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El PSOE ya no disimula su hartazgo ante las propuestas de Pere Navarro

El planteamiento del líder del PSC sobre el concierto vasco vuelve a tensar la relación entre ambos partidos, si bien la inmensa mayoría de los socialistas descartan la ruptura y la creación de una federación en Cata

IÑIGO ADURIZ

'Yo no entiendo nada... Ha perdido la cabeza'. Esta frase pronunciada el jueves por el secretario general del Grupo Parlamentario Socialista, Eduardo Madina, a las puertas del Congreso, sintetiza a la perfección el sentimiento de desconcierto e incluso de hartazgo que existe en las filas socialistas hacia el primer secretario del PSC, Pere Navarro, a raíz de las propuestas que lleva planteando este en los últimos meses acerca del modelo de Estado. 

Las cámaras de Telecinco pillaron a Madina hablando con ese desparpajo con el histórico socialista vasco Txiki Benegas (ver cuando faltan 23.07 minutos), justo el día en el que Navarro había vuelto a hacer temblar la relación PSC-PSOE al poner en cuestión los sistemas fiscales de Euskadi y Navarra. El líder de los socialistas catalanes instó a todos aquellos 'de dentro y de fuera del socialismo' que hablan 'de la falsa insolidaridad catalana', a que le acompañaran 'en la propuesta de eliminar el privilegio que suponen los sistemas de concierto vasco y navarro'. Lo hizo justo el mismo día en el que PSOE y PP celebraban su primer pacto de la legislatura.

La propuesta cayó como un nuevo jarro de agua fría en el deprimido principal partido de la oposición. La Ejecutiva federal salió de inmediato a desmarcarse de la nueva ocurrencia de su colega catalán y los socialistas vascos y navarros, los más afectados por la posible trascendencia que podría tener la propuesta de Navarro entre sus votantes, reprendieron su actitud al líder del PSC. Otros líderes regionales como el secretario general del PSM, Tomás Gómez, o el del PSPV, Ximo Puig, sí entraron en el debate planteando la corrección de los cupos que ahora rigen la financiación de Euskadi y Navarra, pero no fueron más allá. 

Una vez más, el PSC obligaba al PSOE a desnudarse ante el electorado. Apremiaba a su socio estatal a poner en evidencia las discrepancias que existen entre ambas formaciones por tercera vez en un sólo año. Ocurrió a raíz del auge independentista que propició la Diada en septiembre: los socialistas catalanes apoyaron desde entonces el derecho a decidir de Catalunya a pesar del completo rechazo de Ferraz, algo que se escenificó en el Congreso de los Diputados en febrero, cuando todos los parlamentarios del PSC -a excepción de Carme Chacón- rompieron la disciplina de voto del Grupo Socialista y votaron a favor de la consulta.

Sucedió también ese mismo mes, cuando el propio Navarro instó al rey a abdicar para fuera su hijo, el príncipe de Asturias, quien liderara lo que denominó una 'segunda transición', así como los 'profundos cambios y la modernización' que, a su juicio, necesita España. Ante este planteamiento, la Ejecutiva federal también se vio obligada a renovar públicamente su apuesta por Juan Carlos de Borbón.

Finalmente, la posición sobre los sistemas fiscales vasco y navarro ha sido, según muchos, la gota que ha colmado la paciencia de muchos socialistas. 'Cada vez que Navarro abre la boca sube el pan', ironizaba esta misma semana un miembro de la Ejecutiva de Rubalcaba. Y ese hartazgo lo llevó al extremo el secretario general de los socialistas extremeños, Guillermo Fernández Vara, este viernes, al sugerir la creación de una federación del PSOE en Catalunya, haciendo una histórica amenaza del guerrismo que se llegó a contemplar en 2004 ante el pacto del entonces líder del PSC, Pasqual Maragall, con la ERC de Josep Lluis Carod Rovira que había mantenido reuniones con ETA. 

Ninguna de las fuentes consultadas por Público se atreve a respaldar la propuesta del expresidente extremeño, a pesar de constatar su cansancio hacia Navarro. 'Hay que hacer democracia deliberativa y fomentar posiciones de acuerdo. No tensionar más, no es el momento', explicaba un destacado barón territorial. 'La sensación que se respira en el partido no es de ruptura, sino de cambios de postura y de diálogo', añadía otro líder territorial.

Una diputada cuestiona incluso la sinceridad de Vara al plantear su propuesta, y atribuye sus palabras a la intención de este de acrecentar la polémica. Otro parlamentario aboga por que el PSOE 'sea el pegamento de España' y no las tijeras que la dividan, entendiendo que el garante de esa unión sigue siendo el que sitúa al PSC como al representante del partido en Catalunya. Esta es la idea que persiguen, también, las negociaciones que mantienen desde hace meses las ejecutivas de los socialistas españoles y catalanes con el objetivo de renovar y reformar el protocolo que existe entre ambas formaciones.

Navarro cuenta así con el respaldo forzoso de Ferraz, que no quiere contribuir con su cuestionamiento de las propuestas del PSC a seguir hundiendo en las encuestas a los socialistas catalanes, cuyo respaldo resultaría indispensable en futuras citas electorales. La tarea del líder de exalcalde de Terrassa, que se aupó a la Secretaría General en 2011 gracias al respaldo del expresident de la Generalitat José Montilla y de todo el aparato del partido, no es otra que definir el proyecto político que defenderá en los próximos meses a pesar de la poca simpatía que empieza a despertar en el resto del Estado y ante el Govern de Artur Mas que empieza a descafeinar su propuesta soberanista.

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