BARCELONA
Actualizado:Joaquim Forn, exconseller de Interior, tiene ahora 56 años y cumple condena de diez años y medio de cárcel. Pronto habrá cumplido una cuarta parte de la pena que le impuso el Tribunal Supremo por su implicación en la realización del referéndum de autodeterminación del 1 de octubre del 2017.
La Fiscalía presentó un recurso contra la decisión del juzgado de Vigilancia Penitenciaria de permitir que Forn saliera de la prisión de Lledoners doce horas al día, de lunes a viernes, para ir a trabajar. El fiscal señala que la pena que le impuso el Supremo tiene que servir para "reeducarlo" y que no existe relación entre el delito por el que fue condenado y su actividad laboral. Forn, en entrevista que este viernes publica el semanario de Públic, El Quinze, advierte que la acusación de sedición que sirvió para condenarle a él y al resto de dirigentes independentistas tendría que preocupar a cualquier demócrata, porque podría ser aplicada a cualquier ciudadano que se manifieste contra el Estado.
El exconseller es una persona de talante moderado, que ha dedicado muchos años de su vida a la política y no disimula su inquietud por el nivel de crispación en un momento en el cual todo el mundo padece los efectos de una crisis sin precedentes. "Es horroroso", dice. "Determinadas declaraciones, actitudes, insultos, creo que dicen muy poco del sistema y de los políticos en general". "Me sabe mal porque siempre he intentado buscar el diálogo y evitar la confrontación. Si en una situación como esta somos incapaces de hacerlo, creo que hace falta una reflexión muy profunda".
Se encuentra privado de libertad en el centro penitenciario de Lledoners, desde donde contesta a las preguntas de Públic. Desde el pasado 20 de abril vuelve a salir cada día de la cárcel para ir a trabajar como abogado especializado en Derecho Público a la sede de la empresa Mediapro, gracias a la aplicación del artículo 100.2 del reglamento de penitenciario.
Personalmente y a nivel familiar, ¿qué le supone este régimen?
Salgo de 8 a 20h. Son 12 horas que tengo específicamente para ir a trabajar. Estos días, como que no había ningún restaurante ni bar abierto, he ido a comer a casa. Cuando estaba en situación de 100.2 de normalidad, antes del confinamiento, podía ir a casa en algún momento a buscar o dejar ropa, pero no me podía quedar rato, porque el permiso es muy claro y es para ir a trabajar. Prefiero ser muy cauto. Tengo la resolución favorable de la juez de Vigilancia y creo que es importante mantenerse en los límites marcados, para que las resoluciones continúen siendo favorables.
Explíqueme un poco cómo han vivido el confinamiento dentro de la prisión
A mi me pilló personalmente en un momento raro, porque hacía dos semanas que había empezado a salir regularmente a trabajar y fue el día 13 de marzo, que era viernes, que ya sospeché que sería el último viernes que saldría. Efectivamente el día 14 se decretó el estado de alarma y en aquel momento a toda la gente que estábamos en nuestro módulo dentro de la prisión nos prohibieron las visitas familiares, los vis a vis, y quedamos confinados en el módulo.
Se suspendieron todas las actividades y por lo tanto solo podíamos hacer vida dentro del módulo. En mi caso he estado cinco semanas aislado, hasta que pude volver a salir y me incorporé a mi trabajo.
"Nosotros nos hemos acostumbrado a una casa más pequeña, que es la celda. Y así se aguanta"
El desconfinamiento es complicado porque los fines de semana, y también nos pasa ahora, solo tenemos una hora de patio el sábado y el domingo. De las 48 horas que estamos, solo tenemos dos para poder salir al patio. A mí no me afecta excesivamente, porque estoy acostumbrado, y el régimen que teníamos durante los primeros meses en Estremera era similar. Hay gente a la cual le cuesta más. Es cuestión de acostumbrarse, como por ejemplo toda la gente en sus casas. Nosotros nos hemos acostumbrado a una casa más pequeña, que es la celda. Y así se aguanta.
Ahora se habla menos de los presos políticos. Antes tenían más protagonismo. ¿Cómo lo viven esta situación usted y sus compañeros?
Lo entendemos, cuando hay tantos muertos y una situación como la que estamos viviendo, cuando hay tanta gente que está perdiendo su trabajo, es lógico que desde el punto de vista del interés periodístico y social pase por delante de cualquier otra cosa. No queremos ser un estorbo ni salir con lo que ahora no toca.
"En Catalunya han salido más de dos mil personas que han pasado al tercer grado y han podido hacer el confinamiento en su casa"
Lo hemos vivido como toda la ciudadanía, con un añadido, y es que llevamos muchos meses, y teníamos unas ciertas expectativas con el nuevo Gobierno, sobre si se podrían dar algunos cambios, en la línea de lo que dijo la ONU o Amnistía Internacional u otras entidades internacionales. Se dijo que sería bueno que el confinamiento de los presos, y hablaban concretamente de los presos políticos, lo pudieran pasar en casa. Tuvimos esta expectativa. Desgraciadamente esto no ha sido así y continuamos confinados en prisión, en mi caso trabajando con el 100.2.
La posibilidad era grande. En Catalunya han salido más de dos mil personas que han pasado al tercer grado y han podido hacer el confinamiento en su casa. Pensamos que nosotros podríamos haber estado entre estas 2.000 personas. No ha sido posible. Tenemos que continuar, no nos podemos hundir por eso. Hay muchas decepciones y ya no nos viene de una. Continuamos luchando.
¿Qué perspectivas cree que tiene de salir realmente de la prisión?
A partir del día 16 de junio podré pedir permisos. Podré ir a dormir a casa tres días al mes, cosa que no he podido hacer todavía. Es una diferencia sustancial importante. Una vez tenga consolidada esta situación y teniendo en cuenta que ya llevo desde el 20 de febrero con el 100.2, creo que tendré la puerta abierta para solicitar el tercer grado. No pongo ningún plazo. He de hablar con los abogados. El tercer grado es mucho más flexible y me permitiría hacer más cosas.
¿Confianza en un indulto?
No. No tengo. No creo en el indulto ni en que nos den la amnistía, porque para eso haría falta un gobierno comprometido, fuerte, que no tuviera miedo de lo que digan determinados sectores y de presiones que se ejercen desde fuera. Sinceramente, no veo a este gobierno con esta capacidad.
"No pediremos perdón por lo que hicimos de ninguna manera"
Creo que la única vía que tenemos nosotros es la de poder aplicar con criterio objetivo la ley penitenciaria y ya me conformaría si simplemente través de la ley pudiéramos continuar. El indulto, como hemos dicho siempre, lo aceptaremos si alguien lo pide por nosotros, pero no lo pediremos. No pediremos perdón por lo que hicimos de ninguna manera. Éramos conscientes de lo que hacíamos. Creo que fuimos coherentes con el compromiso que se había adquirido tanto en el Parlament como en nuestros respectivos grupos políticos y por tanto con el indulto no me sentiría cómodo si eso hiciera necesario un arrepentimiento por nuestra parte. Hablo por mí, pero creo que también por el resto de compañeros.
Entre las muchas incertidumbres de este momento se encuentran las del Gobierno español. Han aparecido fisuras entre los dos socios del Ejecutivo, PSOE y UP. Los socialistas pactaron con Cs. ¿De qué manera cree que esto puede influir en su situación?
Agradezco la visita que tuvimos de Pablo Iglesias en la prisión, como la de otras personas significadas de Podemos, como Jaume Asens. Es verdad que se han mojado claramente. Podemos es el único partido que lo ha hecho a favor de la libertad de los presos e incluso del referéndum. Esto lo agradezco, pero discrepo de su optimismo. No veo capacidad ni bastante fuerza de Podemos para imponer un cambio en la línea de lo que está haciendo el PSOE. Estaría encantado de equivocarme, como puede comprender.
"Agradezco la visita que tuvimos de Pablo Iglesias en la prisión, como la de otras personas significadas de Podemos, como Jaume Asens"
Una posibilidad que se ha planteado, y creo que en Podemos serían favorables, es una reforma del Código Penal. Esto es problemático, porque a veces abres el melón de una reforma y puedes salir peor que estabas. Existen diferentes posibilidades: Indulto, amnistía, reforma del código penal. Yo me inclino por lo que ya existe, por lo que objetivamente se puede aplicar a favor de los presos, que es la ley penitenciaria.
Se habla a menudo de la necesidad de reconstruir y de abrir camino hacia una “nueva normalidad”. ¿Qué piensa usted cuando siente esta expresión?
Es un término que no me gusta pero intentaré ser positivo. Si la gente reflexiona sobre el mundo en el que vivimos y las cosas que no acaban de funcionar, y a partir de aquí somos capaces de rectificar, habrá servido por algo.
Estamos hablando de muchos miles de muertes. Ya no hablo del Estado, porque es una cosa global que afecta a todo el mundo y todavía le queda recorrido. Esto no se ha acabado. Si hubiera servido para que la gente reflexionara y se diera cuenta de que estamos construyendo un mundo que no es exactamente el mundo perfecto que a veces nos hemos creído, que el hombre lo sabe todo, que es invencible, que es capaz de superar cualquier adversidad, se habrían visto nuestras debilidades y las del sistema. Tengo mis dudas de que haya servido por eso.
"Esto no se ha acabado"
Hay una cosa que siempre me obsesionó después de la crisis de 2008, y es que cuando ya se empezaba a ver hacia el 2013-2014 la salida del túnel, cuando ya sabíamos los efectos de la burbuja inmobiliaria, recuerdo un encuentro con una persona de un fondo de inversión muy conocido, Blackstone, que nos decía que la empresa les había dado 8.000 millones de euros para la compra inmuebles, porque decía que era una inversión segura, de rendimientos superiores al 5%. El muerto todavía estaba caliente y ya estábamos hablando otra vez de los mismos errores cometidos hacía cuatro días.
¿Cree posible la recuperación de un ritmo de vida similar al que teníamos el pasado mes de febrero?
Lo que se nos viene encima me hace sufrir. Pasada la crisis sanitaria vendrá la verdadera crisis social, la crisis económica, el paro. Esto no se resolverá en cuatro días. Se están haciendo muchas promesas de aportaciones del Estado y los recursos son muy limitados. Pensar que el Estado lo solucionará todo creo que es excesivamente optimista. Viviremos situaciones muy complicadas.
"Que la maquinaria empiece a funcionar como es debido costará mucho"
Creo que hay un exceso de optimismo cuando se habla, por ejemplo, sobre los bares o las tiendas que pueden abrir. Esto es una parte muy pequeña de la economía. Que la maquinaria empiece a funcionar como es debido costará mucho.
¿Cuántos ERTE acabarán convertidos en ERE? ¿Cuánta gente acabará en el paro? Datos objetivos tenemos muchísimos. Desde Cáritas, del Banco de los Alimentos, nos dicen que mucha gente que no había ido nunca a buscar alimentos ahora va. Es una crisis que no resolveremos en cuatro o seis meses. Tampoco hay un Gobierno fuerte. Hay una serie de factores que son muy preocupantes.
¿Qué le parece la política sanitaria que se ha puesto en práctica para hacer frente a la pandemia?
El esfuerzo que ha hecho el sector sanitario ha sido enorme. Es gente que ha demostrado que cuando se tenía que estar ha estado, poniendo en riesgo sus propias vidas. Nunca habrá bastante reconocimiento al esfuerzo que se ha hecho.
"Es muy importante que se reconozca la tarea realizada por el sector sanitario y el de la educación"
Lo mismo se puede decir de los maestros. Son dos sectores que han perdido prestigio social y es esencial que lo recuperen. Son dos patas de la sociedad que no podemos menospreciar. Es muy importante que se reconozca la tarea realizada por el sector sanitario y el de la educación.
Pero la cifra de muertes asusta. ¿Esto permite decir que se ha dado la respuesta que hacía falta?
Sí, es como siempre. A mí me pasó con los atentados dl 17 de agosto, cuando me decían que había sido un éxito. Yo decía que no se podía considerar un éxito cuando había habido 17 muertos. Es verdad que desde el punto de vista de la reacción policial se actuó muy bien. Ahora pasa un poco lo mismo. Estamos hablando en Catalunya de más de once mil muertos. El propio Govern ha reconocido errores, y se ha hablado de manera muy clara de las residencias, por lo tanto no se puede estar contento de todo lo que se ha hecho. Hace falta la autocrítica, la que permite evolucionar, rectificar y hacer las cosas mejor de cómo se han hecho.
"Creo que en general la respuesta ciudadana en el Estado, en Catalunya y en Europa está siendo muy positiva"
No podemos decir que ha ido todo muy bien, en absoluto, aunque no le querría restar mérito a la respuesta que ha habido, la respuesta ciudadana la sanitaria, la del sector de la Educación, la de toda la gente que ha tenido que trabajar desde el primer día, que no se ha podido confinar. Es muy fácil quedarse con las anécdotas, pero creo que en general la respuesta ciudadana en el Estado, en Catalunya y en Europa está siendo muy positiva.
¿Qué piensa sobre el estado de alarma?
Yo he sido crítico. Nadie ha demostrado que con la centralización de las competencias se haya funcionado mejor. Es más, los países más descentralizados y los más pequeños han sido capaces de gestionar mejor esta crisis. La recentralización, sobre el papel, se puede argumentar muy bien pero en el caso del Estado español no se ha comprobado una mejor gestión de la situación. En el caso de Alemania, Angela Merkel no toma ninguna decisión antes de haber hablado con los Länder. Sería inconcebible.
Aquí, cada sábado, se anunciaban, unas horas antes de la reunión con los presidentes de las comunidades, las decisiones que tenía que aprobar el Gobierno del Estado.
"Al PSC se le ha acabado por muchos años la posibilidad de habla de federalismo"
Esto lo decide un partido que, teóricamente, habla de federalismo. Si una vez que pueden aplicar criterios federales, de descentralización, acaban haciendo esta política, creo que acaban poniendo muy en entredicho los discursos. Al PSC se le ha acabado por muchos años la posibilidad de habla de federalismo.
¿Cómo cree que hay que interpretar la voluntad de recentralizar. Es una cuestión de personas, de pensamiento político?
Creo que lo llevan en el ADN, así de claro. Nunca me he creído el federalismo, y veo que no se han creído nunca el Estado de las autonomías, porque tienen una configuración territorial del Estado, con 17 representantes territoriales, que ha decidido el mismo Estado, los mismos ciudadanos, y siempre que pueden, cada vez que ha habido una crisis importante les ha servido para intentar una recentralización. Lo hizo la UCD, el PSOE, y el PP, no hace falta ni decirlo, haría desaparecer el título octavo de la Constitución. Lo han dicho muchas veces.
¿Conoce usted el ministro Salvador Illa?
Sí, mucho, y teníamos muy buena relación. Coincidimos durante mucho tiempo en el Ajuntament de Barcelona y la relación era de plena confianza. Nos hemos entendido siempre muy bien y eso ni impide que yo ahora discrepe de muchas cosas, tanto en el tema de los presos como en lo que están haciendo durante esta crisis. Es una persona, sin embargo, con la que he tenido siempre muy buena relación y un buen concepto personal.
¿Cómo valora la relación entre administraciones, la del actual Govern de la Generalitat y la del Gobierno de PSOE y UP?
No pasa por su mejor momento. Se ha generado mucha desconfianza. Creo que el Gobierno del Estado ha perdido una gran ocasión, porque para algunas decisiones arriesgadas podían haber contado con la complicidad absoluta del Govern de la Generalitat. Ha habido una incapacidad de dialogar, de acercarse y de buscar consensos.
En una situación de crisis, lo último que pide la gente es que haya peleas institucionales. Eso no beneficia a nadie y no doy la culpa a una parte tan solo.
Un aspecto que ha llamado bastante la atención durante este tiempo de crisis ha sido la relación entre administraciones y los científicos, expertos, epidemiólogos... ¿Cómo lo ha visto?
Déjeme romper una lanza en favor de los políticos. Es muy fácil decir que los políticos no tienen ni idea y que esto tendría que estar gestionado por científicos. En la comunidad científica no hay unanimidad sobre la manera de actuar. Sobre la utilización de las mascarillas he oido decir blanco, negro y gris. Al final hay una persona, que habitualmente es un político que tiene que decidir.
"Hemos visto errores de estos, como antes de suspenderse el Mobile World Congress, que se dijo que esto del virus no nos llegaría"
Sin embargo, se les tiene que escuchar, absolutamente, [a los científicos] porque a veces es más una cuestión de los técnicos que no estrictamente de los políticos.
Y a veces se cometen errores gratuitos, que no son inducidos, que has caído tú. Hemos visto errores de estos, como antes de suspenderse el Mobile World Congress, que se dijo que esto del virus no nos llegaría.
Da la sensación de que todos los estados acaban escondiendo un poco los datos oficiales. Y esto, se decía de China, pero al final no tenso la certeza que todos los estados o todas las administraciones no acaben haciendo una cosa extraña. No puede ser esto.
Se sabe muy poco sobre el comportamiento del virus. Sabemos que el confinamiento ha dado resultados, pero casi nada sobre el grado de inmunización. Los sanitarios se han jugado la vida para salvar la de otros. Si se produce un rebrote, ¿piensa que se les podrá pedir de nuevo este nivel de sacrificio?
Hay que escuchar mucho al sector sanitario, porque aparte de la gente de la covid-19, el país continúa viviendo, sigue habiendo enfermos de cáncer, operaciones de corazón o del hígado o lo que sea.
"Hay que escuchar mucho al sector sanitario"
Si se les pide este esfuerzo, que evidentemente lo harán, y añades que además habrá un rebrote hacia el mes de octubre o noviembre, que son los meses que los científicos señalan como probables de que pueda ocurrir, pues volveremos a tener un problema de unas dimensiones enormes.
Hablo del tema sanitario, pero también de una economía que estará todavía lejos de salir de la crisis, con unas consecuencias para el mundo laboral enormes, y socialmente de una dureza también muy grande.
Usted que ha sido conseller de Interior, ¿cómo valora lo que se ha hecho en este departamento bajo la dirección de Miquel Buch?
Es un tipo de actuación que creo que Mossos sabe hacer perfectamente, que Miquel ha entendido lo que se le pedía, que ha entendido desde primer momento la importancia de contener la pandemia, y de tomar las medidas que hiciera falta para que la gente se confinara. Ir persiguiendo a la gente para que las cumpla no es agradable.
Excesos, ha habido
Sí, claro que sí. No lo digo en clave de normalidad. Con 17.000 Mossos que actúan, la Guardia Urbana de Barcelona, que son 3.000; las policías locales... Estamos hablando que hay alrededor de 25.000 policías en Catalunya. Pensar que entre los que están actuando con máxima presión no hay algún exceso, yo creo que sería engañarse. Pero como con todos los excesos, ¿qué es lo importante? Que se abra expediente a esas personas y si existe alguna responsabilidad que se les aparte. Siempre ha habido excesos y los habrá. Lo importante es saber el papel de respuesta de la Administración, de autocontrol, el de asuntos internos en las policías. Si alguien actúa de manera equivocada, existe un reglamento, se aplica y se le aparta o se toma la decisión que se tenga que tomar.
En cuanto a la crispación política, entre los dos socios del Govern, JxCat y ERC, también se ponen zancadillas ¿Qué impresión tiene sobre ello?
A mí no me gustan y así lo he manifestado. Es un error. No es una competición esto. La gente lo que espera es que el Gobierno le solucione los problemas, cualquier gobierno. Todas las discrepancias, si se llevan a un extremo son malas, pero si además son internas dentro de un mismo Gobierno creo que es mucho peor.
"La gente nos está pidiendo la máxima unidad, pues hagamos esta unidad"
Yo entiendo las discrepancias, pero no considero la gente de Esquerra Republicana como enemigos a batir. No es mi manera de entender la política. Creo que nos tenemos que calmar. La gente nos está pidiendo la máxima unidad, pues hagamos esta unidad. Insisto en qué es muy legítimo tener puntos de vista diferentes, pero existen órganos de discusión que pueden ser el propio Govern, los partidos. Seguro que existen canales en los que se puede discutir. No hace falta que lo ventilemos todo públicamente, porque esto es horroroso.
¿Cree que tendremos elecciones a corto plazo?
Yo sé lo que ha dicho el president Torra. Tengo la impresión de que este año, aunque sea a finales, podría haber elecciones.
¿Cómo cree que se acabarán solucionando los interrogantes abiertos sobre el futuro de su formación política? ¿Será PDeCAT, JxCat? ¿Cómo se perfila, según usted, el futuro de este espacio?
Creo que hay una voluntad muy clara de constituir una fuerza electoral que podría ser Junts per Catalunya perfectamente, que aglutine a diferentes sectores del independentismo catalán.
"Creo que hay una voluntad muy clara de constituir una fuerza electoral que podría ser Junts per Catalunya perfectamente"
Ahora todo ha quedado un poco parado por la crisis sanitaria, pero es una cosa que está en el objetivo de quien está llevando el día a día, y con esto quiero decir el president Puigdemont, Jordi Sànchez, que representaría el sector de la Crida, como el propio PDeCAT. Sé que estas tres partes están hablando y que están en fase muy avanzada.
El mundo del soberanismo político ha pasado del unilateralismo y del independentismo radical a pedir descentralización y permiso al Gobierno español para hacer cualquier cosa. Desobediencia en la calle ahora los únicos que la practican son los de la extrema, ¿no? ¿A qué se debe este cambio?
A los efectos de la represión del Estado, de las amenazas. A veces nos acostumbramos y las cosas por el hecho de que se sepan no quiere decir que sean menos graves. Nos han caído penas de entre 9 y 13 años de prisión, por un delito de sedición, pero es que paralelamente a esto el juzgado número 13 tiene cerca de 40 personas encausadas, y tenemos un Tribunal de Cuentas que hace unas reclamaciones económicas desorbitadas.
"Existe una gran mayoría social que no ha desistido de ninguna manera de que se celebre un referéndum y de que Catalunya pueda decidir su futuro"
Yo creo, sin embargo, que la gente, el grueso de la gente, la que se movilizó el 1-O, y posiblemente mucha gente que no se movilizó aquel día, cree que habría que llegar a un referéndum. Existe una gran mayoría social que no ha desistido de ninguna manera de que se celebre un referéndum y de que Catalunya pueda decidir su futuro. Yo creo que eso se encuentra bastante intacto, a pesar de las desavenencias, a pesar de algunas cosas que no acaban de funcionar o que no hemos hecho bastante bien, todas las encuestas dicen que se mantiene una gran mayoría independentista, que incluso puede estar un poco al alza.
Yo personalmente, he sufrido prisión, la padezco todavía. No he renunciado a la vía unilateral. No podemos renunciar a ninguna vía que sea pacífica y democrática. A ninguna. Sería un contrasentido. Si el Estado no quiere sentarse a hablar, nosotros tendremos que hacer algo. No quiero decir que sea mañana. Cualquier vía que sea pacífica y democrática es legítima.
¿Qué futuro cree que tiene la mesa de diálogo?
Yo creo que tiene poco. Me gustaría equivocarme. Dentro de mi partido he dicho muchas veces que había que aprovechar la ocasión. ¿Que es muy difícil? Sí. ¿Que tendríamos que poder hablar de todo? Sí. Pero había que ir. Nosotros somos la gente del diálogo. La bandera del diálogo la hemos enarbolado siempre nosotros, por tanto no podemos renunciar fácilmente. Hay que sentarse. Y el solo hecho de sentarse creo que a veces ya comporta un ambiente mejor. También es verdad que no ha ayudado la situación que hemos vivido ahora. No por la crisis, si no por las actitudes que ha tomado el Gobierno del Estado. Tenían una gran ocasión y creo que la han desaprovechado.
Pero la movilización del soberanismo político y del independentismo ha desaparecido. ¿Es posible pensar en movilizaciones como las de los años 2012 o 2013, las de la Vía Catalana. ¿Podría haber acontecimientos como los del 1 de octubre o 3 de octubre? ¿No hemos entrado en un periodo diferente?
Creo que nos llevaríamos una sorpresa, porque tenemos el termómetro mal puesto. Creo que la gente está ahí. Que la determinación de la gente no ha cambiado y que esto se ve en cualquier encuesta, que el sentimiento del independentismo y el soberanismo es exactamente el mismo. ¿Que esto se pueda trasladar a una máxima movilización como la que vivimos? Creo que no es descartable y que tenemos que buscar otras fórmulas. No tenemos por qué repetir cada vez la manifestación del 11 de septiembre. Hemos de buscar otras maneras, Después de la sentencia hemos visto cosas diferentes. Las marchas por la libertad fueron una cosa impresionante. Lo que pasó en el aeropuerto de Barcelona también y hemos visto una gran movilización y determinación de la gente. Ya se verá. Hay gente que pronostica un otoño muy caliente, también en este aspecto. Hablan de las cuestiones sociales, pero también en la cuestión nacional.
"¿Somos un 47 o un 48 por ciento de la población? Pues a ver cuál es el próximo paso"
Lo que nos exige la gente es más claridad. Creo que la gente ya ha entendido que esto no lo conseguiremos de un día para otro. Creo que se ha dado un paso importantísimo, que no se había dado históricamente, hemos llegado más lejos que nunca, somos más gente que nunca. Esto se ha de poner en valor. ¿Somos un 47 o un 48 por ciento de la población? Pues a ver cuál es el próximo paso. La gente quiere saberlo, pero yo no la veo diciendo que ha fracasado y que se vuelve para casa.
¿La covid-19 no obliga a repensar casi todo?
Al final lo que cuenta de verdad son las urnas. ¿Qué irá a votar la gente? ¿Qué está dispuesta a hacer y qué sacrificio hará? Porque esto no nos caerá del cielo.
Ahora sabemos que el Estado prioriza la unidad de España por encima incluso de las libertades más fundamentales. Incluso pone en entredicho determinados aspectos más básicos de una democracia. Lo sabemos. Lo hemos visto. El papel del poder judicial, el del Tribunal Constitucional... Sabemos que no tienen límite para utilizarlos o para cargarse libertades fundamentales.
"A una persona que se manifieste contra el Estado por cualquier tema le pueden aplicar perfectamente esta sentencia y acusarla de sedición"
La sentencia nuestra no es un problema de los independentistas, es una sentencia que tendría que preocupar a cualquier demócrata, porque pisotea los derechos fundamentales. A una persona que se manifieste contra el Estado por cualquier tema le pueden aplicar perfectamente esta sentencia y acusarla de sedición. Han hecho una creación de lo que es la sedición, que han estirado como un chicle, para que pudiera encajar en lo que supuestamente habíamos hecho nosotros. La aplicarán siempre que les convenga, y de ahí su peligrosidad. Creo que algún partido lo ve, pero lo que es sorprendente es que los sectores más demócratas o progresistas del Estado no lo hayan visto. No es un problema de los independentistas, y eso sí que lo que queremos decir ¿Cómo es posible que no haya reacciones? ¿Cómo es que la gente no lo ve? Los próximos serán otros.
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