madrid
La movilización electoral favorece a los partidos progresistas. Cada vez que la participación ha superado la barrera del 70% en los procesos electorales, la izquierda ha obtenido la mayoría de los votos. En cambio, cuando esa cifra ha sido menor, los partidos conservadores se han llevado la mayoría de los apoyos.
Esta dinámica se ha dado en las 13 elecciones generales que se han celebrado en España después de las constituyentes. Desde 1979, cada vez que la participación ha sido alta (y, concretamente, ha superado el 70%), los partidos de izquierda se han granjeado más apoyos que los conservadores, mientras que la abstención ha favorecido históricamente a la derecha.
La participación ha superado esta barrera en siete procesos electorales: 1982, 1986, 1993, 1996, 2004, 2008 y 2019. De todos estos comicios salió una mayoría progresista y, en todos menos en uno, se constituyó un Gobierno socialista, primero con Felipe González (1982, 1986 y 1993), luego con José Luis Rodríguez Zapatero (2004 y 2008) y, por último, con Pedro Sánchez (2019), aunque este último fracasó en su investidura, lo que ha dado lugar a la repetición electoral del 10 de noviembre.
En 1996 se registró una de las participaciones más altas de la historia en un proceso electoral al que acudió a votar más de un 77% del censo (la mayor participación tuvo lugar en 1982, cuando se rozó el 80%). En estos comicios el partido más votado fue el PP de José María Aznar, que con 9,7 millones de votos obtuvo 156 escaños en el Congreso.
El PSOE fue la segunda formación más votada, y con 9,4 millones de sufragios sentó en la Cámara Baja a 141 parlamentarios. Sin embargo, aunque el ganador de las elecciones fue Aznar, en esta ocasión, con una de las participaciones más altas, fue la izquierda la que obtuvo el mayor número de votos. El voto progresista se había fragmentado y los socialistas habían perdido enteros a favor de Izquierda Unida, que con más de dos millones y medio de votos y 21 diputados en el Congreso obtuvo los mejores resultados de su historia en unas elecciones generales.
En este sentido, entre los de González y los de Julio Anguita sumaban más de 12 millones de votos y 162 diputados en todo el Estado. Sin embargo, estos resultados no fueron suficientes para que la izquierda gobernase, y al final Aznar sacó adelante su investidura con los apoyos de Convergència, PNV y Coalición Canaria.
Con la formación catalana el PP suscribió el histórico pacto del Majestic, por el que, además del traspaso de una serie de competencias por parte del Gobierno a la Generalitat, los de Jordi Pujol se comprometían a apoyar a Aznar en el Congreso, mientras los conservadores hacían lo propio en el Parlament de Catalunya para que hubiera un Govern convergente en el territorio.
En 2016 la repetición electoral hundió la participación
En las últimas elecciones, las de abril, la participación casi llegó al 72%, y las fuerzas progresistas (PSOE y Unidas Podemos) superaron al bloque de las derechas (PP, Ciudadanos, Vox). La participación más baja del histórico se produjo en 2016, con un 66,48% que dio lugar a un Gobierno del PP que precisó de la abstención de los diputados del PSOE. En este caso la convocatoria electoral fue fruto del fracaso de la anterior legislatura (donde ninguno de los partidos fue capaz de alcanzar pactos para sumar una mayoría).
En 1979 ganó las elecciones la UCD con un 68,04% de participación; en 1982, el PSOE (con mayoría absoluta), con un 79,97%; en 1986, de nuevo los socialistas (y otra vez con mayoría absoluta) con un 70,49%. En la década de los 90 las tornas cambiarían a favor de la derecha. González logró mantener el Gobierno en las elecciones de 1993 (76,44% de participación), pero lo perdió en 1996, cuando el PP ganó los comicios y Aznar subió al poder de la mano de los partidos nacionalistas.
En el 2000 el PP consiguió una mayoría absoluta con un 68,71% de participación (la más baja desde 1979), pero los de Aznar perdieron el Gobierno en 2004, cuando el PSOE logró una mayoría absoluta en unas elecciones que registraron una participación del 75,66% del censo electoral. En 2008 Zapatero vuelve a ganar las elecciones y conserva el Gobierno con un 73,85% de participación, pero pierde su mayoría reforzada. Rajoy irrumpe en 2011 con una mayoría absoluta en unos comicios que registraron un 68,94% de participación.
En 2015 el PP vuelve a ganar las elecciones (participó el 69,67% del censo electoral), al igual que en 2016, cuando se registró la participación más baja de la historia. En 2015, sin embargo, la izquierda (sin contar con formaciones que se presentaban exclusivamente en un territorio concreto y que no formaban parte de ninguna coalición) obtuvo más porcentaje de voto, a pesar de que la participación no fue alta; pero la fragmentación del voto en ambos espacios ideológicos y la conversión de los sufragios en escaños hicieron prácticamente imposible cualquier pacto exclusivamente progresista o conservador.
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