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Ortega fue presionado por el PP para que beneficiara a un empresario cuando era alcalde de Majadahonda

Declara en el juicio de la Gürtel que “todas las entregas de dinero” las realizó al entonces tesorero Álvaro Lapuerta en presencia de Luis Bárcenas. Las empresas a beneficiar era "gente que colaboraba con la casa".

El exalcalde de Majadahonda Guillermo Ortega, a su la una de las  sesiones del macrojuicio del caso Gürtel. EFE/Javier Lizón

JULIA PÉREZ

MADRID.- “Todas las entregas de dinero que hago a nivel nacional son a D. Álvaro de la Puerta en presencia de Luis Bárcenas”. Guillermo Ortega, exalcalde de Majadahonda (Madrid) ha revelado en el juicio de Gúrtel que siempre le llamaba el extesorero para pedirle dinero, quien ha sido eximido en la causa por demencia sobrevenida.

El PP era el que se dirigía a los alcaldes como él para pedirles dinero con el fin de financiar las campañas electorales nacionales, así como las autonómicas y municipales.

“El PP de Madrid pide financiación a todos los ayuntamientos, como hace cualquier otro partido”, ha espetado al tribunal que preside el magistrado Ángel Hurtado. Conocido como “El Rata”, Ortega ha matizado que no era financiación ilegal, sino “aportaciones” que les pedía su formación política.

A nivel nacional él entregaba el dinero al tesorero del partido, Álvaro Lapuerta. A nivel regional, entregaba estas “aportaciones” a José Manuel Fernández Norniella, exsecretario de Estado de Hacienda y exgerente del PP de Madrid, así como a Ricardo Romero de Tejada, exsecretario general del partido en la época de Esperanza Aguirre.

“Siempre me llamaba D. Álvaro Lapuerta”, ha agregado en otro momento de su declaración, mientras reconocía que había recibido “presiones” siendo alcalde, cargo que ejerció entre los años 2001 a 2005. No ha querido revelar quiénes le presionaron. “Yo sí recuerdo una vez que un exministro de Justicia me llamó para recomendarme un despacho de abogados”, ha apostillado después.

Ortega ha explicado que Lapuerta le recomendó empresas para que adjudicase contratos públicos municipales. Así, “al principio” de su gestión como alcalde recibió una llamada telefónica del tesorero nacional del PP para que favoreciera a dos empresas porque era "gente que colaboraba con la casa".

Las dos empresas son Licuas y Coarsa, propiedad del empresario Joaquín Molpeceres, que resultaron beneficiarias de adjudicaciones por más de 7 millones de euros, según aparece en la pieza separada de la causa denominada ‘Papeles de Bárcenas’.

Un empresario pidió su cabeza a Génova

Es más, “El Rata” atribuye su caída a las presiones que este empresario ejerció sobre el PP de la calle Génova. Y tiene pruebas.

Ortega ha revelado una comida que tuvo con un amigo suyo en el selecto Club 31 de Madrid. Ocurrió en julio de 2005, justo nada más dimitir del partido. Comía en una mesa con Jorge Barbadillo, exgerente del Palacio de Congresos de Madrid que también había saltado del cargo por presiones de Alberto Ruiz Gallardón, entonces alcalde de Madrid y posterior ministro de Justicia.
Barbadillo y él estaban sentados a la mesa del restaurante, cuando se les acercó a saludar Álvaro Lapuerta y Carmen Rodríguez Flores, que fue diputada autonómica del PP de Madrid.

“La vemos, se nos acerca –a mi hay gente que ahora no me saluda porque no les interesa, pero me conocen muchas personas-“ y la diputada les preguntó: “¿Qué tal todo? Sois los dos idiotas. Sois idiotas los dos. A ti te han echado del ayuntamiento de Madrid por un asunto particular, en el que no voy a entrar, y a ti porque Joaquín ha denunciado a Lapuerta que tu no estabas adjudicándole ninguna obra”.

Ortega, al conocer el sumario, descubrió “que el señor’ Volpecederes’ hace una donación de 60.000 euros al PP a nivel nacional y así aparece en los papeles del señor Bárcenas”, ha asegurado al tribunal al aclarar que existe una errata en la contabilidad B que mantenía el extesorero del partido ya que el donante es identificado como “Volpeceres” en lugar de “Molpeceres”.

La empresa de Joaquín Molpeceres Coarsa percibió entre 2001 y 2002 un total de 2.800.765,85 euros por la construcción de un centro de Educación Secundaria, mientras que otra de sus empresas –Licuas- se benefició de numerosos contratos por más de cinco millones de euros entre los años 2202 y 2004, según el escrito de acusación de la Fiscalía.

Ortega ha negado haber recibido un fax procedente de la sede nacional del PP en el que se instaba a ayudar a empresas que supuestamente habían financiado la campaña electoral de las elecciones municipales y autonómicas de 2003, en contra de la versión aportada por el exconcejal de Majadahonda y denunciante de la trama, José Luis Peñas.

Peñas afirma ante el tribunal que Ortega le informó de la recepción de este fax desde "tesorería o gerencia" del PP para que se "recompensase" a una "serie de empresas" por haber entregado "un donativo" a la formación política para dicha campaña. "Yo ese fax no lo he recibido nunca y no he podido enseñarle un fax porque me parece de una torpeza absoluta", ha añadido.

Guillermo Ortega, para quien la Fiscalía pide 50 años y 10 meses de prisión, ha negado haber entregado dinero alguno a Luis Bárcenas, sucesor de Lapuerta al frente de las finanzas del Partido Popular.

"Sois insoportables"

“A nivel de financiación del PP nunca he entregado al señor Bárcenas cantidad ninguna, no le conozco de ningún proyecto, ha sido un compañero de partido más. Como en el mili, él era el coronel y yo era un pobre sargento”, ha explicado al tiempo que consideraba que no le extrañaba que en la contabilidad de la trama Gürtel aparezca con el apelativo de “Luis el cabrón porque le llamábamos el alemán, por lo cuadriculado que era”.

También ha relatado cómo dimitió de sus cargos. En la versión aportada por Esperanza Aguirre, entonces presidenta de Madrid y máxima responsable del PP de Madrid, fue expulsado por corrupto.

La versión de Ortega es bien diferente. Tuvo una intervención de corazón en 2003 y se encontraba débil. “Cuando a mi me llama la presidenta y Francisco Granados y me dicen que tengo que dimitir, yo no tengo la cabeza para más ruidos y les digo: no es que me voy, es que dimito, es que no puedo más. ¡Sois insoportables!”.

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