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El Teorema de Thomas y la política española

Manu Levin en La Base
Manu Levin en La Base.

En 1928, hace ya casi 100 años, el sociólogo estadounidense William Isaac Thomas publicó un libro titulado Los niños en América: problemas conductuales y programas, en el que enunció el llamado "Teorema de Thomas", que hoy se considera uno de los principios fundamentales de la sociología. El teorema de Thomas establece que "las situaciones que son percibidas como reales, son reales en sus consecuencias".

Esto es algo que suena muy evidente. Para la sociología desde luego lleva siéndolo al menos 100 años, y no hablemos ya de la filosofía, que lleva reflexionando sobre esto desde hace siglos. Sin embargo, aunque parezca evidente, no siempre lo es cuando se habla de política.

No es lo mismo la realidad que la definición de la realidad, que está siempre en disputa, y que los fenómenos políticos se derivan más bien de lo segundo, de los relatos que se imponen sobre la realidad. Aquí van algunos titulares, y os pido que los leáis teniendo en la cabeza al bueno de Thomas.

El HuffPost: La paradoja del "todo está fatal" pero "yo voy bien" (económicamente). "El último barómetro del CIS muestra que la percepción de la economía nacional difiere enormemente de la percepción de la situación de uno mismo".

El Confidencial: "A mí me va bien, España va muy mal: así percibimos la situación económica, según el CIS. En la sociedad española, hay un divorcio espectacular entre la percepción de la situación económica del país y la de la situación económica personal".

Yahoo Noticias: El 66,1% ve su situación económica buena o muy buena, pero el 68,3% ve mal o muy mal la de España.

Cadena SER: "La economía española 'mal', pero la personal 'bien': la pregunta del CIS que muestra dos realidades distintas. Casi un 70% cree que la situación en el país no es positiva, frente a un 60% que tilda de "buena" la economía personal".

Y una más: La Vanguardia: "Los votantes del PP son los que más diferente perciben su situación económica personal y la general. Un 86,6% de los españoles que recuerda haber votado al PP en las generales considera que España vive una mala o muy mala situación económica, pero esta valoración desciende al 24,5% cuando califica su propia coyuntura económica, con una diferencia de 62,1 puntos. Y la peor valoración la dan los votantes de Vox. Un 95,4% opina que la situación económica del país es mala o muy mala".

Un ejemplo muy claro de cómo hay una permanente disputa por la definición mediática de una misma realidad. Son unos titulares que tuiteó hace unos días un periodista, David Aragonés: "La importancia del titular".

El Mundo: "El empleo aumenta en 12.640 personas en España en el peor mes de diciembre desde 2012".

El Confidencial: "Diciembre rompió la racha del empleo con el peor final de año desde la crisis financiera".

El País: El mercado de trabajo acelera su mejoría en diciembre y cierra el año con casi medio millón de empleos más pese a la incertidumbre.

Cadena SER: "El paro baja en diciembre en 43.727 personas y registra la cifra más baja en 15 años".

Eldiario.es: "2022 cerró rozando máximos de empleo con 471.000 trabajadores más y 268.000 parados menos"

Alucinante, ¿no? Cómo se pueden enmarcar de forma totalmente opuesta los mismos datos, la misma realidad.

Por eso, como decía el titular de La Vanguardia, son los votantes de PP y VOX, que consumen todos los días el discurso de la derecha mediática, los que en mayor medida piensan que la situación económica del país es mala aunque la suya propia sea buena.

Por un lado, España lo cierto es que a día de hoy tiene la inflación más baja de Europa, un tope al gas y otras medidas de intervención pública que están funcionando bien, el menor paro en 15 años, las políticas laborales y las nuevas leyes feministas son tomadas como referencia internacional, la prensa extranjera las alaba, el presidente es aplaudido en Davos. Todo eso es una realidad.

Sin embargo, todas las encuestas salvo el CIS dicen que la derecha ganaría las elecciones, y la mayoría de la población (también la que vota a la izquierda) expresa esa diferencia abismal entre la realidad y la percepción de la realidad. Lo raro sería que eso no estuviera sucediendo, cuando uno escucha cómo se cuentan las cosas en las grandes televisiones. Vamos a poner un ejemplo más (lo tuiteó hace unos días Julián Macías), que es cómo dieron en el programa de Ana Rosa los datos del paro en España.

Lo primero que cabe comentar es la composición de la mesa de esa tertulia, porque ahí está el primer truco del almendruco: poner como las voces de izquierdas de la mesa a gente de derechas: la cuota de izquierdas en esta ocasión eran Antonio Caño, el ex director de El País que se jactaba de haber impedido en 2016 un pacto PSOE-Podemos, y José Carlos Díez, el economista de cabecera del PSOE.

"Un dato tremendo, se multiplica, cifras alarmantes, espeluznante, generaciones perdidas". Recordemos: estaban hablando de los datos paro más bajos desde 2007. Y con una pandemia y una guerra de por medio.

También puede ser que lo digan por eso, claro, y que se estén reservando los enfoques positivos para cuando repartamos el trabajo y alcancemos el pleno empleo. 

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