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MADRID.- La trama Gurtel, el caso Púnica, el borrado de ordenadores y el registro a la sede del PP de Madrid. Son sólo algunos de los casos de corrupción en los que los conservadores se han visto envueltos en los últimos tiempos. Pero, pese a todo, Mariano Rajoy no se siente "acorralado" por la corrupción.
Así lo ha manifestado el presidente del Gobierno en funciones tras su reunión, de apenas media hora, con el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. "No me siento acorralado. No, mientras sea capaz de tomar las decisiones que tenga que tomar", respondió Rajoy rotundo, tras haber presumido de haber hecho "mucho" para luchar contra la corrupción.
"No ha habido impunidad para nadie", agregó, no sin antes haber eludido responder sobre los casos que salpican a Rita Barberá y Esperanza Aguirre. "No se puede condenar a la gente sin saber de qué se le acusa", zanjó la cuestión. Aunque sí vendió sus "cinco grandes objetivos (empleo, mantenimiento de los servicios sociales básicos, defensa de las libertades, unidad nacional y lucha contra la corrupción", de nuevo, como "esfuerzo" para "evitar que estos casos se vuelvan a repetir".
En cuanto a la reunión en sí, no fue más que un diálogo de sordos que ni siquiera comenzó con el típico apretón de manos, sino con un desplante de Rajoy a Sánchez. Como ya se preveía, acabó con un sólo acuerdo: que mantendrán, pase lo que pase, sus pactos de Estado en lo que a lucha contra el terrorismo y unidad de España se refiere. Pero apenas hablaron de sus respectivos documentos con medidas para llegar a un pacto de investidura. Ni reforma de la Constitución, ni regeneración democrática, ni nada. Ni siquiera intentaron convencerse para que uno apoye al otro o viceversa. "No me ha pedido apoyo ni que facilite nada, pero eso ya lo sabíamos", constató Rajoy.
"A nadie nunca se le ocurrió formar un Gobierno que fuera en contra de la fuerza más votada en España", insiste Rajoy
¿El motivo? Ambos siguen enrocados en sus respectivas posturas. De hecho, Rajoy todavía se mostró esperanzado en la posibilidad de llegar a un acuerdo entre PP, PSOE y C's que le permita repetir en el cargo. "Es lo mejor para España", dijo, tras defender que es "el partido más votado" quien debe liderar el Ejecutivo.
"A nadie nunca se le ocurrió formar un Gobierno que fuera en contra de la fuerza más votada en España", argumentó, recordando el año 96, en el que José María Aznar consiguió ser investido pese a tener "600.000 votos y 15 escaños más" que el PSOE. "Defendemos nuestra victoria y vamos a trabajar para que el PSOE facilite el Gobierno del PP. Nosotros tenemos 123 diputados; ellos, 90. Y que gobierne la lista más votada es lo más democrático", insistió.
En su propósito para lograrlo, Rajoy decidió seguir acrecentando la 'política del miedo' ya iniciada por algunos miembros de su Gobierno como Fernández Díaz, que aseguró esta semana que ETA estaba deseando un Gobierno de PSOE-Podemos. Rajoy no habló de ETA, pero sí de su "preocupación" por la situación económica de China, Grecia o Portugal, en definitiva, de "las crisis financieras del sur de Europa" donde gobiernan, precisamente, formaciones de izquierda. Sí habló, por tanto, de estabilidad presupuestaria, y alertó de que esa alianza entre Sánchez y Pablo Iglesias podría suponer un "paso atrás" en los "grandes esfuerzos" que su Ejecutivo ha realizado -según su versión- "para corregir el objetivo de déficit".
"Mientras yo sea presidente del Gobierno España seguirá haciendo esfuerzos para disminuir la deuda",mitineó, tras haber admitido, en cambio, que no se arrepentía de haber rehusado el ofrecimiento del rey cuando fue designado. "No he engañado a nadie: en aquel momento era imposible porque no tenía votos suficientes", intento justificarse.
Y, pese a querer promover la 'gran coalición' a tres bandas, Rajoy rehusó aceptar la petición que PSOE y C's le hicieron para que el Gobierno en funciones acuda al próximo Consejo Europeo con un mandato de la Cámara. "El ministro de Exteriores [José Manuel García-Margallo] no puede ir con un mandato cerrado porque necesita flexibilidad para tomar decisiones en los debates", alegó, apostando por la continuidad del Reino Unido dentro de la Unión Europea.
En cualquier caso, Rajoy se mostró dispuesto a "escuchar cualquier planteamiento" que puedan llevarle a su objetivo: seguir ocupando la Moncloa. Aunque, de momento, tendrá que esperar. Ni siquiera prevé volver a reunirse con Pedro Sánchez, al menos, de momento. "No lo hemos planteado, pero tampoco lo descartamos", concluyó.
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