no monógamas, el compromiso con la lucha social y la visibilización son fundamentales en este proceso", comenta. Como activista y miembro de Poliamor Madrid, destaca la importancia de desarrollar una epistemología dentro del colectivo. "Una de las dificultades que enfrentamos las personas en relaciones anárquicas es la falta de un vocabulario adecuado para expresarnos y definir nuestros sentimientos; crear diccionarios internos que expliquen nuestras emociones, nos ayuda a autodenominarnos".
Molina insta a la sociedad a examinar el sistema de jerarquías sociales que favorece las relaciones basadas exclusivamente en la familia nuclear, "promoviendo en su lugar la descentralización y la aceptación de otras formas de relación", enfatiza. Además, como integrante de varios colectivos de disidencia sexual, reconoce que hay una falta de apoyo dentro de la comunidad queer. "Aunque todos los colectivos están unidos contra la transfobia, la polifobia no siempre recibe la misma atención y apoyo", lamenta.
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