Las largas y duras negociaciones del Gobierno con sus socios sobre los Presupuestos, que coparon los tres últimos meses del 2021, y sobre la reforma laboral, que se prolongaron todo el mes de enero, con el aliciente de la campaña de las elecciones de Castilla y León de fondo, han sacado de la agenda política varias cuestiones candentes para cuya solución se requiere un debate pausado.

Uno de estos puntos calientes de la legislatura sacados del foco mediático por dichas circunstancias ha sido el conflicto político con Catalunya (más allá de la visita del president de la Generalitat de Catalunya, Pere Aragonès, a un foro celebrado en Madrid a mediados de enero), que supone uno de los principales retos para el Gobierno de coalición y la principal baza de uno de sus principales socios parlamentarios, ERC.

En este sentido, una vez celebrados los comicios autonómicos, que volvieron a certificar un nuevo retroceso de los partidos del Ejecutivo ante otro avance de la derecha y la ultraderecha (en detrimento de Cs), los republicanos han vuelto a poner sobre la mesa este melón para avanzar en un debate que se ha vuelto intermitente a lo largo de esta legislatura.

Y es que, el riesgo del adelanto del ciclo electoral previsto para 2023, por el futuro incierto de la gobernabilidad de la Junta de Castilla y León y las noticias electorales que puedan llegar desde el Palacio de San Telmo en Sevilla, da motivos a ERC para temer que la legislatura acabe sin constatarse avances palpables en la mesa de diálogo.

A esto se suman las "sospechas" de ERC de que el Gobierno tiene la "tentación de dejar pasar la oportunidad" de volver a convocar dicho espacio de negociación, por lo que el portavoz del grupo republicano en el Congreso, Gabriel Rufián, ha urgido a Pedro Sánchez en la sesión de control al Gobierno de este miércoles a "afrontar" el conflicto político con Catalunya.

Después de que la portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, confirmara la nueva fecha de la comisión bilateral Generalitat-Estado para este próximo viernes con el objetivo de dar respuesta al reciente toque de atención de Aragonés, los republicanos han redoblado la presión al exigir desde Madrid la convocatoria de una nueva reunión de la mesa de diálogo. 

"Quien crea que si la mesa no funciona solamente perjudica al independentismo se equivoca. El fracaso de la mesa también es un fracaso de la izquierda española. Cada vez que la izquierda española fracasa, acaba gobernando la derecha y, en este caso, la ultraderecha. Le pido que ponga políticas de izquierdas sobre la mesa y que afronte el conflicto político con Catalunya porque tal vez así evite hacer las maletas en Moncloa", ha reclamado Rufián durante su intervención en el hemiciclo.

Fuentes parlamentarias de ERC insisten en que la mesa de diálogo y la cumbre bilateral son "dos espacios distintos" toda vez que el Gobierno, o al menos la parte socialista, sigue retrasando la convocatoria de este primer canal y rehúsa confirmar una fecha cinco meses después de la primera reunión entre los representantes gubernamentales de Madrid y Barcelona. En todo caso, Sánchez ha mostrado en público su intención de mantener "la mano tendida" para la mesa de diálogo y la comisión bilateral.

También en el Senado

Asimismo, esta presión ya se vislumbró este martes en el Senado, también durante la rendición de cuentas del Gobierno, aunque fue por parte del portavoz de EH Bildu en la Cámara Alta, Gorka Elejabarrieta, que comparte grupo y líneas de acción con los republicanos. En la pregunta al presidente, el senador pidió "valentía" a Pedro Sánchez para, entre otras cosas, abrir el debate territorial y "respetar la voluntad mayoritaria del pueblo vasco y catalán".

"Es hora de abrir el melón territorial, de encarar de forma decidida el reconocimiento de la plurinacionalidad y de proponer mecanismos que respeten la voluntad mayoritaria del pueblo vasco y catalán. Ahora es el momento de hacer frente a quienes intentan imponer una contrarreforma monolingüe, uninacional y centralizadora", aseveró el senador de la coalición abertzale.