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El "populismo tecnocrático" del PNV acusa desgaste desde 2020

La formación de Andoni Ortuzar experimenta una caída en su número de votantes y enfrenta un escenario complejo ante las próximas elecciones autonómicas, que se celebrarán previsiblemente en junio de 2024.

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Reunión del Euskadi Buru Batzar celebrada este lunes en Bilbao para analizar los resultados de las elecciones generales. Luis Tejido / EFE

Hay varias formas de gestionar la resaca electoral. Andoni Ortuzar, presidente del PNV, se despertó del 23J con una sensación amarga: los nacionalistas han logrado aferrarse a la barrera psicológica de los cinco escaños y mantienen así grupo parlamentario propio en el Congreso, pero siguen sin encontrar la fórmula apropiada para frenar la sangría de votantes que sufren desde 2020.

No corren buenos tiempos en Sabin Etxea, la inmensa sede que el PNV tiene en el corazón de Bilbao. Allí se ha reunido este lunes la dirección del partido para analizar los resultados electorales obtenidos en estas elecciones generales. Al terminar no ha habido ningún tipo de valoración ni declaraciones.

Lo cierto es que los números dan lugar a distintas interpretaciones. Por un lado, los nacionalistas han registrado 275.782 votos (24%) en la Comunidad Autónoma Vasca (CAV), lo que implica una caída de 103.000 votos en relación a las generales celebradas en noviembre de 2019.

De hecho, el PNV acaba de registrar el segundo resultado más bajo de su historia en unas elecciones generales. Hay que remontarse hasta 1989 para encontrar un escenario similar: entonces obtuvieron 254.681 votos se plasmaron, al igual que ahora, en cinco escaños. 

El partido más votado en las elecciones de este domingo en Euskadi ha sido el PSE, que cosechó 289.826 votos (25,2%). EH Bildu, el gran rival de la formación de Ortuzar en el ámbito abertzale, logró en la CAV 274.676 votos –53.000 más que en las anteriores generales–, lo que le sitúa justo por detrás del PNV en esta comunidad.

Sin embargo, los resultados se decantan a favor de la coalición liderada por Arnaldo Otegi al incorporar los datos de Navarra: EH Bildu ha conquistado allí otro escaño y se ha situado como la segunda fuerza más votada (17,3%) por detrás del PSN (27,3%), mientras que Geroa Bai –la formación dentro de la cual acudía el PNV navarro– ha recibido el 2,9% de los votos y se ha quedado lejos de obtener representación en el Congreso. 

"Estamos ante un ciclo de decadencia electoral del PNV que ya arrancó antes incluso de las elecciones municipales y forales de mayo pasado, pero hasta ahora no se notaba mucho", afirma a Público Asier Blas, profesor del Departamento de Ciencia Política de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU).

El punto de partida está en las elecciones autonómicas de julio de 2020. En aquella cita electoral celebrada en plena pandemia, el PNV –que obtuvo 31 parlamentarios y logró retener el Gobierno vasco gracias a su acuerdo con el PSE– perdió alrededor de 50.000 votos en relación a la cita con las urnas de 2016, mientras que EH Bildu subió unos 25.000.

"Entonces se vio que algo empezaba a cambiar", señala Jule Goikoetxea, filósofa política y profesora de la UPV-EHU. Ese "algo" cogió forma y color en las elecciones municipales y forales del pasado 28 de mayo, en las que el PNV experimentó una nueva caída en el número de votos y concejales. EH Bildu, que logró superar al PNV en número de ediles, salió de esa cita fortalecida y sus portavoces no dudaron en hablar de un "cambio de ciclo" en Euskadi. 

"El PNV está muy desgastado por factores estructurales", sostiene Goikoetxea, quien apunta hacia las privatizaciones en Osakidetza –el Servicio Vasco de Salud– o la "pérdida de hegemonía" en Bizkaia, feudo tradicional del partido de Iñigo Urkullu. 

Ahí está precisamente una de las claves del resultado del domingo: el PNV ha perdido más de 58.000 votos en territorio vizcaíno y ha visto caer de dos a uno su número de escaños por esa provincia, mientras que EH Bildu ha obtenido allí 30.000 apoyos más que en 2019.

"El PNV ha tenido durante muchos años una marca de buen gestor, pero ahora se han dado diferentes circunstancias que permiten constatar a la gente que esa marca no se corresponde con la realidad", afirma Estitxu Garai, profesora de la UPV/EHU. 

Esta analista apunta hacia las denuncias de corrupción que han afectado a dirigentes del PNV y a la crisis de Osakidetza como algunos de los factores que ayudarían a explicar esta caída electoral. "Hay un cúmulo de factores que hacen que el modelo del PNV se vea hoy como agotado", remarcó.

Por su parte, Blas subraya que "el PNV es un partido que se ha basado en los últimos años en el populismo tecnocrático, que se resume en algo así como 'me tenéis que votar a mí porque lo hago bien y porque traigo competencias de Madrid".

"Sin embargo, ese populismo tecnocrático ya no tiene el monopolio de conseguir cosas" en el Congreso, afirma en alusión al creciente protagonismo político de EH Bildu en las Cortes.  

Elecciones autonómicas

Todo esto transcurre con una nueva cita electoral en el horizonte: Euskadi volverá a las urnas en los próximos meses para renovar el Parlamento Vasco, y de allí saldrá el nuevo lehendakari. En medios próximos al PNV manejaban hasta ahora el 9 de junio como fecha posible, de forma que las elecciones autonómicas coincidirían con las europeas. 

Sin embargo, la continua pérdida de votos en filas nacionalistas ha abierto expectativas sobre un posible adelanto electoral. "Creo que primero hay que esperar a ver qué ocurre con la conformación de Gobierno a nivel del Estado", sostiene Garai, quien cree que un posible adelanto electoral en Euskadi se vería condicionado por una repetición de las elecciones generales, uno de los escenarios abiertos tras los resultados de este domingo.

"Ola negativa"

"No creo que en Euskadi tengamos a un adelanto electoral en otoño. Viene una ola negativa para el PNV, y adelantar las elecciones podría suponer un mayor desgaste", destaca por su parte Blas. 

Más allá de la fecha en que se instalarán las urnas, lo cierto es que el PNV se verá en la obligación de debatir sobre un aspecto que podría generar más de un dolor de cabeza entre los nacionalistas: la elección del próximo candidato o candidata a la presidencia autonómica.

"El continuismo de Iñigo Urkullu parecía la opción más probable, pero este desgaste electoral indica que podrían necesitar un cambio", afirma Garai.

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