Faltan todavía unos meses para que se abra la negociación en el seno del Gobierno de coalición sobre los Presupuestos Generales de 2023, pero Unidas Podemos quiere dejar ya claras sus prioridades y sentar las bases en esa batalla que librará con el PSOE.

La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, ha bautizado estas cuentas como las del "ahora o nunca" y ha mandado un mensaje claro al socio mayoritario del Ejecutivo: los PGE se deben volcar en la "inversión social" y no en "intereses externos a nuestro país".

Traducido al lenguaje de las medidas presupuestarias, esto quiere decir que la formación morada quiere unos PGE que se centren en asuntos como la reforma fiscal y que no contengan una subida del gasto militar.

Esta semana, se ha visto una diferencia clara entre los de Pedro Sánchez y el espacio de Unidas Podemos respecto a la cumbre de la OTAN que se celebrará a finales de junio en Madrid, un cónclave que, entre otras cuestiones, servirá de refuerzo al compromiso del presidente del Gobierno de elevar el gasto en Defensa en el contexto de la guerra de Ucrania.

En el ámbito estrictamente político, la polémica ha girado en torno a la asistencia de los ministros de UP a esta cumbre. Ninguno de los representantes de Podemos en el Ejecutivo acudirá, y tampoco está previsto que lo haga el ministro de Consumo y líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón.

En estos casos, es muy probable que ni siquiera se produzca una situación de plantón de Podemos e IU en la cumbre, ya que ninguno de sus ministros ocupa cargos cuyas competencias fuercen su invitación a la misma. La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, en cambio, forma parte del Consejo de Seguridad Nacional y, previsiblemente, será invitada.

"Gobernar, gobernar y gobernar"

Sin embargo, en su entorno avisan de que es muy probable que esa fecha coincida con una cita médica de la titular de Trabajo, que tampoco acudió el pasado lunes al 40 aniversario de la entrada de España en la OTAN por "cuestiones de agenda".

Más allá de la cumbre, también hay una importante diferencia en materia presupuestaria entre Unidas Podemos y el PSOE: el aumento del gasto militar. Sánchez se ha comprometido públicamente en varias ocasiones con el incremento de esta inversión, y su vínculo definitivo con esta promesa se cerrará en el cónclave de finales de junio.

En el espacio confederal rechazan de forma tajante incrementar el gasto en Defensa, e insisten en que hay otras prioridades. La más importante es, al menos para Podemos, la de acometer una reforma fiscal que reduzca la desigualdad en materia tributaria. En la formación morada han trasladado a los socialistas que los Presupuestos de 2023, los últimos de la legislatura, no pueden ser los PGE de la OTAN, unas cuentas que podrían apoyar sin tapujos formaciones como el PP.

En un contexto de ola reaccionaria y de crecimiento de la ultraderecha, los de Ione Belarra ven fundamental apostar por unas cuentas progresistas que pongan el colofón a la legislatura del Gobierno de coalición y que lo puedan definir en base a un gasto social importante. "En esta segunda parte de la legislatura el Gobierno tiene que subir el ritmo de las grandes transformaciones, y gobernar, gobernar y gobernar", aseguró la ministra de Derechos Sociales el pasado miércoles en el Congreso de los Diputados.

"Con ellos tenemos que ser capaces de hacer frente a los profundos retos estructurales de nuestro país. Uno de ellos es el de la desigualdad, que solo va a poder corregirse con una reforma fiscal ambiciosa que haga que los pocos que más tienen paguen lo que les corresponde", añadió la líder de Podemos.

Por el momento, ni Sánchez está dispuesto a renunciar al aumento del gasto militar, ni entre los planes del Ministerio de Hacienda se encuentra una reforma fiscal de calado. El líder del Ejecutivo habría pedido al Gobierno cerrar filas con la cumbre de la OTAN, y el departamento de María Jesús Montero ha metido en un cajón el libro blanco que encargaron a un comité de expertos hace meses sobre fiscalidad.

Las primeras negociaciones presupuestarias entre el PSOE y Unidas Podemos tendrán lugar, previsiblemente, tras el verano, apenas unos meses después de la celebración del cónclave de la Alianza Atlántica en Madrid. La formación morada ya ha movido las primeras fichas en esta batalla que definirá el broche presupuestario de la legislatura.