En la tempestad desatada por las revelaciones de una fuente altamente autorizada del Partido Popular respecto a las conversaciones entre su partido y Junts per Catalunya, admitiendo que la amnistía estuvo sobre la mesa al menos 24 horas y que no le cierran la puerta a un indulto condicionado al expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y a otros dirigentes independentistas, hay muchas incógnitas. Pero una de ellas es el papel que juega Junts en todo ello y cuál es su relación real con el PP. Porque, si se deja a un lado la cuestión independentista, ambas formaciones están dispuestas a entenderse.
Parece que el "todo se sabrá", con que acababa la carta difundida por Puigdemont la semana pasada, ha ejercido de espoleta de la detonación, controlada o no, que la fuente altamente autorizada del PP activó en plena campaña electoral gallega. No obstante, hasta el momento, se desconoce el alcance de las conversaciones entre Junts y el PP en torno a la investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo en su intento de llegar a Moncloa después de las elecciones del 23J. Conviene tener en cuenta, además, que esos contactos se han ido conociendo por goteo y a través de los medios de comunicación.
El hermetismo en Junts respecto a este tema es absoluto. Dirigentes del partido niegan rotundamente que haya ningún "pacto de silencio" con el PP y justifican su discreción: "Nosotros somos dueños de administrar la información y los tiempos", en relación a las conversaciones con el PP, "como con el resto de partidos políticos".
"Lo que teníamos que decir sobre los encuentros con el PP ya lo hemos dicho. Si tenemos que añadir algo, ya lo añadiremos", asegura el portavoz de Junts y hombre de la máxima confianza de Puigdemont, Josep Rius. "¿Hay más?", se pregunta un alto dirigente del PP.
Hablan de "reuniones y cenas" durante el verano pasado, lo cual indica que los contactos fueron múltiples y con interlocutores relevantes
Génova siempre se ha referido a contactos menores e informales, pero para Junts no se ajusta a la realidad. Hablan de "reuniones y cenas" durante el verano pasado. Lo cual indica que los contactos fueron múltiples. Y con interlocutores relevantes.
De momento, que se sepa, el jefe de filas del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Daniel Sirera, coincidió con el concejal y portavoz de Junts, Josep Rius, y el portavoz del grupo parlamentario, Albert Batet, los dos de la máxima confianza de Puigdemont. Probablemente, alguna de estas cenas contó con la presencia del vicesecretario general del PP, Esteban González Pons, y el secretario general de Junts, Jordi Turull. Fuentes del entorno más próximo a Pons lo niegan, pero todas las miradas apuntan a él desde septiembre.
Feijóo busca tener iniciativa legislativa desde la oposición
El exeurodiputado fue la primera voz autorizada de la dirección nacional del PP que dio calidad de interlocutor a Junts en el mes de agosto —de cara a la ronda de contactos para la investidura de Feijóo— defendiendo que "es un partido cuya tradición y legalidad no están en duda". La presión del ala dura del partido fue tan fuerte que Feijóo acabó renunciando a sentarse con la portavoz de Junts en el Congreso, Miriam Nogueras.
Pero, entonces ¿cuál es la postura? En el partido conservador no es un tema resuelto y está lejos de serlo, por eso llevan meses enredados en sus propias contradicciones. Ahora mismo, la actual cúpula insiste en la estrategia que intentó desplegar, sin éxito, antes de la investidura fallida de Feijóo: "Salvo Bildu, de cuestiones que están dentro de la Constitución se puede hablar con todos". Son sus únicas "líneas rojas", repiten.
Lo cierto es que el apoyo de Junts, sumado al del PNV, Vox, UPN y Coalición Canaria, puede permitirle a Feijóo sacar adelante iniciativas legislativas desde la oposición y está dispuesto a explorar esa vía.
La advertencia de Ayuso a Feijóo
De hecho, ya lo han ensayado en el Senado con la ley antiocupación. El reglamento contempla la posibilidad de iniciar trámites legislativos desde la Cámara Alta y el PP, que cuenta con mayoría absoluta, aprobó la semana pasada la toma en consideración de una ley para perseguir la ocupación. Votaron a favor PP, Vox y UPN (147), sin sorpresas, pero, y esto sí fue una novedad, se abstuvieron Junts y el PNV. Si se repite el sentido del voto en el Congreso, el texto puede salir adelante.
Una alianza ideológica que pondría en aprietos al Gobierno y que la dirección nacional del PP no desdeña.
Aunque Isabel Díaz Ayuso —cauta en los últimos días como el resto del partido para no reventar la campaña de Alfonso Rueda— ya ha advertido su contrariedad: "Con Junts, ni a la vuelta de la esquina".
Junts busca la equidistancia entre PSOE y PP
Al respecto de su relación con el PP, fuentes de la dirección de Junts aseguran que "nosotros hablamos con todos los partidos excepto con Vox". Pero, yendo más allá en el análisis, fuentes conocedoras de la estrategia planteada desde Waterloo aseguran que las conversaciones con el PP para la investidura frustrada de Feijóo tendrían dos objetivos instrumentales: por una parte, mantener una cierta equidistancia entre el PP y el PSOE compensando la aproximación a los socialistas que ha supuesto el acuerdo para la investidura de Pedro Sánchez; y, por otra, enviar un mensaje de advertencia al PSOE de que no debe dar el apoyo de Junts por hecho en ningún caso, presionando a su vez en las diversas negociaciones en curso.
Junts quiere situar a ERC como un satélite del PSOE asegurando que los republicanos hacen seguidismo de los socialistas
La formación liderada por Puigdemont no solo busca calmar los ánimos de los sectores independentistas más radicales dentro y fuera de Junts. Estos han visto el acuerdo con el PSOE como una claudicación, ya que el discurso de estos sectores responsabilizaba por igual al PP y al PSOE en la "represión contra el independentismo", sino que también pretende situar a ERC como un satélite del PSOE asegurando que los republicanos hacen seguidismo de los socialistas, mientras que Junts se mantiene con "las manos libres".
Esquerra, evidentemente, no ha tardado en salir al paso con la revelación de la secretaria general, Marta Rovira, de que el PP también hizo un ofrecimiento de negociación a los republicanos que no entraron ni a valorar. "Nosotros no hablamos con el PP", asegura Rovira, insinuando una crítica velada al hecho de que Junts sí haya negociado y esté dispuesto a hablar con un partido que mantiene un duro discurso represivo contra el independentismo.
"No vamos a hacer presidente a Feijóo en ningún caso"
Sobre una hipotética moción de censura a lo largo de la legislatura, especialmente una vez haya pasado el ciclo electoral con gallegas, vascas, europeas y catalanas a la vista, el rechazo es rotundo. "No vamos a hacer presidente a Núñez Feijóo en ningún caso, y mucho menos mientras el PP mantenga su posición de ataque al independentismo y a Catalunya, y mientras vaya del brazo con la ultraderecha de Vox persiguiendo el catalán en Illes Balears, País Valencià o la Franja en Aragón", advierten.
Las fuentes consultadas de Junts remarcan la palabra "coincidencia". Temas económicos, por ejemplo relativos a la fiscalidad, o temas sociales como inmigración
Otra cosa diferente es que a lo largo de la legislatura pueda haber una aproximación de Junts en temas ideológicos y coincidencia en votaciones con el PP en el Congreso de los diputados. Y las fuentes consultadas de Junts remarcan la palabra "coincidencia". Temas económicos, por ejemplo relativos a la fiscalidad, o temas sociales como la gestión de la inmigración, por poner solo dos ejemplos. "Nosotros votaremos siempre lo que consideremos que se ajusta a nuestro programa y lo que creamos que es mejor para Catalunya, no lo que le pueda interesar al Gobierno o a la oposición de España", mantienen en Junts, "si coincidimos con unos u otros es irrelevante", remachan.
Finalmente, más de un analista ve en las conversaciones del pasado verano con Junts, más allá del intento del PP por investir a Feijóo, una maniobra de los populares para sembrar relaciones de cara a un futuro medio o largo plazo. Un escenario en el que el PP no dependa aritméticamente en el Congreso de Vox y pudiera entenderse con fuerzas de derechas afines ideológicamente como Junts o el PNV.
Sobre esto, en Junts se muestran cautelosos, pero en privado algunos dirigentes apuntan a un marco difícil de articular: "Deberá cambiar mucho el PP su posición respecto a Catalunya porque nuestras condiciones para futuros acuerdos van a estar siempre condicionados no solo a la eliminación de la represión sino al respeto a la voluntad de los catalanes y las catalanes en un referéndum de autodeterminación". Una condición que en Junts ven inasumible para el PP, pero que también advierten respecto a los socialistas: "El PSOE también deberá plantearse este tema para mantener la relación con Junts y conseguir futuros acuerdos".
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