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El cambio de hora en verano: ¿Una práctica en peligro de extinción?

Cada vez son más las voces que critican el escaso ahorro energético que supone adelantar los relojes al tiempo que inciden en su impacto negativo en la salud del sueño.

19/03/2024 El reloj de la Estación del Norte marca las 11:25 horas, a 25 de marzo de 2023, en Madrid (España).
El reloj de la Estación del Norte marca las 11:25 horas, a 25 de marzo de 2023, en Madrid (España). Jesús Hellín / Europa Press

Este sábado 30 de marzo, a las 02.00 horas, ha tenido lugar el cambio de hora para entrar en el horario de verano, como ocurre cada último domingo del mes de marzo. Perdemos una hora de sueño y a cambio reajustamos las horas de luz solar, que aumentan durante la primavera, con la jornada laboral. 

Esta práctica, que tiene lugar dos veces al año (la primera en invierno, concretamente en octubre), cada día tiene más detractores, que cuestionan su utilidad y beneficios, tanto a nivel económico como en lo relativo a la salud mental.

El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía de España (IDAE) señala que aunque los cambios estacionales de hora pueden producir ahorros, estos son siempre marginales, y no hay certeza de que los beneficios se obtengan en todos los Estados miembros de la UE. 

Asimismo, el informe de la Comisión de Industria, Investigación y Energía del Parlamento Europeo en 2018 indica que aunque puede haber ahorros de energía en iluminación, no es tan evidente que ocurra lo mismo con la calefacción, que podría incluso aumentar su consumo. Además, los resultados son difíciles de interpretar, ya que están fuertemente influenciados por factores externos, como la meteorología o el comportamiento de los usuarios

Desde IDAE inciden en que los estudios de cambio horario requieren de un análisis prolongado en el tiempo para evaluar situaciones estacionarias y la tesitura actual de precios de energía. A priori, subrayan, el impacto del cambio horario en los precios de la energía se cifra en años y no semanas o meses

Por su parte, M. Iturbe, economista experta en competitividad territorial, alega que los ciudadanos no llegan realmente a percibir las ventajas del supuesto ahorro económico e impacto ambiental positivo que se espera del cambio de hora: "Aunque disminuya el consumo energético, los precios acaban auto regulándose para mantener los ingresos de las empresas eléctricas", señala a Público

Un impacto negativo en la salud del sueño

Tampoco está del todo claro que las modificaciones en el cambio horario sean beneficiosas para nuestro descanso. María José Martínez Madrid, coordinadora del grupo de trabajo de Cronobiología de la Sociedad Española del Sueño (SES), afirma, en declaraciones a Público, que "este cambio en verano es el peor desde el punto de vista de los ritmos circadianos y del sueño, no solo el día del cambio y los posteriores, sino en todo el periodo que entra dentro del horario de verano".

Quienes sufren especialmente este cambio, a vista de muchos expertos innecesario, son los niños y los ancianos. Martínez sostiene que "estos dos grupos se caracterizan por tener un sistema circadiano menos robusto, los primeros por falta de madurez del mismo y los segundos por un envejecimiento de este". Por ello, organismos como la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño (FESMES) se posicionan en contra del cambio de hora estival.

Los motivos que han conducido tradicionalmente a que adelantemos los relojes a finales de marzo no tienen sentido actualmente, explica Martínez, de manera que sería más óptimo "guiarnos por el horario que nos corresponde geográficamente". "Esto implicaría a su vez un cambio cultural importante para España, puesto que acostumbramos a tener horarios demasiado retrasados y quizás es preferible quedarnos con el de invierno, mucho mejor para nuestra salud", concluye.

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