"Parece que les interesa que las Urgencias sean un sitio insufrible". Guillén del Barrio, enfermero del servicio de Urgencias del hospital La Paz de Madrid y delegado del Movimiento Asambleario de Trabajadoras-es de Sanidad, resume con esta contundente afirmación la crítica situación que atraviesa la sanidad pública madrileña. 

Pacientes hacinados en los pasillos, esperas de hasta tres días en Urgencias para ingresar en planta y una total falta de medios para hacer frente al aluvión de enfermos es la escena que más se repite en el centro de trabajo de Del Barrio, el hospital de La Paz, totalmente colapsado. El sindicato de Enfermería (Satse) denuncia que las enfermeras casi no tienen espacio para poder moverse ante el hacinamiento y la falta de espacio. A guisa de ejemplo, Del Barrio cuenta lo ocurrido este miércoles en el que se supone que es uno de los mejores hospitales del país: "Una de las salas ha amanecido con 46 pacientes para 30 camas, lo que significa que varios de ellos han pasado la noche en un sillón o en una camilla supletoria".

El de La Paz no es un caso aislado: otros hospitales de referencia de la comunidad de Madrid han sufrido la misma situación a lo largo del último año. No dan abasto en sus servicios de Urgencias. Y la tendencia va a peor. Este mismo miércoles el sindicato Amyts denunciaba "la situación crítica en las Urgencias del Hospital Infanta Sofía" en San Sebastián de los Reyes, donde hay pacientes que también tienen que esperar en los pasillos hasta tres días para ser subidos a planta.

Todos los sindicatos sanitarios denuncian al unísono la endémica falta de medios y de personal como la causa de este profundo colapso de la sanidad pública madrileña. "Necesitamos más personal, más ambulancias y más camas", explica Del Barrio. Desde Satse secundan esta reivindicación y exigen a la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid la contratación de más personal de enfermería.

El diagnóstico es claro y todos saben lo que hay que hacer, pero los sindicatos también coinciden en señalar "la falta de compromiso" de la Consejería de Sanidad y del Gobierno regional madrileño presidido por Isabel Díaz Ayuso para arreglar la situación.

Los datos invitan a certificar esa tesis. Aunque Ayuso critica que "solamente se ponga la lupa" sobre la situación de las Urgencias de los hospitales de su región y asegura que el aumento de pacientes afecta "a las comunidades de toda España", lo cierto es que en Madrid el deterioro del sistema sanitario se ha acentuado mucho más que en otros territorios, sobre todo a raíz de la pandemia.

Madrid, la comunidad que menos invierte en sanidad

Las razones para este deterioro son varias, pero hay una que destaca sobre las demás: los constantes hachazos del Gobierno madrileño a la Atención Primaria en Madrid. Como explica Del Barrio, la Atención Primaria es fundamental "para que la gente no enferme y las enfermedades crónicas no vayan a más". Esa falta de inversión fue el desencadenante de la huelga de médicos y pediatras de Atención Primaria convocada el pasado mes de noviembre y suspendida temporalmente en Navidad.

La Atención Primaria es un pilar básico del sistema, pero el Gobierno de Ayuso hace tiempo que decidió dejar de invertir en ella. De hecho, Madrid es la región de España que menos invierte en Atención Primaria, apenas un pobre 10,73% de todo su presupuesto sanitario, cuando la media del resto de comunidades autónomas es del 14,99%.

Hay otro dato incluso más doloroso porque refleja fielmente la falta de voluntad política del Gobierno de Ayuso: según la Federación de Asociaciones de la Sanidad Pública (FADSP), siendo la más rica, Madrid es la comunidad autónoma que menos invierte en sanidad por habitante, apenas 1.300 euros por habitante en 2022.

La falta de inversión acarrea consecuencias importantes: ya en 2020 faltaban 3.300 camas en los hospitales públicos de Madrid y el Servicio Madrileño de Salud (Sermas) arrastraba un déficit de 11.359 enfermeras y enfermeros. La Atención primaria ya estaba entonces bajo mínimos, con un médico por cada 1.562 habitantes mientras que Castilla y León, una comunidad autónoma con muchos menos recursos que Madrid, registraba hace dos años un médico por 893 habitantes.

"Lo que está ocurriendo tiene un origen clarísimo: el abandono de la Atención Primaria y en especial el destrozo que ha provocado el Gobierno de Madrid en las Urgencias extrahospitalarias", concluye Del Barrio.

El fiasco de las Urgencias extrahospitalarias

Del Barrio se refiere al otro gran hachazo del Gobierno de Ayuso a la sanidad pública: el cierre de los Servicios de Urgencias de Atención Primaria (SUAP) en marzo de 2020, al inicio de la pandemia. De la noche a la mañana, más de 750.000 personas se quedaron sin un servicio de urgencias extrahospitalarias que cubría las noches, fines de semana y festivos. Fueron 37 los centros clausurados.

Además de atender a más de 2.000 personas al día, los SUAP evitaban que el 90% de los casos que atendían llegasen a las urgencias de los hospitales, contribuyendo así aliviar el colapso hospitalario. Todo eso se perdió.

Profesionales sanitarios, asociaciones vecinales y los partidos de la oposición reclamaron reiteradamente la reapertura de estos centros. El Gobierno de la Comunidad de Madrid hizo oídos sordos y sólo los reabrió de forma parcial. Las Urgencias extrahospitalarias quedaron definitivamente mermadas: 29 centros carecen de facultativos y trabajan solamente con personal de enfermería.

Todo esto lleva a Guillén del Barrio a enunciar en voz alta una sospecha ampliamente extendida entre los sindicatos sanitarios madrileños: "El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso tiene una estrategia deliberada para destruir la sanidad pública y que la gente se haga una póliza privada".