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Pactos Andalucía PP y Cs empiezan a negociar un acuerdo de Gobierno en Andalucía que necesitará los votos de Vox 

La negociación en Andalucía se quedará en agua de borrajas si Vox no apoya el acuerdo que alcancen Partido Popular y Ciudadanos, cuya primera reunión se celebra este martes. Un "tercero en discordia" que ambos partidos han intentado sortear —con escaso resultado— durante esta pasada semana.

Juan Manuel Moreno Bonilla y Juan Marín se saludan en los pasillos del Parlamento andaluz. /EFE

La negociación en Andalucía se quedará en agua de borrajas si Vox no apoya el acuerdo que alcancen Partido Popular y Ciudadanos, cuya primera reunión se celebra este martes. Un "tercero en discordia" que ambos partidos han intentado sortear —con escaso resultado— durante esta pasada semana, pero al que necesitan para ratificar su acuerdo y desbancar al PSOE de la Junta de Andalucía tras 36 años presidiéndola.

A pesar de que ahora Pablo Casado excluya a Vox de las negociaciones y vea a Ciudadanos como único interlocutor, el líder del PP se mostró dispuesto a negociar con la formación de extrema derecha para conseguir el gobierno de la Junta de Andalucía e incluso no descartaba cederle algunas conserjerías a Vox

Albert Rivera, por su parte, considera que es una"irresponsabilidad descartar cualquier escenario" en Andalucía, incluyendo a Vox, puesto que hay cinco grupos políticos y un escenario político muy polarizado. Pero la estrategia de Ciudadanos ha sido intentar evitar hablar lo menos posible de la formación de Santiago Abascal, incidiendo en "priorizar las negociaciones con el PP" y llevar a cabo el cambio que "Andalucía necesita".

Por lo que respecta a la formación de ultraderecha, Santiago Abascal puso una serie de condiciones prioritarias a PP y Cs si éstos querían contar con el apoyo de su formación para formar gobierno en Andalucía. Entre ellas, el cierre Canal Surmedida que el PP estudiará—, una reforma del Estatuto andaluz que devuelva las competencias de Sanidad y Educación al Estado, abrir una auditoria "por el fraude del PER"la defensa de la caza y de la tauromaquia, derogar leyes relacionadas con Género y Memoria Histórica, la supresión del impuesto de sucesiones y la rebaja del tramo autonómico del IRPF, entre otras.

Voces como la de José María Aznar, exlíder del PP y actualmente presidente de FAES, que se encuentra en sintonía con los tres líderes, apuesta por un tripartito de PP, Ciudadanos y Vox, aunque reconoció que este tipo de acuerdos "siempre serán difíciles".

Albert Rivera, Pablo Casado y Santiago Abascal

Ciudadanos ya no descarta que Moreno sea presidente

Aunque Ciudadanos marcaba como "condición innegociable" que fuera Juan Marín, su candidato, el presidente de la Junta argumentando que el partido naranja crece mientras que PP "pierde apoyos", este lunes el secretario general de la formación José Manuel Villegas, rebajaba las exigencias de su partido para negociar con el PP afirmando que "la única línea roja" sea que el PSOE ya no esté en la Junta.

Villegas cree que el candidato 'popular', Juanma Moreno Bonilla, no es la opción más adecuada ya que acabará teniendo que dar explicaciones por la corrupción de su partido con las sentencias que están por llegar.  Pero desde la formación naranja son conscientes de que si no se llega a un acuerdo con el PP y se va a segundas elecciones, todo ese electorado abstencionista (proveniente mayoritariamente de exvotantes del PSOE) esta vez no dudarían en ir a votar para frenar el avance de partidos como Vox. 

A la reunión de Ciudadanos y PP acudirán tanto Villegas como Teodoro García Egea, el secretario general del PP y, por su puesto, también los candidatos autonómicos (Juanma Moreno y Juan Marín). La vicesecretaria de organización 'popular', Marta González, ha sostenido este lunes en rueda de prensa en Génova que la reunión será "más programática que de reparto de cargos o de tareas" y que "hay un programa muy bien trabajado que pone de manifiesto las necesidades de carácter prioritario".

Rivera, Casado y Abascal se sirven de este resultado en Andalucía para dominar una derecha que ahora se encuentra fragmentada y cuyas negociaciones definirán  cómo se muestran de cara al resto de elecciones autonómicas y, muy probablemente generales, que se celebrarán el próximo año.

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