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Yolanda Díaz prioriza la crisis climática en su primer acto de escucha: del "colapso" a la "esperanza"

La impulsora de Sumar ha tenido este viernes un acto con más de una veintena de jóvenes expertos e interesados en problemas ambientales.

La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra del Trabajo, Yolanda Díaz, se reúne con jóvenes activistas contra la crisis climática en el primer acto de escucha de Sumar celebrado este viernes en Madrid este viernes.
La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra del Trabajo, Yolanda Díaz, se reúne con jóvenes activistas contra la crisis climática en el primer acto de escucha de Sumar celebrado este viernes en Madrid este viernes. Luis Millán / EFE

"Me van a ver callada y escuchando". Así ha entrado este viernes Yolanda Díaz al primer acto de Sumar, centrado en el reto de la crisis climática y celebrado en el espacio Ecooo de Lavapiés, Madrid. La ministra no mentía. De su boca han salido pocas palabras y su actitud, frente una trentena de activistas, profesores y expertos en materias ambientales, ha sido la de un alumna en su primer día de escuela. Con el cuaderno sobre las piernas, la política ha anotado cada palabra y sugerencia de quienes llevan ya un tiempo estudiando las consecuencias sociales y económicas de la emergencia climática.

"El cambio climático lo cambia todo y por ello el primer proceso de escucha se centra en el principal problema del país y del planeta, la crisis ecológica", ha expuesto Díaz en la inauguración del acto. "Estamos en una crisis que tiene que ver con multiplicidad de factores; con la limitación de los recursos ecológicos y minerales; con la catástrofe que es la destrucción de la biodiversidad; con las pandemias que es probable que lamentablemente volvamos a vivir; o con episodios como el actual, con más de diez grados por encima de la media. No se trata de abordar el colapso ecológico, sino de plantearnos el debate como una oportunidad", ha agregado.

"No se trata de abordar el colapso ecológico, sino de plantearnos el debate como una oportunidad"

Tras sus palabras, el micrófono ha fluido un más de una veintena de bocas diversas. En forma de círculo, han hablado –y escuchado– voces jóvenes del activismo, pero también expertas que provenían del mundo de la investigación académica, del cooperativismo o el sector empresarial. Diego Ferraz, ambientólogo y conocido creador de contenido en las redes sociales, ha sido uno de los primeros en sugerir a la ministra de Trabajo algunas notas a tener en cuenta en su futuro. "Las soluciones abarcan más allá de la ciencia, escapan del ámbito científico", ha dicho, este joven gallego, en relación a la necesidad de abordar los poliédricos impactos sociales que tiene el calentamiento acelerado del planeta. "Hay que centrarse en el sector agroalimentario, nos olvidamos de la agricultura, de los precios que pagan los productores, de cómo se dejan tierras sin cultivar porque no es rentable. Después está el tema rural o el tema del transporte. El 90% de las mercancías se mueven por carretera y eso hay que abordarlo, hay que pasarlas al ferrocarril", ha valorado.

Natalia Collado, investigadora del ESADE Business & Law School, ha agregado otra sugerencia relativa a la necesidad de abordar las políticas contra la crisis climática desde la fiscalidad verde. "Se tiene que tener siempre en cuenta quién puede perder con la transición", ha advertido.

La necesidad de incluir una perspectiva social en el proceso de adaptación económica a la coyuntura climática se ha llevado buena parte de las palabras de los participantes. "Se van a perder trabajos", decía después David López, miembro de la Fundación Europea de Cambio Climático. "Hace falta actuar en una transición justa que permita reintegrar los puestos de trabajo, por ejemplo, en el sector del automóvil. Por mucha transformación de las plantas para fabricar coches eléctricos que haya, se van a perder muchos trabajos. También en el turismo y en otros sectores", apostillaba este joven experto, que le urgía a la hoy responsable de las políticas laborales españolas que, en su nuevo proyecto, se tomen medidas para relanzar nuevos empleos.

En casi dos horas, ha dado tiempo para dialogar de temas dispares. Algunos han añadido al debate los problemas que España debe afrontar fuera de sus fronteras. Desde la contaminación y deforestación que el país y el continente europeo origina en otras partes del mundo debido a la deslocalización de la producción, hasta la necesidad de articular redes de protección para los denominados refugiados climáticos, que por el derecho internacional no disponen de derecho a asilo. 

"La esperanza es revolucionaria y sin esperanza no hay cambio posible"

Por su parte, Miriam Jiménez Lastra, socióloga y politóloga experta en mediación de conflictos por la Universidad Carlos III de Madrid, ha interpelado a la impulsora de Sumar, para pedirle un cambio real en los procesos democráticos. "La sociedad ha perdido la confianza en las instituciones políticas. Necesitamos que la política institucional vuelva a cobrar el sentido que tenía antes. Para ello, los cambios institucionales tienen que venir desde la conciencia, y es por eso que se necesita un cambio en el modelo educativo".

En esa línea, muchos de los asistentes han aprovechado su turno de palabra para reclamar democracia directa y mecanismos de participación reales que involucren a la sociedad en la toma de decisiones, "desde la cajera y la reponedora, hasta el soldador o el fontanero". A ello, se han agregado otras tantas demandas sobre cuidados, una jornada laboral de 32 horas, autoconsumo energético, movilidad sostenible o leyes de consumo.

Díaz, que sólo ha interrumpido a una ponente para decir, entre el orgullo y la broma, que ella ya no come carne, ha cogido el micrófono tras más de hora y media de debate para dar las gracias y urgir a "actuar desde la convicción" . "Os pido que escribáis el Green New Deal, porque es vuestro", ha dicho, para pedir que quienes se vean con fuerzas se animen a "constituir" uno de los bloques que articularán el proyecto Sumar. "Habéis hablado de consumo, de mercados locales, de cambios en las instituciones, de transición ecológica. La esperanza es revolucionaria y sin esperanza no hay cambio posible. Sólo os pido una cosa, que no permitamos que esas palabras –esperanza, amor, alegría...– estén en manos de los negacionistas", ha zanjado.

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