A unos meses de entrar en el ecuador de la legislatura en Andalucía, Juan Espadas se ha lanzado a una remodelación –llevaba un tiempo rumiándola, animado a ello por propios y extraños– de cierto calado en el partido que debe ser refrendada este viernes en un comité director.

Espadas, quien además de secretario general del PSOE andaluz, es portavoz en el Senado, ha cambiado la sala de máquinas –ha suprimido la vicesecretaría general y ha nombrado un nuevo secretario de Organización– y ha formado un Gobierno en la sombra.

Esta es una estrategia al estilo de la que ya montó Salvador Illa en el PSC, para la que ha reclutado, en calidad de expertos, a nombres con cierto relumbrón como el exministro Miguel Sebastián y la exministra Carmen Calvo. Con ella, "busca canalizar las reivindicaciones no atendidas por el presidente de la Junta de Andalucía y convertirlas en propuestas a llevar a cabo en 2026", recoge un comunicado del PSOE.

Espadas refuerza el ámbito económico con el catedrático de Economía de la Universidad Pablo de Olavide, Diego Martínez, y se rodea de expertos en gestión sanitaria, el principal flanco de oposición a Moreno Bonilla, como el profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública y ex secretario general del Ministerio de Sanidad, José Martínez Olmos, la epidemióloga y exsecretaria de Estado de Sanidad, Silvia Calzón, y el también profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, Joan Carles March.

La idea fundamental de estos cambios, según explican a Público fuentes de la dirección socialista en Andalucía, es doble e implica mensajes hacia dentro del partido y hacia afuera, hacia la sociedad civil andaluza, de la que el PSOE se ha despegado paulatinamente desde el año 2004 –desde ese año el partido ha ido perdiendo apoyos electorales autonómicas tras autonómicas–.

La idea es diferenciar las estrategias. "Para abrirte a la sociedad y construir propuestas debatidas con ellos tienes que separarte de la confrontación parlamentaria y de lo orgánico. El partido debía marcar perfil propio y hacer más trabajo de campo con las agrupaciones y eso requiere más dedicación. De ahí los cambios", aseguran las fuentes de la dirección del PSOE andaluz.

"Era imprescindible y necesario hacer cambios. La labor de oposición no tenía realce y el partido estaba apático. Tenía que hacerlo, desde luego", afirman a Público cuadros del partido. Espadas toma estas decisiones en un momento en que el PP andaluz, un lustro después de haber accedido al Gobierno, navega sin apenas rasguños, a pesar de que sus políticas han contribuido a consolidar los grandes problemas de Andalucía, como los de la sanidad y las desigualdades sociales. 

En este tiempo, el PSOE andaluz ha tratado de reconectar sin éxito aparente, a la luz de los sondeos de la Junta –que la dirección socialista desprecia–, con las capas sociales que ahora apoyan al PP.

En estas encuestas, hay un nutrido grupo -el 29,8%, suficiente para decantar las mayorías en unas autonómicas–que se define de centro, en el 5 en la escala ideológica, que en las últimas elecciones apoyó a la derecha, lo que propició la mayoría absoluta de Moreno Bonilla. 

Tres portavoces: Márquez, Férriz y Ambrosio

Espadas, quien compagina ahora la labor de oposición al PP en Andalucía con la coordinación del grupo del PSOE en el Senado, ha diseñado un proyecto que está apoyado en lo orgánico sobre todo, en el PSOE de Jaén y de Sevilla, las organizaciones con mayor peso en la estructura. Está por ver cómo funciona y cómo se coordina todo en la práctica, porque la definición de una idea en política depende de eso, de cómo se aplican.

Hacia dentro, en el partido, en la Ejecutiva regional, Espadas ha eliminado la vicesecretaría general que ocupaba la jiennense Ángeles Férriz y ha colocado en el puesto más sensible a Jacinto Viedma durante años secretario de organización de Paco Reyes en la provincia de Jaén.

Noel López, al que machacó el secuestro de Maracena, por el que fue señalado por un juez, que luego rectificó, no cuajó en el partido. Este cambio, por tanto, las fuentes consultadas, lo señalan como obligado.

La supresión de la vicesecretaría se justifica con la idea de que dos puestos tan señalados como ese y también la secretaría de Organización en manos del PSOE de Jaén supondría un desequilibrio. Férriz continúa como portavoz en la Cámara y también ha sido nombrada coordinadora del Gobierno en la sombra junto al diputado Rafael Márquez, un hombre de la confianza de Espadas.

En la configuración que ha alumbrado Espadas, por tanto, hay ahora tres estructuras, grupo parlamentario, partido y gobierno alternativo con la sociedad, que deben ahora coordinarse y trabajar alineadas. Cada una de ellas tiene una portavoz.

En el partido, María Márquez, quien ha dejado el Federal para trabajar desde Andalucía, donde además de nueva portavoz de la Ejecutiva será también secretaria de Políticas del Estado de Bienestar. En el parlamento, continúa Férriz; y en el gobierno en la sombra, Isabel Ambrosio, exalcaldesa de Córdoba, ejercerá como su voz.

Para la tarea interna, Espadas se ha apoyado en las organizaciones provinciales más fuertes, Jaén y Sevilla. Sevilla la controla Espadas con la colaboración del presidente de la Diputación, un auténtico poder fáctico, y secretario general del PSOE de Sevilla, Javier Fernández, quien está muy cómodo donde está ahora, según indican las fuentes consultadas por Público. 

Así, en los territorios, según las fuentes, toca "renovar equipos" y por tanto las provincias de Jaén y Sevilla con mejores resultados electorales y con su aparato organizativo "eran los idóneos para el recambio".