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Xavier Domènech: "La batalla por la construcción del referéndum en Catalunya pasa por generar procesos de solidaridad a nivel de Estado"

El cabeza de lista de En Comú Podem en las elecciones generales del 20-D defiende la necesidad de poner en marcha procesos constituyentes, se muestra muy crítico con Ciudadanos y afirma que, digan lo que digan las encuestas, el bipartidismo está muerto.

El cabeza de lista de En Comú Podem, Xavier Domènech, en Barcelona.

BARCELONA.- Historiador especializado en cuestiones como la relación entre movimientos sociales y cambio político o la identidad obrera, Xavier Domènech (Sabadell, 1974) se estrenará como candidato electoral en las generales del 20 de diciembre. Lo hará como cabeza de lista de En Comú Podem, la lista de confluencia formada por Barcelona en Comú, ICV, EUiA y Podem.

Antiguo activista de Procés Constituent y miembro de la dirección de la formación liderada por Ada Colau, su salto a las urnas provocará que deje el cargo de comisionado de Estudios Estratégicos y Programas de Memoria Historia del Ayuntamiento de Barcelona.

En la conversación con Público defiende la necesidad de poner en marcha procesos constituyentes, se muestra muy crítico con Ciudadanos y afirma que, digan lo que digan las encuestas, el bipartidismo está muerto. Como buen historiador, mira al pasado y reivindica a un dirigente político del siglo XIX y a un líder anarcosindicalista de principios del siglo XX.

¿Qué le lleva a aceptar la propuesta de encabezar una candidatura electoral cuando en junio fue nombrado alto cargo del Ayuntamiento de Barcelona?

Estaba llevando temas de Memoria Histórica, que es una línea estratégica del Ayuntamiento, y estaba disfrutando mucho cuando desde sectores muy diversos me proponen que sea el candidato de consenso de una candidatura de confluencia. Me lo pensé bastante tiempo antes de aceptar, porque estaba haciendo un trabajo que me gustaba y considero esencial, pero la situación política me llevó a pensar que valía la pena sacar adelante esta candidatura.

¿En qué sentido?

Para recuperar la fuerza del cambio que se había expresado el 24 de mayo, tanto en Catalunya como en el resto del Estado. Además, estamos en una fase en la que a raíz de los resultados del 27 de septiembre hay una mayoría independentista en el Parlament, pero a la vez se proyecta un crecimiento de fuerzas en las estatales que son todo lo contrario y que se presentan como cambio cuando en realidad pueden producir un cierto bloqueo tanto en términos nacionales como sociales.

Entiendo que es un proyecto que quiere organizarse de forma ciudadanista, en el que confluyen los sujetos políticos que ya habían estado en Barcelona en Comú y tiene componentes de defensa y de ofensiva. Porque hacemos la reflexión de que si no encaramos este reto podemos encontrarnos con qué cerramos el ciclo electoral con un escenario en el que el municipalismo topa sólo con elementos de resistencia en el gobierno estatal y no de transformación.

También me parece fundamental que configuramos una candidatura plenamente catalana, evidentemente aliada con todas las fuerzas del cambio que se han expresado a nivel del Estado y con lo que representa Podemos. Pero siempre desde una expresión soberana catalana, con un grupo parlamentario, un programa y una línea de actuación propios.

Hasta última hora no se confirmó la presencia en la confluencia de EUiA. Su líder, Joan Josep Nuet, se había quejado de que no había existido un proceso de validación democrática y que se habían copiado vicios de la vieja política, en el sentido que las decisiones se han tomado en reuniones de pocas personas. ¿Qué opina?

“Apostamos por la idea de procesos constituyentes, es decir, la expresión de soberanías plenas que han de poder rediscutirlo y repensarlo todo”

En Barcelona en Comú el debate sobre la configuración de una candidatura estatal, que ya existía desde el verano, no se acelera hasta el final, casi en tiempo de descuento. Y esto genera dinámicas que no son virtuosas y también tensiones. En otro proceso lo tendríamos que poder hacer con más tiempo y con más validaciones.

Entiendo que las tensiones son inevitables, porque cada organización hace el doble proceso de intentar encajar su propia agenda en la negociación y a la vez validar el acuerdo de confluencia. Y si sólo hay diez días de margen para hacerlo se hace difícil.

Pero creo que el resultado final es muy bueno, hay más sujetos confluyentes que en otros sitios y ahora podemos encarar la campaña en mejores condiciones y buscar una gran movilización en la que no sobra nadie.

¿El candidato a la presidencia del gobierno de En Comú Podem es Xavier Domènech o realmente es Pablo Iglesias?

El candidato de la coalición soy yo, lo que pasa es que la candidatura se hace en alianza con fuerzas del cambio en el Estado, que se encarnan en Podemos. Y su candidato es Pablo Iglesias.

Por lo tanto, si Pablo Iglesias tiene opciones de ser presidente del Gobierno votarán a favor.

Sí. Trabajamos para que tenga posibilidades de convertirse en el próximo presidente de España. Y una de las cuestiones clave es como construimos el escenario en el que se pueda producir un referéndum en Catalunya. Y en ello hay un compromiso público y notorio de Pablo Iglesias, en la medida en que cuando sale de la reunión con Rajoy en la Moncloa se niega a formar parte de un frente antiindependentista y dice que la única solución para las aspiraciones nacionales de Catalunya pasa por la realización de un referéndum.

No parece que las encuestas dibujen ahora mismo un escenario que haga posible el referéndum.

A pesar de que en el proceso catalán se han pasado tantas pantallas tan rápido y parece que la reclamación del referéndum es una antigualla histórica digna de museo, todavía no ha habido nunca unas elecciones españolas en las que se haya planteado el debate sobre el derecho a decidir. Y tampoco ha habido nunca una fuerza estatal que haga de esto su eje.

“Todavía no ha habido nunca unas elecciones españolas en las que se haya planteado el debate sobre el derecho a decidir”

La batalla por la construcción del referéndum es necesaria librarla tanto en términos de poderlo realizar, como en términos de generar procesos de solidaridad a nivel de Estado. Uno de los principales errores en los que se puede caer actualmente es pensar que Catalunya y España son dos compartimentos estancos que no se relacionan. Y plantear esto como un debate que ayuda al cambio no sólo en Catalunya, sino también a las clases populares de los pueblos de España es generar una agenda común por el cambio. Y permite una solidaridad y sinergias a nivel estatal, pero a la vez las genera dentro de Catalunya porque planteas el tema a partir de la fraternidad. No sólo es el referéndum, sino una apuesta política mucho más amplia que además pasa por abajo y por abrir procesos de soberanía en todo el Estado.

Insisto, si se confirma la previsión de los sondeos con una victoria del PP sin mayoría absoluta, con PSOE de segunda fuerza, Ciudadanos como tercera y, a cierta distancia, Podemos como cuarta, ¿qué papel podrán jugar?

Seguiremos trabajando, pero no contemplamos la posibilidad de que se dé un escenario similar al actual. Desde que empezó el ciclo electoral con las europeas, han pasado cosas que no estaban previstas por nadie y no sé porque en este momento se explica que todo seguirá igual.

Encuentro bastante sospechoso esta insistencia en decir que no cambiará nada, que responde a la voluntad de intentar mantener un escenario que no se aguanta. El bipartidismo como tal está tocado de muerte. No existe. La encuesta del CIS dice que el 80% de la población del Estado ve mal o muy mal a Rajoy, y el 70% ve mal o muy mal a Pedro Sánchez. Si esto es sobrevivir... Nosotros haremos una campaña ganadora.

En otras entrevistas ha dicho que Barcelona en Comú renunció a participar a las elecciones catalanas porque justo estaba aterrizando en el Ayuntamiento. ¿También pesó el hecho que se convirtieran en unos comicios plebiscitarios que dificultaban su discurso?

Es cierto que el 27-S tuvo una lectura plebiscitaria, tanto para los partidarios de la independencia como para los que la rechazan, pero cuando Barcelona en Comú afrontó la discusión sobre si implicarse o no todavía no había tanto esta lectura. Y estábamos en un momento en el que teníamos que implementar los primeros principios de un nuevo proyecto político. Con la concentración en el Ayuntamiento era difícil introducir en condiciones el debate sobre las catalanas, porque lo central entonces era concentrar todas las energías en el proyecto municipal.

Barcelona en Comú insiste en la necesidad de poner en marcha procesos constituyentes, pero ¿cómo se concreta?

Como dice Gerardo [Pisarello, primer teniente de alcalde de Barcelona] ahora estamos en la fase destituyente y luego pasaremos a la fase constituyente. Entendemos que hay una crisis de legitimidad del régimen que viene de todas las expresiones sociales del período 2008-2011, que tiene al 15-M como la más clara. Y en este período, previo al actual ciclo electoral, se inician las bases para poder repensarlo todo.

“Uno de los principales errores en los que se puede caer actualmente es pensar que Catalunya y España son dos compartimentos estancos que no se relacionan”

Nosotros apostamos por la idea de procesos constituyentes, es decir, la expresión de soberanías plenas que han de poder rediscutirlo todo y repensarlo todo. Y tenemos que ver cómo se concreta en términos políticos. A nivel programático lo definiremos en unas jornadas de los días 14 y 15 y después habrá un debate ciudadano en abierto para llegar a la concreción.

A nivel catalán todas las hojas de ruta plantean como elementos la necesidad de negociar en algún momento con el Estado y alguna fórmula de referéndum, pero no parece que se planteen como ayudar a transformar ese Estado para que haya un desbloqueo, como hacemos nosotros. Hablamos de procesos constituyentes a la vez tanto en Catalunya como en el Estado, pero en ningún caso de subordinación del uno al otro.

En cualquier caso, hablamos de la necesidad de cambios y de la necesidad de poder revertir la situación que estamos viviendo desde el inicio de la crisis, con medidas que son un ataque a las soberanías. Y esto es un problema común en todo el Estado y se debe poder repensarlo todo y redefinir las bases del pacto social roto.

Como movimiento político, parece obvio que Procés Constituent ha quedado relegado y apartado de la primera línea. Como antiguo integrante, ¿cree que deja como poso la apuesta por la confluencia de la izquierda y el debate de arrancar procesos constituyentes?

Es verdad que una de sus apuestas principales era ir hacia una candidatura para las elecciones catalanas y que al final consideraron que no se dieron las condiciones para incorporarse a la confluencia, pero sigue adelante como espacio de trabajo y de plantear debates, como sobre el TTIP.

Procés Constituent creo que ha dejado marca, porque abrió claramente el debate sobre la necesidad de ir hacia las confluencias, la cuestión que el eje social no se podía subordinar al nacional, sino que debían ir juntos, así como la idea misma de empezar un proceso constituyente.

El 27-S Ciudadanos consiguió movilizar una parte significativa de la población del área metropolitana de Barcelona, a la que también se dirigía Catalunya Sí Que es Pot. ¿Alguna estrategia para que En Comú Podem consiga el voto de este electorado?

Se trata de construir una alternativa de cambio real que empodere, ilusione y movilice a la población. Porque al final la gente puede sentirse mejor y más cómoda en un proyecto político a partir de la esperanza, entendiendo que es una herramienta en defensa de sus derechos y no tanto porque va en contra de otros.

“No contemplamos la posibilidad de que tras el 20-D se dé un escenario similar al actual”

Sobre Ciudadanos hay varios elementos que han favorecido su crecimiento. Es una apuesta muy clara y bien diseñada que responde a lo que dijo Josep Oliu [presidente del Banc Sabadell] de [la necesidad de] 'un Podemos de derechas'. A pesar de que tiene una larga trayectoria en Catalunya, se presenta como un nuevo partido. Está claramente impulsado y apoyado por los grandes intereses económicos del país y es la oferta de recambio de las élites políticas. Con sus propuestas, como la del contrato único, no se solucionada nada, sino que intensifica el problema neoliberal que nos ha llevado hasta donde estamos.

Por otro lado, el contexto de las plebiscitarias del 27-S le favoreció mucho. Se erigió en el partido del no y en la competición electoral los actores se fijaron poco en Ciudadanos y más en otros, como Catalunya Sí Que es Pot. Allí donde Ciudadanos ha tenido poder ha planteado factores de distorsión y en todo este ciclo político no ha protagonizado luchas en la calle para defender los derechos. Ciudadanos tiene conexiones muy profundas con el Ibex-35, un programa económico más neoliberal que el PP y es un partido que ha intentado expresar un cambio social que no representa.

En los últimos meses el volumen de movilizaciones en la calle ha bajado notablemente. A pesar de que organizaciones como Barcelona en Comú o la CUP hablan constantemente de la importancia de tener una 'calle fuerte', ¿la apuesta institucional está desmovilizando a los movimientos sociales?

Ahora por ejemplo se dice que si con las generales no vamos a descapitalizar al ayuntamiento. Es un debate importante y tiendo a pensar que el reto institucional puede aunar con fuerza con la lucha social. Estamos en una fase muy larga que expresa diferentes momentos. Ha habido un momento de muchas luchas sociales, como contra los recortes, con una intensidad brutal de activismo y de planteamientos políticos. Y ahora parece que estamos en un momento en el que esto pierde relevancia y toma más peso la cuestión institucional.

“En todo este ciclo político, Ciudadanos no ha protagonizado luchas para defender los derechos. Es un partido que ha intentado expresar un cambio social que no representa”

Pero esto también tiene que ver con el hecho que el activismo social expresa en cierto modo un bloqueo y no es que el reto institucional sea una escapada sino que es fruto de la reflexión que hay que afrontarlo porque los espacios existen y los ocupas o dejas que otros lo hagan. Estamos en un momento muy de ciclo electoral y de lucha institucional, pero volverá a haber fases intensas de calle.

En cierto modo, según su interpretación de Salvador Seguí, ¿se trata de utilizar las instituciones de la burguesía como una trinchera más de lucha?

Salvador Seguí fue uno de los principales dirigentes del anarcosindicalismo catalán y de forma colectiva construyó un movimiento social brutal, que va del final de la I Guerra Mundial hasta la dictadura de Primo de Rivera. Era un movimiento obrero que tuvo victorias importantísimas, como las [jornadas de] ocho horas o incrementos salariales, pero hay un momento en el que encuentra límites. Y esto está presente en sus reflexiones.

Para ir más allá del movimiento obrero se plantea alianzas interclasistas e incorporar a las clases medias y a sus problemas, porque sino lo harán otros. En resumen, como ahora no se trata de concentrarlo todo en las instituciones, pero es un escenario que existe y se debe trabajar en él.

Como historiador ha reivindicado la figura del político Pi i Margall [que llegó a presidir la I República española] y en lo vincula con la situación actual. ¿Por qué?

Hay un tema que es como se implementan las políticas de gestión de la crisis, que son claramente antipopulares y se implementan de arriba a abajo y del centro a la periferia. La Troika indica al Gobierno español lo que tiene que hacer y éste lo hace, y luego lo deriva hacia los Gobiernos autonómicos. Hay un proceso de recentralitzación y de pérdida de derechos que provoca una crisis y respuestas en todas partes y con diferentes formas. En el caso catalán, por ejemplo, consolida el reto nacional.

Las formas resistencia y de reacción tienen que ser de abajo hacia arriba y de la periferia al centro. Esto significa la reivindicación de las soberanías propias y las soberanías municipales, nacionales y territoriales. Y tiene que ver con Pi i Margall en el sentido que es calcado al proyecto político del republicanismo federal que planteaba él en 1840 y en el que la solución pasaba por el proceso constituyente, que no se podía separar de las luchas por la libertad, la igualdad y la fraternidad. Y también porque estamos en un fase de reconstrucción histórica de lo que son las izquierdas.

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