MADRID.- Pedro Sánchez sabe que hoy se la juega en el Debate sobre el estado de la Nación. Estará bajo la lupa de muchas miradas: los periodistas, las encuestas posteriores, los ciudadanos y, sobre todo, su partido. Antes de su examen del mes de mayo, es su oportunidad para reivindicarse, para saber si puede ser, si puede estar a la altura de una contienda de este calado y de aspirar lo que quiere aspirar.

Sánchez se lo ha preparado a conciencia. Según fuentes cercanas al secretario general, ha confiado en su círculo más directo en la Ejecutiva (Manuel de la Rocha, Luz Rodríguez, Pilar Lucio, César Luena o Meritxell Batet), aunque no ha dejado de consultar con los llamados “ex”: Felipe González, Alfredo Pérez Rubalcaba e, incluso, con José Luis Rodríguez Zapatero.

Con ello, el propio Sánchez, al que le gusta escribirse sus propias intervenciones, elaborará su discurso de este martes para el Debate, aunque será modificado en función de lo que diga Mariano Rajoy en la apertura de la sesión plenaria.

En Ferraz saben que Sánchez se la juega y que sería un revulsivo hasta mayo que le saliera bien. No obstante, admiten que con el panorama mediático en el que se mueven y con la experiencia del propio Rajoy, va a ser difícil ganar. Casi, les vale con el empate.

En cuanto al contenido, según fuentes cercanas al secretario general, Sánchez no va a intentar en esta ocasión ninguna floritura, porque cree que la realidad le vale por sí misma.

Así, contrastará la euforia del Gobierno por las magnitudes macroeconómicas con lo que, en su opinión, es la realidad. Es decir, con los datos que demuestran claramente que en España ha aumentado la desigualdad y la pobreza, así como la dilapidación de los derechos sociales y laborales.

En esta línea, el líder de la oposición intentará poner en evidencia -siempre con datos y cuenta con una batería de ellos-, que la España que dibuja Rajoy nada tiene que ver con la realidad de los hogares españoles.

También se atreverá a ofrecer alternativas y, por ello propondrá una agenda de reformas para ir en busca de lo que él mismo llama “la España de las oportunidades”. En ello, va un compromiso para salir de la crisis recuperando los derechos de la clase media y trabajadora. Asimismo, hará una apuesta por la regeneración democrática, la transparencia y la honradez de la clase política.

Pero, más allá del argumentario político, subir a la tribuna del Congreso en un Debate del estado de la Nación es más que el discurso. Son reflejos, convicciones, imagen. Se gana o se pierde por una frase, por una intuición, por un guiño. Es el aspirante y tendrá que arriesgar.