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El forense del 8-M señala a Illa y Simón pese a no estar imputados: "La hecatombe se veía venir"

El informe incluye el 'off the record' de la ministra de Igualdad para destacar que las reuniones masivas pueden propagar enfermedades infecciosas. "Y no porque lo diga la OMS, ni siquiera la ministra Montero, sino que forma parte del conocimiento popular".

El informe de la Guardia Civil considera que no se debió celebrar ningún acto multitudinario desde el 5 de marzo
Manifestación del 8 de marzo. Efe, imagen de archivo.

julia pérez

"Se veía venir. La población no lo veía, quien estaba al cabo de la calle eran los expertos" del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias que dirige Fernando Simón. Así destaca el forense Julio Lorenzo Rego el conocimiento que se tenía en febrero sobre la expansión de la covid-19 en España: "Se notaba la tensión" en los correos que se cruzaban dichos especialistas durante esos días.

La expansión de la pandemia en España era algo previsible, no se actuó a tiempo y se ocultó a la población la "peligrosidad" del coronavirus. "No se atendieron las llamadas" de la Organización Mundial de la Salud y del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades, y no se actuó con diligencia. Así de duras son las conclusiones que se extraen de este informe remitido a la juez de instrucción 51 de Madrid, Carmen Rodríguez-Medel, que instruye el caso del 8-M contra el delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco.

Pese a no estar imputados, el forense señala en este segundo informe al ministro de Sanidad, Salvador Illa; al propio Simón; a la directora general de Salud Pública, Pilar Azcárraga; al consejero de Sanidad de Madrid, Enrique Ruiz… Cita a estos responsables sanitarios e incluye el conocimiento que tenían en aquellos días previos a la declaración del estado de alarma por la pandemia.

'El país iba hacia una hecatombe sanitaria'

Destaca el forense que desde el 30 de enero se conoce la gravedad del virus, pese a que se minimiza el riesgo. Analiza la documentación del sumario, los informes de la Guardia Civil, los informes de las autoridades sanitarias internacionales y españolas, los correos internos en el CCAES, noticias de prensa, entrevistas a especialistas... Y concluye que ya desde el 25 de febrero en Sanidad "había un alto índice de sospecha de que el país iba hacia una hecatombe sanitaria y se sabía cuáles eran las medidas que había que adoptar para evitarlo", como el cierre de colegios, centros de trabajo y la cancelación de eventos.

Necesidad de avisar a la población

En especial, el forense considera muy importante el documento del 2 de marzo del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades. Recomienda a las autoridades de salud pública de la UE. Un "texto taxativo y claro" que alerta a los países miembros para "adaptarse y activar sus planes de preparación para una pandemia ahora, si es que aún no lo han hecho". También destaca la necesidad de avisar a la población del riesgo.

Ese 2 de marzo ya se conocía que España había entrado en fase de transmisión comunitaria. Al día siguiente, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, lo confirma: "afirmó que estábamos en una fase de transmisión comunitaria esporádica, no sostenida", destaca el informe.

Esas indicaciones de la ECDC "marcan un punto de inflexión en la evolución de lo que deberían ser las normas preventivas para evitar la propagación de la epidemia. Y no fueron atendidas", sostiene el forense.

En España "no se adoptaron esas normas como marcó el organismo europeo en lo referente a las medidas de distanciamiento social. Otros países sí debieron hacerlo y quizá por eso ostentamos el récord de ser uno de los países, si no el que más, con más víctimas (fallecidos y enfermos/habitante). Quizá no sea ese el único factor, no corresponde en este sencillo informe analizarlo. El daño de cualquier epidemia no sólo se debe atribuir a la contención de la difusión en los primeros estadíos sino también durante la evolución y no solo con medidas de contención sino merced a la atención sanitaria".

No se informó del riesgo a la organización del 8-M

Al forense adscrito al juzgado le llama mucho la atención que el 27 de febrero no se trate el riesgo de contagio en una reunión entre la delegación del Gobierno de Madrid, bomberos, el Samur, la Policía… para abordar la manifestación que se prepara para el 8 de marzo, con la asistencia de un millón de personas. Ninguno de los asistentes ha reconocido en el juzgado que se comentara siquiera al coronavirus.

En la Delegación del Gobierno "se tenía conocimiento de la peligrosidad" que entrañaba la covid-19 para la salud de los madrileños "y también se tenía conocimiento de cuál era la información que había que suministrar a la población para su autoprotección por medio de medidas de distanciamiento social. Las mismas medidas que se ofreció a los trabajadores del organismo. No me consta que esta información y este conocimiento se traspasaran ni a las personas que so licitaban autorización para manifestarse ni a quienes iban a velar por la buena marcha de la manifestación del 8 de marzo" ni del congreso de Vox, entre otros eventos masivos.

No porque lo diga la OMS, ni Montero

Rego, médico de profesión, incluye en su informe el off the record de la ministra de Igualdad, Irene Montero, una "espontánea" y "sincera" manifestación ante unas cámaras al día siguiente de la celebración de las concentraciones feministas del 8 de marzo donde habla del riesgo de contagio.

El forense rebate a la Abogacía del Estado: No hace falta recurrir a un estudio científico para demostrar que las reuniones masivas pueden ampliar la propagación de enfermedades infecciosas. "Y no porque lo diga la OMS, ni siquiera la ministra Montero, sino que forma parte del conocimiento popular, las concentraciones de personas en contacto estrecho facilitan la transmisión de enfermedades infecciosas respiratorias" y más aún si es en espacios cerrados.

"No sé si podremos manejarla"

El informe analiza los correos intercambiados dentro del equipo de Fernando Simón, con los representantes de CCAES de Galicia, País Vasco, Asturias y Madrid.

En opinión del forense, las expresiones que se cruzan sobre la covid-19 como "lo que no sé es si podremos manejarla", "damos todo por perdido", "eso nos preocupa" y la forma de despedir al respresentante en Madrid con un ¡fuerza¡ "denota que estaban alertados, estaban 'saltando las alarmas' en el CCAES o al menos esta era une evidencia escrita de ello".

"Estas conversaciones que parecen propias de marineros de un barco a la deriva y a punto de encallar o de hundirse tenían lugar el 25 de febrero", resalta el forense. "La situación de hecatombre en España se veía venir. No sólo porque a posteriori es más fácil de analizar, soy consciente de ello, sin porque quie sabe de epidemiología los profesionales del CCAES- y se dedica a ello domina los parámetros predictivos y no es algo imprevisible, como afirmó una destacada dirigente en una entrevista [Montero], no lo es, es algo previsible y además advertidos por organismos conocedores de estos temas".

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