MADRID.- La supervivencia de Izquierda Unida pasa por lo que decida este viernes en su Presidencia Federal y por lo que confirme en el Consejo Político del día 14. IU se juega ser parte de un bloque con posibilidades de plantar cara al bipartidismo en las próximas elecciones generales o seguir la estela de su federación madrileña: romperse en dos o más facciones y quedar fuera de las instituciones al dar la batalla de las siglas frente a Podemos, que ha demostrado haberse hecho con casi todo su espacio político.
Este viernes es el momento de Alberto Garzón, el candidato de IU a la Presidencia del Gobierno, que presentará su modelo de convergencia para acercarse a Podemos y buscar un frente con otras fuerzas políticas y movimientos sociales. Para el diputado, las elecciones municipales han demostrado que “la unidad popular es el único camino”, y la fórmula debe ir seguir la línea de las candidaturas unitarias que han triunfado en Barcelona (Barcelona en Comú), Madrid (Ahora Madrid), Zagaroza (Zaragoza en Común) o A Coruña (Marea Atlántica). En estos casos han convergido fuerzas como Podemos, Equo, Anova y la propia IU, a excepción de Madrid, que supuso la fractura definitiva de IU-CM y su desaparición en las instituciones en una derrota sin precedentes.
Su proyecto, que será detallado este viernes en rueda de prensa y expuesto por el propio candidato en la Presidencia, cuenta a priori con el apoyo de la mayoría en los órganos, según fuentes de la dirección. Aunque una filtración este jueves, desmentida por el propio Garzón, volvió a remover la disputa que ha marcado la campaña hasta el 24-M al asegurar que IU renunciaría a sus siglas para las generales y buscaría integrarse en un nuevo espacio junto a Podemos.
Fuentes del entorno del candidato han desmentido este extremo y que haya habido negociaciones al respecto. Acusan a una parte de la organización de “agitar el falso debate del liquidacionismo de IU” para restar apoyos al modelo del diputado malagueño y empañar el debate de este viernes con un asunto que “no se va a tratar”. Al menos por el momento, aunque es evidente que será un debate agitado si finalmente se logra la convergencia. En varios artículos y entrevistas, la joven esperanza de la organización ha dejado claro que las siglas no son esenciales mientras la unidad popular “se construya desde la autonomía de todos los participantes”, y que los comicios han demostrado que “el patriotismo de siglas ha quedado superado por el patriotismo de clases”.
"El patriotismo de siglas ha quedado superado por el patriotismo de clases"
Esa lectura coincide con la realizada por el PCE, que llama a “superar el sentido de las simple coalición electoral y el frente clásico de izquierdas” para construir “espacios de convergencia social con una potente base popular”, “huir del repliegue y la posición defensiva”. La apuesta es contraria a la que marcó IU, con apoyo de Cayo Lara, para las autonómicas y municipales poniendo como línea roja la convergencia en coalición electoral, fuente de la mayoría de disputas internas y de rechazo por parte de otros actores políticos.
Podemos no es suficiente
La lectura de Garzón es que Podemos por sí solo no puede hacer frente al bipartidismo, como han demostrado sus resultados en las elecciones autonómicas. La formación de Pablo Iglesias en solitario no ha conseguido ser segunda fuerza en ninguna comunidad autónoma, algo que ha hecho a Pablo Iglesias contemplar la posibilidad de liderar un bloque amplio con su partido como “paraguas” de otras organizaciones y movimientos.
Sin embargo, el líder de Podemos ya ha avisado a Garzón de que no va a ser “la balsa de salvamento para nadie”, dando a entender que serán ellos los que pongan las condiciones a la convergencia.
Llamazares exige un referéndum sobre la convergencia
Precisamente es esta actitud la que choca con Izquierda Abierta, el partido de Gaspar Llamazares integrado en IU. El proyecto que proponen frente al de Garzón comparte la tesis del “frente amplio” como única herramienta para vencer al bipartidismo, pero rechaza las “pretensiones hegemónicas” y también enarbola el fantasma de la “disolución” y la “absorción” por Podemos. No se muestra contrario a renunciar a las siglas, pero exige que el modelo de convergencia sea sometido a referéndum de la militancia. Ese fue el camino que se siguió en Madrid tras la marcha de los candidatos electos en primarias y ningún resultado fue aprobado por la dirección federal. Aun así, confían en que “no hay estigma para las siglas de IU”, tal y como demuestran, a su juicio, los resultados en Asturias, donde Llamazares ha aguantado el tirón manteniendo el grupo parlamentario con cinco escaños.
Pulso entre Garzón y Cayo Lara
La Presidencia de este viernes no marcará sólo la hoja de ruta para las generales, sino que servirá para que el coordinador federal, Cayo Lara, muestre si comparte la postura del candidato por el que decidió echarse a un lado. La campaña electoral puso de manifiesto que Garzón y Lara chocaban de frente en la estrategia de alianzas, hasta el punto de que Lara defendió ese repliegue identitario frente a Podemos en Madrid, apoyando a Raquel López en su candidatura a la Alcaldía en contra de lo que dictaba la resolución de los órganos federales.
La dimisión de Cayo Lara no se descarta aunque no hay presiones para su cese
El fracaso en Madrid se ha entendido internamente como un fiasco personal de Lara, que llegó a alinearse con quienes hasta entonces había sido sus enemigos políticos: Llamazares y la vieja guardia de IU Madrid. No obstante según fuentes de varias federaciones y de la propia dirección, su dimisión no se descarta pero no es una exigencia. “Con su dimisión no ganamos nada”, aseguran estas fuentes, que piden evitar una Asamblea Extraordinaria antes de las elecciones por falta de tiempo para el “profundo debate necesario” y para no desviar los esfuerzos de lo que consideran necesario: “centrarnos en la unidad popular”. Lo que se le exige es que “se ponga al servicio de la organización y reme a favor de la propuesta política del candidato “sin enmendarle la plana”.
“Nos estamos jugando coger el tren de la historia. Tenemos que ser conscientes de que hemos perdido protagonismo. Hay que naturalizar que Podemos tiene una proyección social muy importante, pero no va a homogeneizar la pluralidad de España por real decreto”, aseguran fuentes del entorno de Garzón, que confían que Podemos “estará a la altura del momento histórico y verá que tiene que ser más generoso”.
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