SEVILLA.- “Aquí en Andalucía también había tercer mundo, y nos fijamos en la Sierra Sur, plagada de jornaleros sin tierra”. Así mostraba el conocido cura de los pobres, Diamantino García, la valiosa labor que comenzó a labrar en su rol de cura obrero con la creación del SOC (Sindicato de Obreros del Campo), la primera organización sindical legalizada en Andalucía tras la dictadura franquista e integrada hoy en el SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores).
En sus filas se encontraba el joven militante Diego Cañamero, aún inexperto, con apenas 19 años y Juan Manuel Sánchez Gordillo. “Éramos un grupo de jóvenes preocupados por la situación económica, el paro, que era casi del 50% y los salarios bajísimos que obligaba a los temporeros a marchar a Francia para poder dar de comer a sus familias”, recuerda Cañamero. Aquella lucha que comenzó a librar Diamantino García con el SOC, a favor de la justicia social, cumple hoy cuarenta años de historia.
Diego Cañamero recuerda a Público el claro objetivo de aquel sindicato que nacía en agosto de 1976 para crear verdadera conciencia de clase al jornalero andaluz. “Queríamos ser jornaleros, no acomplejarnos y luchar por nuestros derechos contra el señorito”. Las llamadas comisiones de jornaleros permitieron allanar el camino, a partir de 1975, a los miles y miles de temporeros que se dejaban la piel en los cultivos “de secano con la dureza que tenían aquellas recogidas” señala Cañamero. El calado fue cada vez más fuerte en cada uno de los pueblos. “Un día conocimos a Diamantino García y empezamos a hacer asambleas en plazas, iglesias y en pleno tajo con los campesinos para que nos contarán la problemática”.
El primer gran encuentro del SOC llegaría el 1 de agosto de 1976 en Antequera (Málaga). “Allí empezó a darse vida el sindicato hasta el primer congreso en Morón de la Frontera donde empezamos a luchar desde las calles y los encierros en ayuntamientos y espacios públicos”.
Cañamero sería elegido miembro de la Comisión Permanente del SOC. Diamantino García sería su principal portavoz cercano a aquella clase que comenzaban a unirse. Los jornaleros de la Sierra Sur de Sevilla iniciaron así las históricas ocupaciones de fincas, como las que hoy nos sorprenden en los medios. En menos de cinco años, el SOC logró alcanzar los 30.000 afiliados
Una fuerte represión policial
El camino de lucha tuvo muchas trabas con la justicia. "Los militantes del SOC sufrimos una fuerte represión política. En las detenciones había palizas, y nos llevaban a las cárceles con graves amenazas”. Durante estos años, Cañamero era llamado casi a diario por la Guardia Civil en su pueblo natal, el Coronil, sufriendo todo tipo de abusos policiales.
“La juventud no nos permitía tener miedo pero hay que recordar que las palizas las recibíamos no solo con Franco, sino con el ya creado gobierno de Suárez", dice Cañamero
“La juventud no nos permitía tener miedo pero hay que recordar que las palizas las recibíamos no solo con Franco, sino con el ya creado gobierno de Suárez” donde aún gobernaban caciques de la etapa franquista. La única motivación de aquellos jóvenes era conseguir un justo desempleo para los temporeros del campo. La grave situación de paro afectaba a casi 500.000 jornaleros en toda Andalucía. La actividad agraria era de casi un treinta por ciento en la comunidad. “Cuando acababan las temporadas y no había nada de cosechas, la gente del campo se encontraba en una desesperación absoluta. Sin nada que comer”.
El investigador y actual portavoz del SAT en Granada, Néstor Salvador Galindo, recuerda la pionera labor del SOC para la mejora de las condiciones de trabajo en el campo andaluz. En la compleja etapa de la Transición introdujo novedades como “el principio de la no violencia”. Diamantino era conocido por los jornaleros como el Gandhi andaluz con frases tan reconocidas en sus mítines como la de "hay causas difíciles, pero son tan justas que algún día se alcanzarán". Galindo destaca que se gesta también “un nacionalismo andaluz de izquierdas, que le hace conectar con la emigración y el desarrollo de prácticas ecologistas, de modo que el nacimiento del ecologismo en Andalucía no puede entenderse sin la participación del movimiento jornalero”.
Insuficientes medidas de desempleo
Las medidas de desempleo para los jornaleros en Andalucía comenzaron desarrollarse al final de la dictadura con una medida insuficiente, la del empleo comunitario, una especie de fondo monetario que permitía una asignación económica al gobernador para el reparto de esta partida a los jornaleros en las épocas donde no había trabajo en las cosechas. La medida no contentó a los terratenientes ni temporeros que veían aquella retribución como una limosna.
José Antonio Mesa, miembro de aquellos días del SOC y compañero de Cañamero, recuerda que el “sindicato permitió de la mano de Diamantino, con su claro análisis de la realidad de aquel tiempo, la cobertura social que necesitaban los jornaleros para tener dignidad laboral”. Mesa no puede olvidar la histórica movilización de Marinaleda a principios de los 80 que aseguró cuatro jornadas de trabajo a la semana para los temporeros, lo que supuso un cambio de vida radical en sus condiciones de vida. “Fue una verdadera convulsión que permitió también la creación de cooperativas de trabajadores para labrar tierras públicas que estaban baldías y que podían dar trabajo a muchas familias”.
Cañamero destaca que estos logros no hubieran sido posible sin la lucha de Diamantino que “fue la figura más importante que ha pasado por el sindicato. Era una persona humilde y que no buscó protagonismo dentro del movimiento jornalero para cambiar las cosas desde dentro”.
Un movimiento vivo dentro del SAT
El SOC no ha dejado a lo largo de las últimas décadas de reivindicar su lucha por la situación del campo en Andalucía. Hoy lo hace como una rama de acción dentro del SAT. Cañamero destaca que “la integración se produjo en el año 2007 cuando vino la crisis y provocó un aumento aún mayor de la precarización en la zona con el 90% de los contratos temporales y un gran porcentaje de contratos a tiempo parcial con menos de una semana de duración”.
De “tajo en tajo”. Así resume Diego la situación que vive hoy el campo andaluz y que lucha por mejorar desde las filas del SAT, “siguiendo con la ocupación de fincas y la reivindicación del requisito de peonadas”, siendo esta lucha una de las acciones más prioritarias dentro del sindicato.
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