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Desplazados iraquíes piratean una“app” militar americana para espiar las ciudades ocupadas por el EI

ATAC permite tener información en tiempo real de qué sucede en los territorios que controla el Daesh, en vísperas de la ofensiva sobre Mosul.

Un miliciano de Zowaa desplegado en Alqosh consulta su smarthpone. FERRAN BARBER

FERRAN BARBER

ERBIL (IRAK).- Desplazados yazidíes y asirios del Kurdistán iraquí han pirateado una herramienta informática de uso militar creada por los norteamericanos para tratar de averiguar cuál es el estado de las poblaciones de las que fueron expulsados por el Daesh.

A falta de información precisa sobre el estado de los inmuebles públicos o los posibles daños causados en sus propiedades y viviendas, cristianos, chabaquíes y yazidis han compartido los enlaces de descarga de una versión civil de ATAC para Android, cuyo uso se halla restringido al personal militar estadounidense y, excepcionalmente, a los empleados de las agencias que trabajan en colaboración con su Gobierno.

“No hay, como quien dice, nadie que posea un smartphone y no disponga de ella pese a su uso supuestamente restringido, lo que nos permite suponer a muchos que también el propio Estado Islámico se ha hecho con su correspondiente copia y se sirve de ellas con fines militares”, nos explica Ninos T., un joven asirio de Karakosh, desplazado tras la ocupación de la ciudad, hace ahora dos años.

La llamada Android Tactical Assault Kit o el Kit de Asalto Táctico para Android (ATAC, de acuerdo a su denominación inglesa) es una aplicación creada, entre otros por los laboratorios de investigación de la Fuerza Aérea y del Ejército de Tierra estadounidenses. Permite el uso del GPS en combinación con imágenes de satélite del planeta procedentes de la Agencia Aeroespacial americana, de una gran fidelidad y a tiempo real. Posee además, una serie de herramientas de voz, texto, chat, vídeo y fotografías que proporciona a los soldados información de “alta precisión” sobre su entorno. A diferencia de Google Maps, la información visual se actualiza al segundo.

“Ni sabemos quién insertó el enlace ni tenemos idea de si la versión que usamos se haya todavía más mermada que la que usan los funcionarios. Creemos que se actualiza cada quince días o cada semana”, explica Ninos T. Gracias a ello, han sabido, por ejemplo, que las fuerzas de la coalición han bombardeado esta semana algunos edificios de Karakosh (Bajdida, en asirio), donde supuestamente se alojaban y entrenaban a los combatientes del Daesh.

La aplicación que han pirateado los desplazados es la versión civil que el Gobierno de Washington autoriza a utilizar a algunos de sus funcionarios

Esta herramienta fue desarrollada en 2010 para poder ser utilizada en Android y Windows (Wintak). Recientemente, se ha lanzado un nuevo software perfeccionado para Iphone. La aplicación que han pirateado los desplazados es la versión civil que el Gobierno de Washington autoriza a utilizar a algunos de sus funcionarios que cumplen ciertos estrictos requisitos. Ésta carece de algunas de las funcionalidades que posee la militar, pero permite, en cualquier caso, saber qué está pasando al otro lado del telón islamista de acero.

Gracias a las imágenes obtenidas por ATAC y a la información que se filtra a cuenta gotas, hemos averiguado también que Daesh mantenía hasta la fecha un número reducido de hombres en la capital asiria de los Llanos de Nínive y que después de saquearla se limitó a hacer pedazos dos iglesias, así como el estadio deportivo Ammo Baba y algunos edificios públicos entre los que se encuentra el propio ayuntamiento.

El interés de los cristianos caldeo-asirios, los chabaquíes y los yazidíes por saber qué van a hallar en las ciudades y los pueblos de los que fueron despojados ha crecido en parejo a la expectación creada por la ofensiva final sobre Mosul que en estos momentos se está gestando. Todo el mundo da por hecho que la ciudad caerá en breve, pero a los desplazados les preocupa, sobre todo, qué sucederá después de la derrota de ISIS. Se estima que al menos un tercio de los cristianos no volverán jamás a sus hogares.

Hace ahora quince días, en vísperas del segundo aniversario de la pérdida de Karakosh y otras poblaciones próximas de mayoría caldeo-asiriay yazidí, el presidente del Partido Democrático del Kurdistán (KDP, según sus siglas inglesas), Masud Barzani, se comprometió a reconquistar todo el área que los islamistas radicales usurparon en los Llanos de Nínive, tan pronto como se desencadene la ofensiva sobre la capital iraquí del autoproclamado califato.

Esta misma semana, los peshmergas kurdos le han reconquistado al Daesh varias pequeñas aldeas, en su mayoría chabaquíes, situadas en las proximidades de Nínive, mientras reconstruyen infraestructuras necesarias para el ataque final, demolidas por los yihadistas en su retirada hacia el mayor de sus feudos iraquíes. Al menos un voluntario español alentado por motivos religiosos -Juan “Astray”, el legionario- dice haber tomado parte en ella. Astray -sobrenombre tomado del creador de la Legión- tuvo que tomar dos vuelos, antes de llegar a Irak, tras ser devuelto por Turquía a España desde el aeropuerto de Estambul.

Imagen de la alicación 'Android Terminal Assault Kit'.

Imagen de la alicación 'Android Terminal Assault Kit'.

La gran batalla final sobre Mosul se ha venido demorando hasta la fecha debido a las elevadas temperaturas del verano y a la ausencia de las infraestructuras necesarias para hacer frente al flujo de desplazados que desencadenará el conflicto, estimado en más de un millón de personas. Todas las organizaciones humanitarias internacionales trabajan estos días a marchas forzadas en la construcción de campos.

Las distintas facciones no han conseguido ponerse de acuerdo tampoco hasta el momento acerca de la composición y de las atribuciones de la fuerza militar que tomará parte en ella Barzani ha aclarado ya que sus peshmergas lucharán -lo que, de hecho, están haciendo ya-, pero no entrarán en Mosul. A la postre, lo que se trata de evitar son las “vendettas”, así como las ulteriores represalias y luchas intestinas entre las distintas unidades que combaten, a menudo enfrentadas encarnizadamente.

El último bastión de los caldeo-asirios iraquíes -los citados Llanos de Nínive- cayó en poder del Daesh el 6 de agosto de 2014. Dentro de este territorio de la superficie de Las Palmas se encuentra la mencionada Karakosh o Bajdida, una ciudad de 50.000 habitantes mayoritariamente habitada por cristianos y otras minorías como yazidíes y chabaquíes. Tanto árabes como kurdos se disputan actualmente su control debido a su riqueza petrolífera.

Karakosh se encuentra a tan sólo 50 kilómetros de Mosul y en las proximidades de las ruinas de la antigua ciudad bíblica de Nínive que da nombre a las planicies, un lugar emblemático para el movimiento nacionalista asirio, intelectualmente inspirado por la idea de que los cristianos iraquíes son los verdaderos herederos de las civilizaciones asiro-caldo-babilónicas del Creciente Fértil.

Tanto las localidades cristianas que quedaron del lado kurdo, como las que permanecieron bajo el control de ISIS han estado deshabitadas hasta la fecha

Una semana antes de tomar Karakosh, los asesinos del Daesh cortaron el suministro de agua aduciendo que los perros que habitaban la localidad no merecían ni beber. Tan sólo las fuerzas militares kurdas concentradas en la ciudad podían evitar que los asirios corrieran la misma suerte que muchos de los cristianos de Mosul, obligados a partir sin ninguno de sus bienes e inicialmente hacinados en las parroquias de ciudades como Erbil y en los campos de desplazados que se improvisaron en el norte del país.

Los soldados de Barzani a quienes Bagdad había encomendado la defensa abandonaron el lugar sin proteger siquiera la retirada de la población civil. Ni caldeo-asirios ni yazidíes pudieron hacer algo por los suyos, dado que habían sido desarmados en los meses precedentes por los mismos peshmergas, que según la población, los dejaron a la merced de los islamistas. La ciudad quedó completamente inerme y Daesh la tomó, literalmente, con unos pocos vehículos. Varias personas quedaron atrapadas y sufrieron malos tratos y torturas.

Desde entonces, y hasta hoy, Karakosh ha permanecido ocupada tan sólo por un número pequeño de yihadis de ISIS. Los kurdos han asegurado en su defensa que carecían de las armas necesarias para repeler una ofensiva y tuvieron que retroceder por razones militares tácticas. Se ignora, por otra parte, cuál es el número exacto de cristianos que viven todavía en Mosul, aunque se teme que muchos hayan muerto, dado que el grueso de quienes permanecieron en Mosul eran ancianos o impedidos.

Poco después de la caída de Karakosh y otras poblaciones aledañas de los Llanos, se reconquistó la también cristiana localidad de Teleskoff, no tanto por restituir sus hogares a la población caldeo-asiria como por la necesidad de crear un cinturón militar que permitiera defender la estratégica presa de Mósul. Tanto las localidades cristianas que quedaron del lado kurdo, como las que permanecieron bajo el control de ISIS han estado deshabitadas hasta la fecha, o tan sólo ocupadas por las guarniciones militares de peshmergas y las pequeñas células de terroristas islamistas que las defienden, en ambas vertientes del frente.

Desplazados de Karakosh, en un campo próximo a Erbil, durante el entierro de siete de los suyos. FERRAN BARBER

Desplazados de Karakosh, en un campo próximo a Erbil, durante el entierro de siete de los suyos. FERRAN BARBER

Privados de sus hogares y desposeídos de cuanto tenían, los desplazados han vivido hasta la fecha de la caridad de las iglesias y las organizaciones no gubernamentales que operan en la zona. A la precariedad y los problemas específicos que enfrentan debido a la persecución religiosa de la que han sido víctimas yazidíes, chabaquíes y cristianos, hay que añadir los que padece la totalidad del Kurdistán, y entre otros, un corralito y una crisis económica sin precedentes.

Por otro lado, los líderes políticos de las distintas minorías concentradas en los aledaños de Mosul coincidían la semana pasada en que el retorno no será posible si no se garantiza de algún modo la seguridad de la población desplazada en la era post-Daesh. Una de las fórmulas que se han propuesto es crear una provincia para las minorías dentro del territorio de Nínive.

Otros, como el patriarca siriaco-católico, Ignatius Joseph III, iba algunos pasos más allá y proponía hace algunos días, en el transcurso de una visita a Portugal, el establecimiento de un protectorado de Naciones Unidas que garantice durante un periodo no inferior a diez años, que tanto los cristianos como los chabaquíes y los yazidíes puedan vivir en igualdad de derechos junto a los árabes sunitas, en algún territorio, pendiente de delimitar, pero emplazado en el área de los Llanos. A su juicio, sólo de ese modo podría alentarse a regresar sin miedo a los desplazados de la guerra.

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