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El PP pone a prueba la capacidad de consenso de Armengol tras dos meses de disputas

El último frente es el nuevo criterio para evitar confusiones en el voto por llamamiento, cuya fijación ya ha pedido posponer dos semanas el Partido Popular.

Francina Armengol
Francina Armengol, durante el segundo día del debate de investidura de Francina Armengol. Eduardo Parra / Europa Press

"Consenso". Es la palabra que más se repite en el entorno de Francina Armengol, presidenta del Congreso de los Diputados desde el 17 de agosto. A pesar de que el sector progresista de la Mesa de la Cámara Baja es mayoría, la voluntad que la propia Armengol ha declarado en público y que su entorno subraya en privado es de alcanzar la mayor parte de decisiones consensuadas posible. Sin embargo, los choques con el Partido Popular son continuos.

De hecho, en los dos meses que cumple Armengol como presidenta de la Cámara este 17 de octubre y, por tanto, también cada uno de los miembros de la Mesa, las grandes decisiones se han zanjado con la imposición de la mayoría progresista. Casi siempre con un resultado de cinco votos favorables y cuatro contrarios: los tres miembros socialistas y los dos de Sumar, frente a los cuatro del Partido Popular.

El último frente todavía no está resuelto. Tras la confusión a raíz del voto del diputado de Junts per Catalunya Eduard Pujol durante el segundo día del debate de investidura de Alberto Núñez Feijóo, Armengol propuso fijar un criterio más estricto, que ya detalló Público, con tal de eliminar cualquier resquicio de arbitrariedad o duda.

La presidencia llevó por escrito a la Mesa, el 3 de octubre, dicha proposición. "Es una hoja... Uno o dos párrafos", detallan fuentes del entorno. Sin embargo, el Partido Popular pidió una semana para estudiar el caso, según todas las fuentes consultadas. La simplicidad del texto llevó al equipo de Armengol y al resto del sector progresista de la Mesa a suponer que los populares tendrían suficiente con esa semana de margen y que, por tanto, podrían aprobar el nuevo criterio en la reunión del día 10.

Pero el Partido Popular, otra vez, pidió siete días más. "Armengol ha vuelto a conceder más tiempo al PP con la idea de agotar las posibilidades de que se pueda fijar ese nuevo criterio de forma consensuada", deslizan desde el entorno de la presidenta. No obstante, aclaran, si no se alcanza el acuerdo en la próxima reunión, "la mayoría progresista aprobará la propuesta". No quieren que se alargue más y, en ningún caso, aceptan correr el riesgo de llegar a un nuevo debate de investidura, en este caso, de Pedro Sánchez, sin oficializar el cambio. La nueva reunión de la Mesa no tiene, todavía, fecha. 

¿Cuál es la propuesta del voto por llamamiento?

Lo que propone la presidencia de la Cámara es algo que, en rigor, ya ocurría de forma informal en las votaciones por llamamiento: el diputado manifiesta el sentido de su voto, el Secretario lo repite desde la tribuna para "garantizar su correcta comprensión" y, en caso de error, el diputado en cuestión lo corrige, siempre y cuando, eso sí, "lo haga de manera inmediata y sin solución de continuidad".

En ese punto, Armengol precisa, ahora por escrito, que el Secretario deberá interrumpir el llamamiento, si hay confusión, y pedir al diputado que "exprese de nuevo su el sentido de su voto". Será entonces cuando quede emitido "de manera válida". Fuentes cercanas a la presidencia apuntan que, incluso, los miembros de la Mesa que, durante un tramo de la votación en cuestión, no estén 'cantando' los votos podrían interrumpir al Secretario que sí lo esté haciendo para asegurar que se solventa dicha confusión.

Cruce de acusaciones con la fecha de investidura

Para Armengol es importante solucionar cuanto antes el tema del voto por llamamiento porque es el torniquete que aplica al desajuste más ruidoso que ha enfrentado en lo que llevamos de legislatura. Durante la investidura de Feijóo, Armengol declaró el voto de Pujol "nulo", a pesar de que los miembros de la Mesa del PP insistían en que fuera positivo y los del PSOE, en que fuera negativo. Su propuesta actual eliminaría ese tipo de conflictos. 

De todas formas, es cierto que el choque por excelencia con el Partido Popular ha sido a cuenta de las fechas de los debates de investidura, primero, de Núñez Feijóo y, ahora, de Pedro Sánchez. El PP califica a Armengol de partidista por no fijar la fecha de la investidura del candidato socialista con la misma celeridad que lo hizo con Feijóo.

La última en afear la actuación de Armengol ha sido la portavoz popular Cuca Gamarra, el pasado miércoles. "Tiene que fijar la fecha porque el encargo del rey está hecho", arguyó. Además, también aseveró que "un instrumento [en referencia al tiempo de dos meses que tiene la Cámara para otorgar su confianza a un candidato] no puede estar inhabilitado para facilitar la investidura de Sánchez".

Fuentes parlamentarias del PP, además, insistieron, durante la pasada semana, que fue la propia Armengol quien decidió llevar alargar los plazos hasta la investidura de Feijóo. No obstante, Público tuvo acceso a una carta firmada del puño y letra del líder popular, en la que el candidato sugería a Armengol "33, 46 y 24 días" hasta su investidura

En cualquier caso, incluso esta circunstancia, en la que parecía que Armengol y el Partido Popular podían haber alcanzado un cierto consenso, se acabó convirtiendo, primero, en una comedia de enredos y, más tarde, en un cruce áspero de acusaciones.

Del reparto de asientos, a las lenguas

Pero algún acuerdo sí se ha alcanzado. Queda lejos, pero el PP se abstuvo en el reparto de asientos en el hemiciclo a principios de septiembre. Sin embargo, tanto en la ratificación de los grupos parlamentarios de ERC y JxCat, con cesión de diputados por parte de PSOE y Sumar —que el PP tachó de "fraude de ley"—, como en la flexibilización del uso de las lenguas cooficiales en el Congreso antes de que la Cámara aprobara el cambio en el Reglamento, el sector progresista tuvo que hacer valer su mayoría, en discrepancia con el PP.

Los populares, por su parte, han solicitado que se reanuden las sesiones de control al Gobierno, a pesar de estar en funciones. La Mesa, por el momento, no ha despejado las dudas en ese sentido.

En definitiva, los desencuentros son muchos y los debates, acalorados. En este punto, Armengol sigue en su empeño de encontrar consensos, prueba de ello es la semana 'extra' que ha otorgado al PP para que decida su posición sobre el voto por llamamiento. Su entorno, muy conocedor de su actividad como presidenta balear, insiste: "Ella siempre va a buscar el entendimiento, aunque cueste". Eso sí, las mismas fuentes sugieren que también sabe cuándo plantarse.

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