a coruña
Actualizado:Las mareas gallegas y sus diferencias con los partidos que integran su espacio político pueden convertirse en el primer obstáculo al frente amplio que quiere armar Yolanda Díaz. Su heterogeneidad, la multiplicidad de intereses que las integran y algunas enemistades personales enquistadas aseguran a la vicepresidenta segunda un difícil recorrido para conseguir su apoyo.
Galicia fue el primer territorio donde cuajó un proyecto político similar al que propone la ministra de Trabajo. Fue en el 2012, cuando era coordinadora general de Esquerda Unida y se alió con los nacionalistas de Anova escindidos del BNG para darle el primer revolcón serio al sistema tradicional de partidos.
En pleno auge del 15M, Alternativa Galega de Esquerdas (AGE) llegó con nueve escaños al Parlamento de Galicia y dio impulso a los movimientos locales que dos años y medio después entrarían en decenas de villas y ciudades aupados por la emergencia de Podemos.
Aquella autodenominada "primavera municipalista" del 2015 dio a las mareas las alcaldías de A Coruña, Santiago y Ferrol; hizo que el BNG se quedara sin representación en Vigo y en Ourense, y redujo el poder provincial del PP a una de las tres diputaciones que tenía. Siete meses después, el experimento, convertido en En Marea, sobrepasaría en cuatro puntos al PSOE en las generales.
Las mareas no gobiernan en ninguna ciudad y el proyecto que iniciaron en AGE terminó por diluirse
Hoy las mareas ya no gobiernan ninguna ciudad, y el proyecto originado en AGE y continuado por En Marea y luego por Galicia en Común se ha diluido entre sus contradicciones y disputas internas. Ha pasado de seis a dos escaños en el Congreso de las Diputadas —uno de los que mantiene es el de la vicepresidenta— y de catorce a cero en el Parlamento de Galicia.
Si Díaz quiere recuperar ese espacio socioelectoral, que ha perdido 356.000 votos en cinco años —de los 408.000 de las generales del 2015 a los menos de 52.000 de las autonómicas del 2020—, tendrá que trabajárselo. Porque su convivencia con las mareas nunca fue fácil y las heridas siguen abiertas.
"El proyecto que está dibujando Yolanda cuenta con los partidos, pero quiere ampliar, ir más allá, y estoy seguro de que cuando esté en marcha y se visualice su calado, referentes del mundo social, académico, sindical y también político no dudarán en buscar líneas para sumarse y reforzar el proyecto y el espacio político", asegura Antón Gómez Reino, que ocupa el otro escaño de Galicia en Común en el Congreso y quien participó en primera línea en la construcción de la Marea Atlántica de A Coruña.
MA: la plaza más complicada para Yolanda Díaz
Precisamente, la plaza más complicada para Díaz es hoy A Coruña, donde MA, que perdió el poder en el 2019, mantiene un enfrentamiento directo con Podemos. Su primer presidente, Xiao Varela, ex concejal de Urbanismo en el Gobierno de Xulio Ferreiro, dimitió hace catorce meses tras intentar sin éxito que la formación entrara de nuevo en el Ejecutivo local en coalición con el PSOE.
Su salida dio paso a Isabel Faraldo, portavoz local de Podemos que iba en la lista de MA pero que prefirió no integrarse en su grupo municipal para quedarse como concejala no adscrita. Sus antiguos compañeros de candidatura la tildan de tránsfuga, mientras Podemos defiende que ella no cambió de partido porque nunca militó en Marea, sino en Podemos.
"Las Mareas en general y Marea Atlántica en particular fueron en su nacimiento espacios de integración, donde cupo mucha gente diversa con o sin adscripción partidaria. Por distintos motivos perdieron mucha capacidad de ilusionar, pero creo que recuperar esa manera de entender la política es ahora más necesario que nunca para que la transformación social avance con la fórmula por la que apuesta Yolanda Díaz", añade el ex concejal.
"La situación es complicada porque fue Podemos quien que rompió el acuerdo de confluencia"
Inés Cebreiro, portavoz de la coordinadora de Marea Atlántica, admite las dificultades para llegar a un acuerdo: "La situación es complicada porque fue Podemos quien que rompió el acuerdo de confluencia".
"Ahora estamos en un proceso de debate sobre el contexto estatal y el marco de las elecciones locales del 2023. No presupone que vayamos a decidir una posición sobre el frente amplio, pero todo sería mucho más fácil si no hubiera sucedido lo que sucedió con el acta de la concejala de Podemos", concluyen.
Podemos no descarta un acuerdo en A Coruña
En Podemos, por su parte, no descartan que sea posible un acuerdo en A Coruña y con el resto de mareas, aunque admiten que va a ser difícil si no se reconoce "la legitimidad de todas las partes y la necesidad de abrir el proceso a la participación de agentes de la sociedad civil".
Así lo explica el secretario de Organización en Galicia, Borja San Ramón, quien desvincula del proceso municipal un posible apoyo al frente amplio, puesto que "el mensaje y los esfuerzos de Yolanda Díaz no se dirigen tanto a las formaciones políticas como al tejido social y a la ciudadanía".
"Si alrededor de este trabajo se articula un movimiento capaz de presentarse como alternativa real, generar expectativas e ilusión acordes a las que genera la propia Yolanda, a las organizaciones políticas nos tocará estar a la altura y a disposición del mismo, recordando que esto no va de nosotros, sino del bienestar y de la mejora de las condiciones de vida de la ciudadanía", apunta.
Santiago, otra de las plazas complicadas
Otra de las plazas complicadas es la capital de Galicia, Santiago, donde la Compostela Aberta del ex alcalde Martiño Noriega, vinculado a la Anova que se alió con Díaz en AGE, también perdió el poder municipal en el 2019.
Las fricciones de Anova con Unidas Podemos se pusieron de manifiesto ese mismo año, cuando la formación de Noriega, hoy retirado de la política y retornado a su carrera profesional como médico, renunció a repetir coalición para las generales.
"Tenemos un contacto fluido", dicen fuentes de Compostela Aberta sobre la relación con Díaz, aunque aseguran que de momento la posibilidad de apoyar su proyecto "no se ha debatido en ningún foro". "No es que seamos ajenos, pero no tenemos más información que la que ha salido en los medios y eso no da para un debate orgánico. En lo que estamos centrados es en fortalecer nuestra posición de alternativa municipal y en tejer redes con las candidaturas gallegas", añaden.
Lo cierto es que Compostela Aberta se siente con la fortaleza necesaria para afrontar unas nuevas municipales sin apoyarse en el frente de Díaz. "Somos la única organización de este espacio político que ha superado el 20% [de voto] en nuestra ciudad, lo que supone un total muy por encima de los resultados de Unidas Podemos en las generales [un 12,6%]", sostiene el documento político-organizativo aprobado en su última asamblea, en junio pasado.
Vigo, otro enclave problemático
Quizá Díaz no va a tenerlo tan complicado en Vigo, la ciudad más poblada de Galicia y donde Podemos arrasó en las generales del 2015. Pero también allí se encontrará con problemas. Entonces la formación ganó en 72 de los 85 colegios electorales de la ciudad, y hoy la Marea de Vigo cuenta con sólo dos concejales.
Uno de ellos es Rubén Pérez, responsable de Política Municipal de la ejecutiva federal de Izquierda Unida y quien advierte de que la estrategia para que la izquierda alternativa enfrente con garantías las generales del 2023 debe armarse con la vista puesta en reconstruir los acuerdos municipalistas, para que las elecciones locales anticipen las posibilidades de éxito. "Va a ser un proceso a doble vuelta", subraya.
El liderazgo de Díaz polariza mucho menos que perfiles anteriores y despierta "muchas más filias que fobias"
Pérez destaca que el liderazgo de Yolanda Díaz polariza mucho menos que perfiles anteriores y despierta "muchas más filias que fobias", lo que supone un aliciente para quienes apuestan porque habrá consenso. "Las mareas tenemos que reflexionar sobre qué queremos ser. Seguimos teniendo fuerza, pero el reto es recuperar gobiernos. Surgimos para superar la dinámica de los partidos tradicionales y ahora quizá debamos superarnos a nosotras mismas. Lo prioritario es reconstruir nuestro espacio como sujeto político".
Donde más fácil lo tiene la vicepresidenta es en Ferrol, la ciudad donde inició su carrera política como concejala. Porque Ferrol en Común, la marea que lidera el ex alcalde Jorge Suárez, también de Izquierda Unida, cuenta con el apoyo de Podemos pese a las tensiones que ha generado en la militancia morada local el predominio de los afines a la ministra.
Lugo, Ourense y Pontevedra
La situación es mucho más relajada allí que en ciudades como Ourense y Pontevedra, donde las divergencias por el control de las candidaturas locales dejaron a la coalición sin representación en los ayuntamientos. Aunque el caso más paradigmático es Lugo, donde Podemos e Izquierda Unida se presentaron en el mismo año, 2019, en coalición a las generales de abril, por separado un mes después a las municipales de mayo, y de nuevo unidos a las generales de noviembre.
Podemos e Izquierda Unida cuentan con una organización territorial demasiado frágil en Galicia como para asegurar que Yolanda Díaz vaya a disponer de la militancia activa suficiente para enfrentar todo el trabajo invisible de un proceso electoral: desde pegar carteles a organizar actos pasando por apuntarse de representante o interventor en los colegios, por publicitar y llenar mítines y, sobre todo, por negociar candidaturas y completarlas hasta el último suplente. Ahí es donde las mareas pueden jugar un papel para que el frente amplio no sea un cartel con pies de barro.
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