MADRID
El romance bipartidista gana intensidad mientras PP y PSOE caen en las encuestas, con Ciudadanos amenazando con engullir su parte de la tarta electoral, especialmente la de la formación de Mariano Rajoy.
Tal vez por ello, Partido Popular y Partido Socialista han escenificado esta semana su sintonía en lo que respecta a una eventual nueva aplicación del artículo 155 de la Constitución en Catalunya: así, y mientras Ciudadanos reclamaba que vuelva a aplicarse (y que se endurezca aún más), conservadores y socialistas adoptaban una pose algo más prudente, con la vista puesta en las elecciones autonómicas y municipales de 2019, que condicionan por completo todos los aspectos del ecosistema político.
En este escenario, fuentes conservadoras aseguran a Público que la "lealtad" del Partido Socialista en esta cuestión ha quedado fuera de toda duda, mientras que la de Rivera, que ha aprovechado el 155 para hacerles oposición, ha brillado por su ausencia hasta la fecha. "Hoy parece que ha cambiado", afirman, ante el enésimo bandazo de Cs.
También reconocen que, hoy por hoy, la relación con el PSOE es mucho mejor que la que mantienen con el partido naranja. De hecho, sacan pecho por la "fuerte presión" ejercida sobre Cs, y aseguran que esto es precisamente lo que ha llevado a Rivera a volver a intentar vender cierto entendimiento con conservadores y socialistas.
De hecho, el guión del PP coincide en varios puntos con el del PSOE: Sánchez ha llegado a afirmar esta semana que Rivera se ha "aznarizado", usando Catalunya como arma de "confrontación territorial para arañar votos", y le ha reprochado que no haya hecho nada por desatascar la situación en los últimos meses, a pesar de su posición como fuerza más votada en el Parlament.
PP y PSOE liman fisuras, reservan para el ámbito privado sus diferencias sobre el 155 (como exigía Sánchez a Rivera), y fuerzan al partido naranja a retratarse, quedándose fuera del pacto de las autodenominadas "fuerzas constitucionalistas", o pasando a remar en la misma dirección. Ciudadanos ha logrado capitalizar la aplicación del 155, y desmarcarse en esta cuestión podría perjudicarle electoralmente, mientras el bipartidismo ganaría algo de aire.
Gestos de complicidad con Sánchez
En esta puesta en escena, el rol que reservan PP y PSOE para Ciudadanos es más que modesto, y así lo ha demostrado el propio Rajoy; convocó al líder socialista en el Palacio de la Moncloa este martes, dos días antes que a Rivera. En el caso de Pedro Sánchez sí acudió a recibirlo a la escalinata, mientras que al líder de Ciudadanos decidió esperarlo en el interior, sin regalarle la foto que sí concedió a Sánchez.
Sánchez quiere hace abanderar de la defensa de la Constitución y señalar a Cs como partido centralista, de derechas y que usa el conflicto para sacar votos fuera de Catalunya
La relación entre el Partido Popular y la formación naranja comenzó a tensarse la semana pasada, cuando Rivera dio por roto el acuerdo de aplicación del 155 en el pleno, ante la estupefacción del presidente del Gobierno -e inmediatamente después de que saliera el CIS que situaba a Cs como segunda fuerza de celebrarse elecciones. Entonces, Rajoy ya alabó la "lealtad" del PSOE, y esta semana el coordinador general de los conservadores, Fernando Martínez-Maillo, volvía a hacer lo propio. “Reconocemos y agradecemos al PSOE su sentido de Estado y eso mismo se ofrecerá a Rivera el jueves”, afirmó el número tres del PP.
Como hace Cs cuando toca, el PP aprieta a su socio de investidura, pero no ahoga. Hoy sigue criticando a Ciudadanos, pero suaviza el tono. El portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Rafael Hernando, aprovechaba este jueves su comparecencia en rueda de prensa tras la Junta de Portavoces para ahondar en esta estrategia: "Me alegro de que el señor Rivera haya variado su posición y vuelva al bloque constitucional", afirmaba, exigiendo que renuncie a "ocurrencias".
A la vez, Hernando se mostraba satisfecho de que ambas fuerzas vuelvan a apoyar al Gobierno en su hoja de ruta, y sacaba pecho porque el acuerdo de PP, PSOE y Cs haya servido para "destruir un Gobierno golpista". Sin embargo, sólo un día antes, Hernando exigía a Cs que se preocupase por "España" y no por "las encuestas", y por tanto que no rompiera "la unidad" de los partidos "constitucionalistas".
Apoyo al Estado, no al Gobierno
Por su parte, Pedro Sánchez parece sentirse cómodo en este escenario, más que cuando tuvo que decidir por primera vez si apoyaba o no la aplicación del 155, y parece no le importa apoyar al Gobierno en esta ocasión de forma clara, aunque se empeñe en precisar que no está dando su apoyo al Ejecutivo de Mariano Rajoy, “sino defendiendo el Estado social y de derecho”, como repite una y otra vez.
En 48 horas, el líder socialista ha anunciado dos sorprendentes iniciativas (modificar el delito de rebelión y regular los nombramientos de altos para que acaten la Constitución) que, aunque ha presentado de manera unilateral, es más que probable que estén habladas o hasta pactadas con el Ejecutivo, para que puedan salir aprobadas en la tramitación parlamentaria.
Y es que Sánchez ha optado por investirse con la bandera de la defensa de la Constitución por encima de todo, poniéndose el traje de hombre de Estado y de líder de un partido de Gobierno (lo que no considera que es Ciudadanos) y situándose en primera línea para combatir el secesionismo catalán.
De hecho, el líder socialista está empeñado en llevar por toda Europa el mensaje del riego que supone el independentismo catalán para el proyecto político del viejo continente, y no duda en equipararlo con los movimientos xenófobos y ultraderechistas que están surgiendo en muchos países.
Además, Sánchez no desaprovecha la ocasión para arremeter contra Albert Rivera, acusarle de estar “aznarizándose”, de usar el conflicto de Catalunya para sacar votos en el resto de España y de avalar posiciones del más rancio centralismo.
El mensaje tiene toda la intención política de querer colocar a Ciudadanos en la derecha de la derecha, para despejar todas las dudas entre su electorado de que es un partido de centro.
A nivel interno, Sánchez cuenta en este posicionamiento con todo el respaldo de los barones y su Ejecutiva, aunque no están claro que su estrategia guste al PSC que, de momento, guarda silencio.
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