Público
Público

Memoria Histórica La memoria de Madrid: checas, cementerios, colegios y calabozos

El Comisionado de Memoria Histórica ha elaborado un manual en el que cuenta "el trozo de historia que le falta a Madrid".  
Proponen crear 17 "lugares de memoria" y colocar una treintena de placas que completen el relato de la capital.

Cementerio de la Almudena. EFE/Ballesteros

maría lópez / efe

A Madrid le falta contar un trozo de su historia o al menos a esa conclusión ha llegado el Comisionado de Memoria Histórica, que además de considerar que "no es aceptable" que el museo municipal no cuente el siglo XX, propone crear un total de 17 "lugares de memoria" y colocar una treintena de placas que completen el relato de la capital.

"Lo más importante es que se cuente el siglo XX, no ya desde el punto de vista de la violencia, sino también de lo positivo, reclamó el pasado viernes la presidenta del Comisionado, Paca Sauquillo.

Este espacio museístico es solo una de las propuestas que el Comisionado, creado con el apoyo de todos los grupos municipales para implantar la Ley de Memoria Histórica desde el consenso, ha elaborado durante dos años y que se recogen en un libro que funciona como manual de ese Madrid desconocido para sus vecinos. Los expertos en Historia, Filosofía, Arquitectura o Ética reunidos en el Comisionado proponen crear lugares de memoria con carácter pedagógico, que den protagonismo a las víctimas y que sirvan para ensalzar valores de paz y concordia.

Distinguen dos tipos, los lugares negativos como cementerios, cárceles o checas y los positivos como embajadas, colegios e instituciones vinculadas a la libertad y la cultura. Quieren que sean espacios de recuerdo cárceles como las de Carabanchel, Ventas -donde fueron recluidas las mujeres-, Torrijos -donde Miguel Hernández escribió sus Nanas para la Cebolla-, Porlier, Modelo o Yeserías, además de búnkeres como el de El Capricho.

Desde el Comisionado optan por resignificar monumentos como el Arco de la Victoria en Moncloa o la Real Casa de Correos

También abogan por resignificar monumentos como el Arco de la Victoria en Moncloa, símbolo del triunfo del golpe de estado, o por dar a conocer los incendios deliberados que destruyeron iglesias como la Colegiata de San Isidro. 

Algunas de estas intervenciones exceden las competencias del Ayuntamiento de Madrid, como la de la Real Casa de Correos de la Puerta del Sol, sede de la Presidencia del Gobierno autonómico. Los sótanos de este emblemático edificio -desde el que se proclamó la II República en 1931 y donde está el reloj con el que los españoles despiden el año- albergaron durante la dictadura los calabozos de la Dirección General de Seguridad, espacio de tortura y represión de opositores que el Comisionado quiere recordar con una placa y mostrando las antiguas celdas.

También proponen la colocación de una placa en el actual edificio del Círculo de Bellas Artes, donde al estallar la guerra se situó una checa, uno de los más de 200 centros de detención de la ciudad, en los que también fueron asesinados los adeptos a los sublevados.

Entre los elementos "positivos" se proponen la Colina de los Chopos, donde se sitúan el Instituto Ramiro de Maeztu y la Residencia de Estudiantes, las embajadas de Noruega y Chile o la Gota de Leche, institución benéfica situada en Lavapiés que sufrió el primer bombardeo civil, en el que murieron sobre todo niños y mujeres que hacían cola en la lechería.

Entre los lugares "positivos" se proponen la Colina de los Chopos o
el Instituto
Ramiro de Maeztu

"Yo que nací en el 43 muy cerca de la tapia del cementerio... estaban fusilando mientras me daban de mamar", relataba Sauquillo sobre el cementerio de la Almudena, donde fueron ejecutadas 2.934 personas entre 1939 y 1944, un dato que esta abogada ignoraba.

El homenaje a estos ejecutados ha supuesto el mayor desacuerdo entre el Comisionado y la alcaldesa, dado que entre los muertos se incluyen más de 300 chequistas, lo que hizo que los expertos abogasen por mostrar los nombres solo con un código digital, algo que rechaza Carmena.

Dos años de trabajo han servido también para proponer placas que recuerdan a los corresponsales de guerra en el edificio de Telefónica, a los humoristas, a Vicente Rojo, José Miaja o Julián Grimau, entre muchos otros.

Esta labor ha necesitado de reuniones, libros y asesorías que han permitido reunir una pequeña biblioteca que ahora se cederá al Ayuntamiento y donde se recogen títulos de la bibliografía usada por el Comisionado, un catálogo de lecturas de la Guerra Civil que deberían consultar los institutos, según Sauquillo.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias