barcelona
El Partido Popular y Ciudadanos se han disputado durante los últimos 18 años el electorado de la derecha españolista en Catalunya, hasta que hace cuatro años emergió también el fenómeno de Vox por la extrema derecha. Queda lejos el techo de 40 diputados que sumaron el PP y Ciudadanos en las elecciones del 21 de diciembre de 2017 convocadas por Mariano Rajoy en plena aplicación del artículo 155 de la Constitución, después de la Declaración de Independencia del Parlament. Era el momento de máxima tensión del procés y Ciudadanos fue la fuerza más votada con 36 escaños, con Inés Arrimadas al frente, mientras el PP se quedaba con unos exiguos 4 diputados.
Ahora, la derecha españolista de Catalunya llega a las elecciones del 12 de mayo con nueve míseros escaños, 6 de Ciudadanos y 3 del PP, a los que se sumarían los 11 de Vox en la extrema derecha. Eso sí, con expectativas muy distintas. Con buenas perspectivas para los populares y malos augurios para los naranja. PP y Ciudadanos articularon en 2017 la base del llamado "frente constitucionalista" contra el independentismo, pero con una férrea disputa por el electorado de la derecha unionista. Rechazando siempre la colaboración electoral. En 2021, fue Ciudadanos quién no lo puso fácil y frustró la coalición que propugnaba un maltrecho PP. Ahora es el PP quién ha rechazado de pleno la coalición a que aspiraba Ciudadanos, con el objetivo de forzar una integración de los naranja en las listas populares que se ha visto imposible, a pesar de tener el favor de la dirección estatal de Ciudadanos, por el rechazo absoluto del reducto que queda en Catalunya.
Candidatos a contracorriente y expectativas antitéticas
En las elecciones del 12 de mayo, el PP aspira a una fuerte remontada. Para Ciudadanos, será a vida o muerte
El PP de Catalunya estuvo al borde de la catástrofe en las elecciones catalanas de febrero del 2021, cuando se quedó a las puertas de quedarse fuera del Parlament. Y Ciudadanos también recibió un duro castigo del electorado perdiendo 30 diputados de golpe y pasando de 36 a 6 escaños. Pero los dos partidos de la derecha españolista afrontan de forma muy diferente las próximas elecciones del 12 de mayo. El PP aspira a una fuerte remontada que le saque del peligroso pozo sin fondo electoral en que había caído y algunas encuestan le dan a los populares hasta 15 diputados, lo que supondría quintuplicar la representación actual. Para Ciudadanos, el 12-M será a vida o muerte. No ya en Catalunya, sino para la pervivencia del partido ya totalmente desballestado en el resto del Estado. La mayoría de los sondeos reflejan que Ciudadanos puede quedar fuera del Parlament, lo que sin lugar a duda supondría su práctica extinción 17 años y medio después de su creación.
En lo que sí coinciden los dos partidos es en que sus candidatos han liderado las listas no sin convulsión interna. Alejandro Fernández por parte del PP y Carlos Carrizosa en Ciudadanos. En el caso del PP, Alejandro Fernández ha conseguido liderar la candidatura frente a las reticencias, cuando no rechazo directo, de la dirección estatal del partido liderado por Alberto Núñez Feijóo. Fernández ganó el pulso a Feijóo evitando su defenestración al frente del PP de Catalunya que el presidente estatal perseguía y ha encabezado las listas como se propuso. Aunque después de un acuerdo tácito con Génova que le ha impuesto una cierta supervisión de la campaña por parte de la dirigente Dolors Montserrat. "Era una locura imponer un candidato, Alejandro tiene el apoyo de las bases", asegura un veterano dirigente del PP catalán. Ahora, Fernández se la juega y no tendrá suficiente con mejorar resultados, cosa nada difícil partiendo de donde parte, sino que deberá cumplir con los objetivos fijados en la madrileña Génova 13.
El PP busca apuntalar la estrategia contra Sánchez
El objetivo del PP es poder reafirmar que la amnistía y los pactos del PSOE con los independentistas no tienen el aval de los catalanes
Alberto Núñez Feijóo y su equipo depositan en la recuperación del PP en Catalunya grandes expectativas para su estrategia a escala estatal. Y persiguen poder utilizar el resultado como ariete en la dura confrontación que mantienen con el PSOE y con el Gobierno de Pedro Sánchez y su política de pactos con el independentismo catalán. El objetivo es poder reafirmar que la amnistía y los pactos del PSOE con los independentistas no tienen el aval de los catalanes que los socialistas aseguran. Para ello no hay suficiente con crecer electoralmente sino que aspiran a que la compleja aritmética que acostumbra a haber en el Parlament de Catalunya les permita ser decisivos. "Aspiramos a un resultado histórico que nos permita ser decisivos en la política catalana. Solo eso permitirá poder acabar con el procés como primera piedra para acabar con el sanchismo", apunta el candidato Alejandro Fernández.
Y en segundo lugar, Génova le ha puesto a Alejandro Fernández una tarea más en los deberes a cumplir: recuperar el liderazgo de la derecha españolista en Catalunya que en 2017 cedió a Ciudadanos y que hace tres años quedó en manos de Vox. Un objetivo prioritario en el anhelo de Feijóo de debilitar a su flanco derecho y reagrupar el voto en el PP que permita articular alternativas para su investidura en unas posibles elecciones generales, anticipadas o no.
Para el PP, ser decisivo supone que los populares sean "imprescindibles" para la investidura de Salvador Illa, en caso de que el candidato socialista gane las elecciones, frente a un más que probable bloqueo del conjunto de los independentistas, según apunta un dirigente del partido. Si las tres fuerzas independentistas actuales, ERC, Junts y CUP, reeditan una suma de mayoría absoluta, quizás será difícil vencer las profundas diferencias que mantienen para articular un Govern, pero lo que está bastante garantizado es el bloqueo a la investidura de Illa. Ahora bien, puede darse el caso que el independentismo no sume la mayoría absoluta pero mantenga suficiente fuerza para bloquear igualmente a Illa sumando más que el PSC y los comuns. Es en este escenario que los diputados del PP pueden adquirir una relevancia muy importante. Especialmente si ERC decide no participar de un Govern conformado por un tripartito de izquierdas.
Romper con el independentismo, condición para Illa
El PP: "Todo lo que no sean dos dígitos y superar a Vox será un gran fracaso"
El PP necesita un crecimiento exponencial que le permita sacar pecho –"todo lo que no sean dos dígitos y superar a Vox será un gran fracaso", apunta el dirigente del partido consultado–, y a su vez ser decisivo. Y sale a relucir la Operación Barcelona de las municipales, en que el PP hizo alcalde al socialista Jaume Collboni junto a Barcelona en Comú. "Nosotros defenderemos una opción constitucionalista para Catalunya si tenemos la llave de la investidura, pero los socialistas deberán demostrar que lo son", apunta este veterano dirigente. Pero con relación a la Operación Barcelona, el propio Alejandro Fernández marca las diferencias: "Esta vez, para hacer president a Illa, deberán romperse todos los acuerdos con los independentistas que mantienen los socialistas".
El PP tiene su techo en el Parlament de Catalunya en los 19 diputados que obtuvo Alicia Sánchez-Camacho –ahora en la retaguardia a causa de su presunta participación en la llamada Operación Catalunya– en 2012, a las puertas del procés. Y el suelo en los tres diputados que obtuvo el propio Alejandro Fernández en 2021. El incremento parece garantizado pero no cualquier crecimiento será visto como un buen resultado. Fernández deberá acercarse lo más posible a los resultados del PP que era decisivo en la última etapa de CIU, los últimos años del pujolismo con 12 escaños y la primera legislatura de Artur Mas con quién también pactó con 18 diputados. Las áreas metropolitanas de Barcelona y Tarragona tendrán un papel clave en el resultado del PP ya que el partido tiene poca implantación en la Catalunya interior y especialmente en demarcaciones como la de Girona.
El PP tiene tres objetivos: absorber el electorado de Ciudadanos, reducir la presencia de Vox y apelar a la adscripción constitucionalista
Para ello, según explican fuentes del partido, tiene tres objetivos claros. Absorber al máximo el electorado de Ciudadanos dejando a los de Carrizosa fuera del Parlament, apelando al voto útil de la derecha españolista. Reducir la presencia de Vox en la cámara catalana con un discurso duro en temas de inmigración, seguridad y antiocupaciones. Y apelar a la adscripción constitucionalista de una parte del voto socialista del 2021 que provenía de Ciudadanos, con la amnistía y los pactos del PSOE y del PSC con los independentistas como ariete.
Ciudadanos, a la desesperada por sobrevivir
En cuanto a Ciudadanos, las perspectivas son muy diferentes. Si en el 2006, la entrada en el Parlament de Catalunya de un desconocido Albert Rivera con tres diputados fue toda una novedad política, no parecía entonces que el nuevo partido llegaría a ser el más votado en Catalunya con esos 36 diputados del 2017, ni que tendría una fulgurante expansión en el resto del Estado. Pero el globo se fue hinchado hasta el límite hasta que explotó. Ahora la debacle puede culminar en Catalunya, donde nació, con su probable extinción.
Lo poco que queda del partido, bajo el liderazgo de Carlos Carrizosa, plantó cara a la pretensión de la dirección estatal que defendía una integración en el PP aparcando las siglas propias. Una negociación que dirigió Adrián Vázquez. El rechazo rotundo de Carrizosa, y de buena parte de lo que queda de Ciudadanos en Catalunya, a lo que consideraban "un suicidio" se impuso y provocó la dimisión de Vázquez. "Han decidido morir disparando", afirma un exmiembro del partido, ahora en las filas del PP, "pero supondrá una división estéril del constitucionalismo que resta en vez de sumar", añade.
Ciudadanos, a la desesperada, intenta atraer la atención del votante antiindependentista
Ciudadanos plantea una campaña electoral que se puede definir de a la desesperada, intentando atraer la atención del votante antiindependentista con un discurso duro que incluye la imagen simulada de Carles Puigdemont en una cárcel. Y atribuyendo connivencias por activa o por pasiva tanto al PSC como al PP. "A nosotros es a quien más teme el independentismo, los socialistas han demostrado que lo que hacen es pactar y amnistiarlos y al PP le pueden engañar y acabar pactando también", mantiene Carrizosa.
Para Carlos Carrizosa, "los catalanes no deben ser utilizados como flotador de nadie, ni de Sánchez ni de Puigdemont. Tienen muchos problemas y amenazas en el aire por parte del independentismo como para resignarse". "Ciudadanos es el único voto fiable", asegura.
Ciudadanos nació para romper los consensos del catalanismo –que tenían a la lengua catalana como principal eje– que incluso el PP aceptaba en las primeras décadas de la restauración de la Generalitat. Nació al albur del polémico nuevo Estatut, se hizo grande en el caldo de cultivo del procés, y este 12 de mayo podría desaparecer 17 años y medio después. Habrá que ver cuál es la cicatriz que deja en la sociedad catalana y, sobre todo, quién hereda los restos de sus votantes, seis diputados y 160.000 votos ni más ni menos, que pueden marcar, este 12 de mayo, una gran diferencia en el complejo equilibrio aritmético del Parlament de Catalunya.
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