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Rajoy emplea la ironía y Crimea para descalificar a socialistas y catalanes

JUAN ANTONIO BLAY

Seguramente no ha sido la tarde más adecuada para realizar una sesión de control al Ejecutivo en el Senado, un acto tan necesitado del fragor del contraste de pareceres, pero el calendario parlamentario, tan relajado la mayor parte del año, hace que en ocasiones se apelmacen los acontecimientos y se generen escenarios contradictorios, incluso en un 11 de marzo.

En cualquier caso, las asistencias del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, son tan escasas en la Cámara alta que hay que aprovechar cualquier rendija para disfrutar de su presencia en esta sede parlamentaria en la que, por lo demás, los suyos siempre le reciben con aplausos. Nadie se explica el por qué.  Antes del inicio de la sesión el presidente de la cámara ha leído una corta declaración institucional en homenaje a las víctimas de los atentados del 11-M en el décimo aniversario de los trágicos atentados. Luego ha habido un minuto de silencio. Hasta ahí la corrección; a continuación ha llegado el jaleo.

El presidente Rajoy también ha sido despedido con aplausos enfervorecidos procedentes de la bancada de la derecha. Ha sido al acabar su debate con el portavoz del grupo socialista, Marcelino Iglesias, un político cuya primera característica es la moderación, tanto en sus criterios como en el tono que emplea habitualmente. Pues bien, Rajoy ha dicho esta es la mía y ha sacado a relucir la peor versión de su ironía displicente. En pocas palabras, ha querido ridiculizarle por el tono empleado en su intervención.

'Muchas gracias, señor Iglesias, por su brillante respuesta', ha dicho Rajoy con su peculiar gesticulación. Esa expresión ha provocado una bronca desde los escaños socialistas que ha tenido merecida respuesta desde los escaños populares. Tras ese fragor un tanto tabernario Rajoy ha retomado su discurso: '¡Si ustedes prefieren puedo retirar la expresión brillante..., pero un poco de fair play no viene mal!', ha dicho. Y, claro, el incendio ha ido a más. Cuando ha retomado la palabra el jefe del Ejecutivo ha seguido con su tono faltón. 'Ya dije estas cosas - en referencia a la situación económica que se encontró a su llegada a Moncloa - durante el debate del estado de la nación. Usted estaba allí pero seguramente estaba atendiendo a otras cosas. Más le hubiera valido atender', ha insistido.

Rajoy ha concluido su parlamento sacando pecho con datos macroeconómicos, como hizo hace dos semanas en el debate sobre el estado de la nación. 'Lo que hemos hecho ha sido corregir los errores de su gestión. Parece que les sienta mal, pero lo siento porque ha España y a los españoles las cosas empiezan a ir bien'. Previamente, Iglesias le había afeado aspectos de la gestión económica del Gobierno. 'Es usted el campeón de la deuda; en dos años ha aumentado la deuda más que Zapatero en dos legislaturas', ha explicado el portavoz socialista, que en otro momento le ha echado las cuentas sobre el crecimiento de afiliados a la Seguridad Social durante el pasado mes de febrero.

'Con esa cifra se tardarán 37  años en recuperar las cifras de afiliados a la Seguridad Social que había antes de la crisis'. Iglesias estaba interesado en quienes, a juicio del presidente del Gobierno, habían doblado el cabo de Hornos, frase que Rajoy empleó en el debate de hace quince días  como sinónimo de haber dejado atrás lo peor. Todo recordó al debate citado, aunque constreñido al tiempo, que en el senado es generoso para una sesión de control en la Cámara alta, pese que en este hemiciclo el tiempo para cada interviniente es más generoso. Y el propio Rajoy lo ha reconocido de forma explícita: 'Todo el mundo me pregunta por el pasado debate, perece ser que nadie quedó satisfecho', lo que ha generado protestas desde la bancada de toda la oposición.

Antes que Iglesias ha intervenido el senador Josep Lluís Celeries, portavoz de la minoría catalana. Y lo ha hecho para expresar su preocupación por la 'preocupación' que manifestó Rajoy por los ciudadanos catalanes en el referido debate. Y lo ha hecho en términos muy duros, empezando por recordarle que 'usted encabezó la recogida de firmas, en Cádiz, contra el estatut de Catalunya; usted está recogiendo el fruto de aquella siembra', ha exclamado el portavoz nacionalista. Y ha añadido: 'Usted para Catalunya siempre tiene un no. Usted se va a Valladolid a hablar de Catalunya, se va a Dublin para hablar para Cataluña, pero no habla con el president Mas ni con los catalanes. Aparte de tener al ministro Margallo para asuntos de Cataluña, usted tiene miedo a que se pronuncien los catalanes y a la democracia'.

Estos argumentos han espoleado a Rajoy, que como se sabe es persona muy sensible a los aspectos territoriales. Y ha echado mano de los dineros, que es un asunto muy sensible para los catalanes, especialmente para los parlamentarios de CiU. Y lo ha hecho con las ayudas del FLA - fondo de liquidez autonómico - que a su juicio 'ha hecho posible que la administración (la catalana) no quiebre, poder pagar a las farmacias y los bonos patrióticos al 7%'. Pero ha ido más allá para contestar a las críticas por no dialogar con el president Mas. '¡Póngase usted en mi lugar!', ha dicho antes de recriminar al president de la Generalitat que le pusiera en un brete exigiéndole un concierto económico o de lo contrario que se atuviese a las consecuencias. Rajoy no ha dejado pasar la oportunidad para citar el caso de Crimea en la crisis de Ucranioa. 'Una cosa es el reconocimiento de las peculiaridades y otra cosa es la soberanía nacional que se reconoce en todo el mundo. De lo que no puedo hablar es de discutir la soberanía nacional, que la mayoría de los españoles quieren que siga como está', ha dicho. Por supuesto, la bancada popular ha prorrumpido en vítores diversos y aplausos vigorosos. 

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