Alrededor de 400 personas asistieron esta tarde a la presentación en A Coruña de Sumar, el proyecto político de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, en la sala de cámara de la segunda planta del Pazo da Ópera de la ciudad.

Sumar se define como una plataforma ciudadana que pretende "organizar la esperanza para que un nuevo país se abra paso" en la próxima década, y Díaz ha planteado la presentación de su iniciativa como un proceso de "escucha" de la sociedad civil.

La puesta en escena pretende subrayar esa característica, con caras desconocidas como acompañantes de sus actos, quienes explican a Díaz sus ideas, anhelos y problemas personales y colectivos.

Se trata de una diferencia con la política convencional, que acostumbra a dejar todo el protagonismo de sus actos a figuras bien reconocibles, aunque semeja algo impostada porque, en el fondo, se parece mucho a los mítines y actos de campaña que emplean o emplearon las propias marcas y partidos por los que ha transitado en los últimos años el espacio político al que pertenece la vicepresidenta.

"Esto no es un partido político", advirtió nada más empezar el acto la actriz María Vázquez, conductora del evento, quien definió Sumar como un proyecto ciudadano, ecologista y feminista que, además, precisa de la colaboración ciudadana para financiarse.

Vázquez presentó a cuatro ponentes que expusieron sucintamente a Díaz y al auditorio, en intervenciones breves de apenas cinco minutos, su situación personal y profesional, sus expectativas vitales y su opinión sobre la situación política y económica.

Xosé González, teleoperador, "uno de esos 5.000 coruñeses y coruñesas, 100.000 en el Estado, que están detrás del teléfono", habló de  precariedad, bajos salarios, explotación y discriminación de género.

Xulio Montero, percebeiro, defendió el sector del mar como parte de la identidad de Galicia.

Luz Castro, profesora de la Universidade de A Coruña y presidenta de la Asociación Galega de Videoxogos, relató la relevancia de la educación y de las nuevas tecnologías.

Plácido Lizancos, arquitecto, expuso varios casos de injusticias cuando le pidieron que desarrollara a su opinión sobre el derecho a la vivienda y a una vida digna.

En el interior del recinto se sentaron buena parte de los cargos y excargos públicos de Esquera Unida y Podemos en Galicia, además de representantes de los sindicatos y asociaciones de defensa de la sanidad, el medio ambiente, las pensiones, los servicios públicos...

No estuvieron los líderes actuales de Anova, el partido nacionalista con el que Díaz se alió en varias ocasiones, ni de las mareas municipalistas de A Coruña y Santiago, Marea Atlántica y Compostela Aberta, que prefirieron delegar la representación en otros militantes.

En el exterior del Palacio de la Ópera se quedaron alrededor de cien personas, que no pudieron entrar dado lo reducido del aforo del lugar escogido por la organización. La sala de cámara del Palacio de la Ópera es "la hermana pequeña", en palabras de los responsables de la instalación, del auditorio principal, en el que habrían cabido más de 1.700 personas pero en el que habrían quedado demasiados espacios vacíos.

Antes de entrar, Díaz se dirigió a quienes se quedaron fuera con palabras de agradecimiento. Luego, repitió el discurso con el que lleva presentando Sumar por el resto de España: que no sobra nadie en el proceso de crear una fórmula política que permita "ensanchar la democracia" y ponerla al servicio de la igualdad, de la justicia social y de los derechos ambientales.

"La política va de esperanza, va de cambiar la vida de las personas, y eso no se puede hacer sin vosotros. De eso va Sumar, de vosotros", concluyó.