La decisión del vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, de presentarse a las elecciones del 4 de mayo en la Comunidad de Madrid y tratar de arrebatar el poder a Isabel Díaz Ayuso ha pillado por sorpresa a todo el mundo.  

"España me debe una, que hemos sacado a Pablo Iglesias de la Moncloa", ha afirmado Ayuso en su comparecencia de este lunes. Unas palabras que contrastan con la complicidad que parecieron compartir hace años cuando debatían sobre asuntos de actualidad.

Hace casi una década, ni Iglesias era vicepresidente del Gobierno, ni Ayuso era la presidenta de la Comunidad de Madrid, pero ambos compartían espacios en tertulias y programas de televisión como en el programa de La Tuerka. Una imagen televisiva que podría volver a repetirse durante la campaña electoral de Madrid. 

Por aquel entonces era habitual que todos los tertulianos fuesen a tomar una caña juntos al acabar la emisión del programa. Lo ilustra un vídeo que ha circulado durante los últimos meses por las redes sociales en el que Iglesias reconoce haberse ido "de cañas" con Díaz Ayuso.

En un momento, Iglesias habla sobre la supuesta agresión de uno de sus compañeros periodistas y se dirige a Ayuso:  "Voy a empezar contigo, Isabel, que estuvimos tomando cañas con él la semana pasada, después del programa", le preguntaba el líder morado. 

Pero no solo eso, sino que, tras el programa, se intercambiaron algunos tuits que muestran su cordialidad y compañerismo. 

Nueve años es mucho tiempo, hay una distancia enorme entre las confidencias de entonces y los rifirrafes de los candidatos a la presidencia madrileña. Sus enganchadas durante los últimos años han sido continuas, antes de este giro en la política madrileña, sobre todo por la gestión de la pandemia. En especial, la polémica de las residencias de la capital por el protocolo de Madrid que limitó el traslado de ancianos a los hospitales durante la crisis sanitaria.

Su último encontronazo se remonta hace un mes, cuando Ayuso, exigió al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que pusiera "fuera de las instituciones" Iglesias, no sólo por cuestionar la democracia, a raíz de sus últimas declaraciones, sino también por estar detrás de "movimientos vandálicos", como los disturbios por la detención del rapero Pablo Hasél.