Lourdes del Hoyo, de 50 años y madre de un hijo de 20 años y una hija de 16, es la víctima mortal número 18 de la violencia machista de 2023 y la 1.202 desde 2003. Así lo ha confirmado este miércoles la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, que también ha detallado que la víctima tenía una hija menor de edad y un hijo mayor de edad.

Lourdes no está sola. Le preceden Elia, Eva María, Hayate, Belén, Natalia, Elisabeth, Paloma, Caterina, Beatriz, María del Carmen, Anne Marie, Violeta, María Encarnación, Alina, Rabea, María, Arantxa. Un total de 18 mujeres asesinadas en lo que va de año, un cifra que supera la de los dos últimos años y que deja 18 huérfanos menores de edad.

Entretanto, este miércoles la Policía Nacional investiga las circunstancias de la muerte de una mujer de 28 años cuyo cadáver ha sido localizado en una vivienda de la localidad malagueña de Torremolinos y los agentes buscan a su pareja como presunto autor del asesinato. 

El repunte es evidente. No en vano el 016 –teléfono de asistencia a las víctimas de malos tratos por violencia de género– recibió 9.134 llamadas pertinentes en marzo, un 6% más que en el mes anterior, según se desprende del último Boletín Estadístico Mensual sobre esta materia del Ministerio de Igualdad.

Si nos atenemos a los datos provisionales del Ministerio de Igualdad vemos que de los 18 agresores, solo tres tenían denuncias previas por maltrato. Un dato que Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas, vincula con un "momento determinante" en el que se "dispara el riesgo" de la violencia machista, a saber; cuando la mujer deja a su pareja.

"Es muy importante hacer una correcta valoración del riesgo, empezando por las propias víctimas, que no siempre son conscientes del peligro que corren porque piensan que lo que ven en la televisión no les ocurrirá a ellas, lo que hace que pongan fin a su relación sin medidas adicionales", explica Besteiro.

Otro aspecto a tener en cuenta es, según explica esta experta en género, la no siempre correcta valoración que se hace del riesgo desde los órganos judiciales pertinentes. Con miras a que no pasen desapercibidas posibles "eclosiones violentas", Besteiro pone el foco en la importancia de la formación en violencia de género de los diferentes operadores jurídicos que intervienen y en las Unidades de Valoración Forense Integral.

"Hemos de tener en cuenta que la violencia de género puede también ir de cero a cien, es decir, no siempre hay una secuencia que va del insulto inicial al asesinato ulterior, se puede pasar de la nada al todo en cuestión de segundos, por eso es tan importante disponer de una valoración de riesgo una vez se produce la separación", detalla.

Resulta clave, en ese sentido, que los juzgados tengan en cuenta las circunstancias que rodean a la víctima. Incluso que aquellos juzgados que no cuentan con unidades de valoración la pidan, ya que es algo que está a su disposición, pese a que –como apunta la propia Besteiro– se reclama en muy pocos casos.

Con todo, el margen de maniobra a la hora de proteger adecuadamente a la víctima es más bien bajo. "Debería existir una mayor sensibilización por parte de los diferentes actores jurídicos, y es que en muchas ocasiones la víctima, por su dependencia emocional o económica con el agresor, no es capaz de determinar el riesgo que corre, es entonces cuando la familia, las amistades y los profesionales deben determinar el riesgo que corre", zanja Besteiro.