madrid
Actualizado:Antonio, como cada dos años, voló a principios de mes a México para pasar unas semanas con su hermana, afincada en Tijuana. Este hombre de 36 años emprendió una travesía que arrancaba en Tenerife y le hizo pasar por Málaga, para recoger a su madre, y más adelante por Londres y Los Ángeles. Ya en EEUU, su hermana les recogió e hicieron el resto del viaje en coche.
"Cuando me fui de España el coronavirus era algo muy banal. Había algo de rumor e Italia estaba mal, pero no había restricciones. Teníamos la experiencia de la Gripe A, que por cierto pasé, y nadie pensaba que fuera a pasar todo lo que ha pasado", comenta desde México.
Durante su estancia fuera, España declaró el estado de alarma y Trump cerró la frontera con México, por lo que el ansiado viaje de vuelta aún no se ha producido. Su vuelo fue cancelado y no le han permitido entrar en EEUU para poner rumbo a casa. "Llamé al consulado, me dijeron que me sacara otro billete y me dieron un teléfono al que llamar, pero tardaron por lo menos cuatro horas en atenderme", denuncia este malagueño que, además de sentirse abandonado por las autoridades, ha descubierto que su empresa ha activado un ERTE.
"Cada vez es más complicado volver porque se están cerrando fronteras"
El Ministerio de Exteriores recibe al día 20.000 llamadas de personas que no pueden volver a España. Desde África hasta Asia pasando por América Latina, son muchos los que han sido sorprendidos por este cierre de fronteras y cancelación de vuelos derivados de la pandemia del coronavirus. Saber cuántos españoles están ahora de vacaciones o pasando estancias temporales fuera es un dato imposible de confirmar, dicen desde el gabinete. Sí saben que al menos son 65.000, pero cuando mandaron un SMS a cada teléfono que se encontraban lejos de España, con información actualizada sobre el estado de alarma y la recomendación de volver, contabilizaron 1,8 millones de dispositivos. El Ministerio, sin embargo, descarta que esa sea la cifra total.
En cuanto a los 2,7 millones de españoles residentes en otros países, el Gobierno les pide no dejarse llevar por el pánico y les insta a continuar su estancia con normalidad.
Hay quienes no pueden recurrir a los consulados, porque los países donde pasan los días desde el estado de alarma no tienen representación española. Es el caso de Adrià, que ahora mismo se encuentra con su pareja en Livingstone, ciudad de Zambia. "Nuestra idea era viajar por África, empezamos en Sudáfrica, pero tras las declaraciones del Gobierno de volver lo antes posible compramos un vuelo hacia Madrid que fue cancelado. Cada vez es más complicado porque se van cerrando fronteras", cuenta este joven de 28 años. "He mandado correos a embajadas de países vecinos donde queríamos ir, pero nos dicen que regresemos a España, porque ellos no sufragan gastos", aclara.
"No podemos poner un avión a cada español que quiere volver", aseguraba Arancha González Laya, ministra de Exteriores, el pasado miércoles en rueda de prensa, ante la avalancha de peticiones que han recibido. Los españoles cada vez tienen más problemas para moverse por el mundo mientras intentan volver, ya que hasta 100 países han prohibido el acceso a esta nacionalidad por miedo a la transmisión de contagios.
"Como nos quedan pocos días de visado en Zambia trataremos de cruzar a Tanzania, de los pocos países donde podemos ir. Allí, tal vez podamos conseguir un visado de hasta tres meses, siempre que no cierren la frontera antes", relata Adrià a 10.000 kilómetros de casa. Su plan pasa por volar hasta Doha y desde allí alcanzar Europa, aunque saben que muchos de los que llegan a la ciudad catarí se quedan allí aislados.
Medidas para la vuelta
El Ministerio asegura que uno de los focos principales de solucionar debe ser Filipinas, donde hay unos 500 españoles distribuidos por diferentes islas. El país, para más complicaciones, ha suspendido los vuelos internos. La solución pasa por conseguir reunirlos a todos en un punto de encuentro para luego gestionar su regreso.
"Cuando llegas a Europa estás medianamente salvado"
Un gabinete de crisis presidido por la ministra se reúne diariamente para organizar operaciones y vuelos conjuntos con otros países, negociar con las compañías aéreas y garantizar los permisos de entrada y coordinar el agrupamiento de los turistas en los aeropuertos internacionales.
Gracias a las redes sociales y mensajería instantánea, los españoles repartidos por el mundo pueden compartir sus frustraciones y pedir ayuda a sus iguales. Así se organiza un grupo que tiene entre ceja y ceja salir de Australia para poner los pies en España. A través de WhatsApp se dan indicaciones y siguen el rastro del que acierta en su estrategia de regreso.
"Cuando llegas a Europa estás medianamente salvado, porque te van ubicando en vuelos para que llegues a España", narra Sara, de 31 años, desde el aeropuerto de Zurich. Tras pasar cuatro meses en Sidney, su visado estaba cerca de caducar y con la emergencia global desatada optó por volver a casa.
"Todos los lugares donde trabajaba han cerrado o han reducido su horario, así que desde la embajada me recomendaron volver", relata. Un viaje a Australia siempre es farragoso, pero suele constar de dos vuelos. Para volver, ella hará cuatro: Sidney-Bangkok, Bangkok-Zurich, Zurich-París y París-Barcelona. "Lo de Bangkok fue una locura. Anulaban vuelos cada cinco minutos, la gente corría de un lado para otro para conseguir billetes o para reservar una cama en un hotel... He visto a gente que lleva de viaje cuatro días".
Confinada en el extranjeros, como Antonio y su madre o Adrià y Sonia, está Beatriz, que llegó a Lima el 6 de marzo y se siente "desamparada" por el trato recibido tanto por el Gobierno como por la embajada. Lo tildan de "indignante" porque solo pudieron hablar con ellos a través del telefonillo de la puerta, ya que la sede está cerrada por las medidas tomadas en Perú.
Exteriores insta a ponerse en contacto con los consulados y llamar a los teléfonos habilitados
"Teníamos prevista la vuelta el 23 de marzo y tenemos el dinero justo para ese día. Nuestra sorpresa fue que no nos quisieron atender, nos hablaron por el interfono, pusieron una hoja con las pautas a seguir en la puerta y nos dijeron que mandáramos un email a donde indicaba ese papel. Más tarde llamaron a la Policía para que nos fuéramos de allí. Igual que nosotros había muchos españoles en la misma situación o incluso peor", relata Beatriz , que confiesa su suerte por tener amigos en la ciudad donde se ha quedado aislada.
Desde Exteriores reconocen la excepcionalidad de la situación y esperan poder tratar "uno a uno" cada caso, aunque reconocen que llevará algo de tiempo asentarse tras el shock. "Pelearemos por todos los que quieran volver, pero hay muchos inconvenientes", dicen fuentes ministeriales. Mientras tanto, instan a seguir los movimientos del Ministerio por redes sociales, ponerse en contacto con los consulados y llamar a los teléfonos habilitados. El regreso a Ítaca es tedioso.
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