barcelona
Una vez más, y van siete, el 11 de septiembre, la Diada nacional de Catalunya, se ha convertido en una enorme movilización independentista. Aunque hace algunos días parecía que en esta ocasión el poder de convocatoria de la ANC y Òmnium podría perder fuerza, la realidad ha superado las expectativas y cientos de miles de personas –un millón, según la Guardia Urbana de Barcelona– han llenado la Diagonal. Durante unos minutos la principal avenida de la capital catalana se ha transformado en una ola de color coral, gracias a la abrumadora presencia de las camisetas distribuidas por al ANC. La primera jornada post referéndum del 1 de octubre, y también la primera con presos y exiliados políticos y tras la fallida declaración de independencia, pretendía convertirse en un clamor a favor de la implementación de la República catalana, pero en una jornada marcada por las ausencias ha sido precisamente la reclamación de la liberación de los presos la que ha tenido más protagonismo.
Si bien más matizadas que hace algunos días, el 11-S de 2018 también será recordado por la visualización de las divergencias entre diferentes sectores del independentismo, aunque el mensaje mayoritario es que la época de poner plazos y aspirar a una inminente república catalana ha pasado. Pero hay una distancia clara entre lo que proclama el presidente de la Generalitat, Quim Torra, y lo que dice desde la cárcel el líder de ERC, Oriol Junqueras, que prevé el referéndum acordado como la única vía para alcanzar la independencia. Lo que defiende la CUP, cada vez más crítica con la posición del Gobierno de la Generalitat, tampoco coincide y se acerca más al mensaje más combativo de los CDR, que por primera vez han tenido protagonismo en la Diada. También hay matices importantes entre las palabras de los dirigentes de la ANC y Òmnium Cultural, pese a los objetivos compartidos.
La elección de las personas que han hecho los parlamentos en el escenario de la manifestación marca precisamente la situación, y las prioridades, de buena parte del independentismo: han hablado los abogados internacionales de presos y exiliados independentistas; ha intervenido la madre de Adrià Carrasco, el joven del CDR de Esplugues de Llobregat que se ha exiliado en Bruselas ante la imputación que recibió por parte de la Audiencia Nacional; también lo ha hecho una miembro de un CDR, que ha prometido un "otoño caliente" con nuevas movilizaciones; y, obviamente, también lo han hecho el vicepresidente de Òmnium Cultural, Marcel Mauri, y la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, que de maneras diferentes han reivindicado una república que, eso sí, no ven inmediata.
Paluzie, que ha sido la última en intervenir, ha celebrado la gran movilización porque según ella se ha demostrado "que la represión no nos ha vencido. No sólo no hemos renunciado a nuestro objetivo, la independencia, sino que lo encaramos con más responsabilidad, más fortaleza y más coraje. Ahora somos más conscientes de las dificultades de alcanzar esta cumbre, pero también de la necesidad imperiosa de hacerlo ". Muy crítica con un Estado español "decidido a vulnerar derechos individuales y colectivos, dispuesto a ejercer violencia policial para impedir un referéndum de autodeterminación y que es capaz de convertir un derecho en un delito", Paluzie ha reivindicado el referéndum del 1-O, una cita que sirvió para "vencer el miedo colectivamente" y para "ganar el derecho a la independencia".
Según la presidenta de la ANC –que sucede a un Jordi Sánchez que está encarcelado desde el 16 de octubre del año pasado–, el 1-O y su conjunción de mandato democrático dado por la ciudadanía y organización institucional es la "respuesta" para hacer "efectiva la república catalana". Asimismo, Paluzie ha apostado por convertir el juicio contra la plana mayor del independentismo que en unos meses arrancará en el Tribunal Supremo en un "boomerang que vuelva al Estado, en un nuevo proceso de Burgos". Finalmente, también ha pedido a los partidos que prioricen el interés colectivo al de partido y que el Gobierno se prepare para un "nuevo embate democrático".
Marcel Mauri, que desde el encarcelamiento de Jordi Cuixart –también el 16 de octubre– se ha convertido en la cara pública de Òmnium, también ha reivindicado el 1-O –"el acto de desobediencia y autodeterminación más importante que se ha hecho en Europa en las últimas décadas"– y ha manifestado que la lucha de Cuixart es" luchar por un país donde nadie pueda acabar en prisión por defender sus ideales". "Ni la cárcel, ni el exilio, ni su violencia son límite alguno para nosotros. La democracia no entiende de límites. No pondremos límites a la libertad y a la democracia", ha añadido un Mauri que ha reclamado "valentía "al presidente español, Pedro Sánchez, y ha admitido que alcanzar la república "no será rápido ni fácil", pero que "trabajaremos sin descanso" para conseguirla.
Los CDR prometen un "otoño caliente"
El primero en intervenir ha sido Aamer Anwar, abogado de Clara Ponsatí, que ha tenido un discurso especialmente inflamado con frases como "no sé cómo un gobierno español corrupto puede decir que no es democrático que la gente vote" o que "el derecho a la autodeterminación es un derecho fundamental. Después de más de 300 años de opresión, España no podrá aplastar las aspiraciones de Catalunya". Anwar ha reclamado la liberación de los presos y el retorno de los exiliados. Ben Emmerson, el abogado que lleva la causa de los presos y algunos exiliados –como Carles Puigdemont– en la ONU, es el único que ha fijado plazos y aseguró que "ésta será la última celebración de la Diada bajo el gobierno español. Cataluña será una República el próximo año", además de pedir también la liberación de los presos.
Nuria Tarrés, madre de Adrià Carrasco, el joven del CDR exiliado en Bruselas, ha proclamado que "el dolor nos la tragamos y al miedo le hacemos frente. Fascistas, dais miedo. Adri, no nos han vencido". Gloria Coronas, miembro de los CDR, ha hecho un discurso exigente con la clase política: "Basta de intereses partidistas, basta de proyectos autonomistas. Desobedeced en los despachos como nosotros lo hacemos en las calles. Estamos hartas de simbolismos. Votamos y ganamos: haga efectiva la República catalana ". Asimismo ha avanzado que habrá nuevas movilizaciones: "Preparaos para el otoño caliente. El 1-O nos haremos oir". Finalmente, el presidente de la Asociación de Municipios por la Independencia, Josep Maria Cervera, ha manifestado que "trabajamos por la libertad de los presos y por la libertad de nuestro país".
El referéndum acordado, punto de encuentro de JxCat, ERC y Comunes
Todos los partidos independentistas han contado con amplias delegaciones en la movilización de la Diagonal, que también ha contado con la asistencia de algunos dirigentes de los Comunes, como el primer teniente de alcaldía del Ayuntamiento de Barcelona, Gerardo Pisarello, o el diputado en el Parlament y coordinador general de EUiA, Joan Josep Nuet, entre otros. Todos los grupos han celebrado la amplia movilización. Contento con la enorme manifestación, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, se ha dirigido al presidente español, Pedro Sánchez, desde TV3 para pedirle que escuche la "voz" del pueblo de Catalunya y que dé una respuesta , en clara referencia al referéndum acordado que el también diputado de JxCat reclamó en la conferencia que hace unos días pronunció en Barcelona. El presidente del Parlament y dirigente de ERC, Roger Torrent, también ha defendido el referéndum de autodeterminación, al tiempo que ha manifestado que no se puede hablar del diálogo mientras haya "presos políticos".
La CUP se ha alejado del discurso dominante del independentismo y, en palabras del diputado Vidal Aragonés, ha asegurado que "la idea del referéndum pactado es un engaño. No es posible ni con el PP ni con el PSOE, porque quien manda realmente no son ellos sino el régimen del 78 ". En cambio, Catalunya en Comú Podem sí se ha sumado a la demanda de un referéndum acordado y vinculante. En cuanto al resto de partidos, Cs ha pinchado y ha reunido a muy pocas personas en su acto de la plaza del Rei. Su discurso ha sido el de siempre y tanto su presidente, Albert Rivera, como la líder del partido en Catalunya, Inés Arrimadas, han cargado contra una Diada que consideran que "excluye a más de la mitad de los ciudadanos". Finalmente, el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, ha hecho un llamamiento al diálogo y ha pedido que se detengan las demandas sobre los presos al Gobierno central, en referencia a la petición de retirar el delito de rebelión desde la Fiscalía : "Hay que recordar que en un Estado de Derecho con separación de poderes no se puede pedir a un gobierno que ponga a una persona en libertad. Yo lo que piden es que si queremos un diálogo sincero es no poner condiciones". Iceta también ha criticado el contenido de los actos institucionales de este lunes, que considera que no representan a todos los catalanes y pide que para las próximas jornadas "sean realmente inclusivos".
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