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Faustino Cordón, el científico insumiso al que el franquismo marginó y la Transición olvidó 

A los 25 años de su muerte, se publica una biografía del biólogo madrileño que formuló el papel de las proteínas como unidades fundamentales de la vida y que fue condenado al ostracismo durante la dictadura por su papel en defensa de la Segunda República Española.

Faustino Cordón, en 1978.
Faustino Cordón, en 1978. Cedida por Ediciones El Garaje

Se cumplen 25 años de la muerte del biólogo madrileño Faustino Cordón Bonet (1909-1999), merecedor de un papel destacado en la ciencia española que no tuvo, pese a la importancia de sus formulaciones sobre los niveles de integración de lo viviente. Su participación en defensa de la república durante la guerra y su ideología de izquierdas, de la que nunca abdicó, le valieron el ostracismo, del que la recuperada democracia en España no supo o no quiso sacarle.

Este lunes se ha presentado en la Residencia de Estudiantes, dentro de la programación de la Semana de la Ciencia el libro Faustino Cordón, el biólogo insumiso, editado por Ediciones El Garaje, y escrito por la periodista Elvira de Miguel y por Elena Cordón, una de las hijas del biólogo. Esta biografía reivindica no solo al Cordón científico sino a la persona llena de sentido de humor y fraternidad y al personaje que cruzó el siglo XX, se empapó de las vanguardias y demostró una valentía y una determinación propias de un héroe

El libro pretende "llamar la atención sobre su obra a través de la historia de su vida", dice a Público Elena Cordón, que añade que la obra de su padre "sigue siendo la más rigurosa teorización actual de los niveles de integración de lo viviente y sus teorías se confirman con los avances hechos por la ciencia desde su muerte".

El nombre de Faustino Cordón no es desconocido en la Residencia de Estudiantes. Allí ingresó con 15 años para estudiar ciencias, aunque tras el primer curso se decantó por el arte. Incluso pasó una temporada en París, donde conoció a su admirado Picasso. De familia de farmacéuticos, su padre quería que fuese médico, pero esa era "una carrera imposible para Faustino porque el espectáculo de la enfermedad le producía pavor", se cuenta en el libro.

Su paso por la Residencia de Estudiantes le marcó profundamente y le aportó una herramienta fundamental: la de cuestionarse todo y formarse una opinión crítica y propia de las cosas. No en vano el método de aprendizaje del centro estaba basado en los postulados del krausismo, un movimiento intelectual y político que intentaba sustituir la rancia y tradicional religiosidad española por una moral austera y el cultivo de la ciencia, la ética y la pedagogía. 

Faustino Cordón, eminentemente biólogo evolucionista, anatemizado por los mandatarios de la ciencia franquista, llevó a cabo en solitario una investigación fascinante consistente en la más fuerte teorización actual de los niveles de integración de lo viviente. Pero fue ignorado por la comunidad científica. Desarrolló su carrera profesional en la industria privada, en laboratorios farmacéuticos, dedicado a la investigación experimental.

La ciencia de 1950 no valoró sus hallazgos

Para ilustrar la importancia de sus descubrimientos, Elvira de Miguel  explica a Público un episodio fundamental: "Mientras Cordón trabajaba en experimentos sobre inmunidad, descubrió la capacidad de determinadas proteínas de multiplicar sus estructuras, lo que le llevaría a considerarlas las unidades fundamentales de la vida y las denominó basibiones o proteínas globulares. En 1952 se dirigió por carta a una universidad norteamericana con la intención de publicar allí los resultados de sus investigaciones, pero fue completamente ignorado, como lo era en España. Casi 50 años después, en 1997, el bioquímico y neurólogo norteamericano Stanley Prusiner también descubrió, estudiando la 'enfermedad de las vacas locas', que determinadas proteínas se multiplican. Las llamó priones. Por este trabajo a Prusiner le otorgaron el Premio Nobel de Medicina".

"Hay genios a los que la historia hace justicia mucho tiempo después de que hayan desaparecido porque en su época sus teorías visionarias no estaban encuadradas entre los intereses económicos y/o las formas admitidas de ver la realidad de su sociedad", consta en la información previa sobre el libro que aporta la editorial Ediciones El Garaje y razón no le falta a tenor de la genialidad de las formulaciones científicas de Cordón expuestas en la web faustinocordon.org, que lleva su hija Elena Cordón, una guía didáctica de la obra del biólogo. 

Formó parte de la intelectualidad de izquierdas resistente durante el franquismo

Desde 1934 Cordón militó en el Partido Comunista, comprometido con los valores de la Segunda República. Una vez que los militares golpistas iniciaron su ofensiva, no dudó en defender el sistema democrático; llegó a ser jefe de armamento del V Regimiento durante la guerra. La contienda en España le dejó tuerto y en el bando de los vencidos. Pasó casi dos años en la cárcel en Alicante al final de la guerra. Cordón fue el primer presidente de la asociación España-URSS en la Transición y un vehemente pacifista durante los últimos años de la Guerra Fría

Fue intelectual de izquierdas en la dictadura

Este científico formó parte de "la intelectualidad de izquierdas resistente durante el franquismo y en la Transición volvió a dar un paso al frente y fue el primer presidente de la Asociación España-URSS después de los cuarenta años de dictadura en que se habían roto
las relaciones diplomáticas entre ambos países", dice Elvira de Miguel,
que subraya además que "tampoco abandonó su trinchera pacifista
cuando el PSOE organizó el referéndum para que España permaneciera en la OTAN y manifestó su oposición a esta organización militar en
cuantos foros se lo permitieron. Supongo que, precisamente, por este compromiso político, fue excluido sistemáticamente de las instituciones públicas". 

Por su parte, Elena Cordón, licenciada en Historia y Geografía y documentalista, apunta a este respecto: "Claro que era consciente de que sus antecedentes políticos actuaron en su contra. Tenía cerradas todas las puertas institucionales. Toda su vida laboral la realizó en laboratorios privados". 

"Le ningunearon pero él no tenía tiempo para preocuparse por eso. Siempre dijo que le preocupaba su propia ignorancia, no la ajena", indica la hija de Faustino Cordón. 

La periodista y escritora Elvira de Miguel recuerda que Cordón "también fue ignorado por el mundo académico durante los períodos de la Transición y la democracia".

De Miguel destaca además que "hoy continúan de plena vigencia
algunas de las enseñanzas de Faustino Cordón: como la de que para
avanzar en cualquier disciplina es preciso combatir los prejuicios
propios; que ni las mayorías ni las modas intelectuales hacen verdad; y que el avance de la verdad es una esforzada conquista, en la que
debemos resignarnos a que, en el mejor de los casos, nuestro
pensamiento sea un día reorganizado dentro del pensamiento de otro, que necesariamente será más consistente, más integrador y más verdadero".  

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