Hace tiempo que la reorganización de la izquierda se parece más a un lento y continuo proceso de cambios que a un acto explosivo y transformador con un principio y un fin claramente definidos. En este sentido, esta semana podría producirse una excepción, que podría o no confirmar la regla, en el grupo parlamentario plurinacional de Sumar en el Congreso de los Diputados.

Tras el fracaso de la coalición en las pasadas elecciones europeas, la mayoría de las formaciones políticas pidieron cambios a la hora de relacionarse en el seno del espacio; en concreto, pidieron (sobre todo Izquierda Unida) establecer relaciones más horizontales y procesos más democráticos a la hora de tomar decisiones, después de meses en los que Yolanda Díaz y su núcleo duro han llevado el mayor peso a la hora de dirigir la coalición.

Desde un principio se apuntó a que estos cambios iban a cocinarse a fuego lento; no sólo porque este tipo de transformaciones suele seguir este ritmo y las organizaciones aseguran sentirse más cómodas en el debate reflexivo y sosegado que en las decisiones de emergencia, sino también porque por vez primera en años las formaciones de la izquierda afrontan su reorganización sin una cita electoral a la vista en el corto plazo.

Pero hace unas semanas se produjo un hito que ha terminado por acelerar este proceso: el denominado caso Errejón. El golpe que supuso para la izquierda alternativa la marcha forzada del portavoz de Sumar en el Congreso, tras recibir numerosas acusaciones por violencia machista, ha reactivado en algunos actores la necesidad de acometer cambios urgentes.

Como Errejón era la principal figura en el Congreso, es en este ámbito, el grupo de Sumar en la Cámara Baja, por el que se empezará a acometer una reorganización que algunos partidos esperan terminar extendiendo a todos los ámbitos del espacio político.

Presidencias de comisiones y portavocías adjuntas

Fuentes del grupo aseguran que, tras designar a la exdirectora general de Trabajo durante la pasada legislatura, Verónica Martínez Barbero, como la nueva portavoz del grupo (con el consenso de todas las formaciones), esta semana se deberían producir los primeros cambios en el seno del mismo.

Cuando estalló el caso Errejón y el grupo se vio en la necesidad de sustituir al exportavoz, el coordinador federal de IU, Antonio Maíllo, pidió aprovechar esta ventana para comenzar a modificar algunas de las decisiones que se habían tomado en base al modelo anterior a las europeas, en el que Díaz y su núcleo duro tenían un gran peso y control.

En el grupo apuntan a cambios en algunas de las presidencias de las comisiones y, posiblemente, también en las portavocías adjuntas que acompañarán a la voz principal de Sumar en el Congreso, Martínez Barbero. Estos cambios podrían consolidarse y ser anunciados este martes.

Pero la reorganización del grupo no sólo afectaría a los cargos. Izquierda Unida también ha pedido abrir un debate sobre la necesidad de modificar el nombre para dar carpetazo a Sumar en la Cámara Baja. La premisa parte de que, desde hace tiempo, tanto los de Maíllo como otras organizaciones lamentan la confusión que crea que el grupo (que aúna a muchos partidos) se llame prácticamente igual que la organización que lidera Yolanda Díaz (Movimiento Sumar). 

Sobre todo si se atiende, explican fuentes del Congreso, a que algunos dirigentes del partido de la vicepresidenta se refieren a su formación como "Sumar" y no como "Movimiento Sumar" cuando hacen referencia a ella.

Pero más allá de tratar de atajar esta confusión, en la petición de IU subyace un debate sobre la validez de las siglas y del nombre de la coalición tras un ciclo electoral este año en el que la marca ha sufrido un desgaste continuo, desde las gallegas hasta las europeas.

No todos los partidos están de acuerdo con que se cambie el nombre del grupo; por ejemplo, la portavoz de los Comuns en el Congreso, Aina Vidal, y portavoz adjunta de Sumar en la Cámara Baja, manifestó que su formación no era partidario de esta modificación.

En todo caso, apuntan fuentes de la coalición, "es innegable que el nombre del grupo se cuestiona porque hay quien piensa que la marca ha sufrido un desgaste irreversible". Estas mismas fuentes advierten, no obstante, de los riesgos de "caer en lecturas cortoplacistas cuando se defiende la construcción a fuego lento de los proyectos". La reorganización del espacio político de Sumar comienza por el Congreso.