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Reunión de la mesa de diálogo sobre Catalunya Sánchez afronta su apuesta política más arriesgada con la única línea roja del referéndum de autodeterminación 

El presidente busca una negociación larga, con la meta de pactar un mayor autogobierno y mejor financiación para Catalunya, que se plasme en un nuevo Estatut y se apruebe en referéndum. Los 43 puntos que le planteó a Quim Torra son la hoja de ruta para empezar una negociación que, según el presidente, "no se va a resolver ni en dos, tres o cuatro años"

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el president de la Generalitat de Catalunya, Pere Aragonès, durante una reunión en el Palacio de la Moncloa, a 29 de junio de 2021
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el president de la Generalitat de Catalunya, Pere Aragonès, durante una reunión en el Palacio de la Moncloa, a 29 de junio de 2021. Ricardo Rubio / Europa Press

En todas sus investiduras, las dos fallidas, más su designación como presidente tras la moción de censura y la que le convirtió en presidente tras las últimas elecciones generales, Pedro Sanchez defendió desde la tribuna del Congreso que buscaría una salida dialogada al llamado conflicto con Catalunya. Y este miércoles empieza su apuesta política más arriesgada.

Es cierto que ya dio el primer paso nada más llegar al Gobierno en febrero de 2020 con la primera mesa de diálogo, pero fue un encuentro muy preliminar, y la pandemia paralizó cualquier avance. Además, el escenario ha cambiado sustancialmente.

Este miércoles empieza la hora de la verdad. La hoja de ruta del Gobierno se basa principalmente en la propuesta política que Sánchez presentó a Quim Torrra con 43 puntos, más la mesa de diálogo. Y es con lo que se presentará mañana en Barcelona.

En esta propuesta se contempla estudiar "los planteamientos tributarios de la Generalitat", reducir la conflictividad institucional, negociar la gestión autonómica del 0,7% del IRPF, nuevas competencias, nuevas inversiones en el corredor del Mediterráneo y restituir por vía legal todos los puntos que el Tribunal Constitucional echó abajo del Estatut aprobado por las Cortes y por el pueblo catalán en referéndum. Además de otros múltiples temas complejos que no serán fáciles de revolver.

Sánchez está dispuesto a arriesgar en todos estos frentes y otros, sabiendo que le puede costar enfrentamientos con comunidades autónomas gobernadas por los socialistas y un desgaste político importante. Sólo pone una línea roja: no apoyará en ningún caso un referéndum por la autodeterminación de Catalunya.

Comunidades socialistas advierten que no consentirán una mejor financiación para Catalunya

En este sentido, barones del PSOE han advertido que no consentirán una mejor financiación para Catalunya en detrimento del resto de las comunidades autónomas, y que este asunto hay que decidir entre todos y no bilateralmente. Y estarán vigilantes.

Aunque el Gobierno sabe que el camino es difícil, hay cierto optimismo en Moncloa de poder encauzar la situación y abrir una nueva etapa en las relaciones con Catalunya.

Sánchez, de momento, ha conseguido con su presencia en la mesa de diálogo provocar todo un cisma en el independentismo. El Gobierno se alineó este martes con el president de la Generalitat, Pere Aragonés, en cuanto a la composición de las delegaciones de ambos gobiernos. En el Ejecutivo se sienten más cómodo negociando con ERC, pero también sabe que los republicanos no se lo van a poner fácil.

Por ello, Sánchez ya advirtió en el Senado que nadie espere un camino fácil. "El diálogo va a ser largo", dijo; por lo que pidió que nadie se ponga plazos. "No vamos a resolver esto en dos, tres o cuatro años", dijo.

El presidente abogó por esa agenda del reencuentro de los 43 puntos mencionados, y advirtió en el Senado: "Si sólo se puede hablar de autodeterminación y amnistía eso no es un diálogo, eso es una imposición".

Sánchez hasta apeló a la "fraternidad" para iniciar este camino, donde el propio presidente sabe que se juega desde su futuro más inmediato, como es el apoyo de ERC a los Presupuestos que le den garantía de acabar la legislatura a finales de 2023 como quiere; y su futuro más a medio plazo, porque un fracaso en esta mesa de diálogo le pasará un cara factura electoral.

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