madrid
Actualizado:Este miércoles 14 declaraba Luis del Rivero, presidente del grupo Sacyr Vallehermoso desde noviembre del 2004 hasta octubre de 2011, en el marco de la Pieza BBVA del Caso Tándem, que investiga la contratación de Villarejo por la entidad a lo largo de 10 años. Del Rivero comparecía ante el magistrado del juzgado central 6 de la Audiencia Nacional como supuesto perjudicado por el primer encargo de BBVA al comisario Villarejo y que éste en un primer momento llamó "Trapa" (en una errónea abreviación del término "trampantojo").
El contrato con el banco lo había firmado el comisario el 2 de diciembre de 2004, coincidiendo con el día en que el Consejo de Administración de BBVA respaldaba a su entonces presidente, Francisco González, frente un supuesto enemigo común, Del Rivero, que en aquel momento manifestaba por tierra, mar y aire su intención de hacer valer lo que él llamaba y llama "acciones de BBVA propiedad de Sacyr" para abordar el consejo del banco y hacerse con su mando.
Se había creado así una especie de enemigo en Sebastopol (Sacyr) del que había que defender al banco, lo que motivó el agrupamiento de los consejeros de BBVA en torno a la figura de un González —que debía entonces confirmarse en el cargo— con ese objetivo común: salvaguardar la entidad de ese supuesto ataque externo.
Villarejo emitió y cobró una abultada factura a los pocos días, dando así la impresión de un trabajo o hito finalizado, y no de un trabajo por realizar, como se sugería en los surrealistas informes que produjo para justificar los cobros.
En una comparecencia que testigos directos definen como "poco creíble" y "de tono exagerado", Del Rivero trató este miércoles de convencer al juez de que el encargo de Villarejo tuvo que ver con lo que relatan los informes del comisario: un plan para disuadirle de una supuesta entrada en el consejo de BBVA, basado en distintas acciones. Para empezar, un supuesto espionaje a su persona, su familia y otros cargos de Sacyr; luego, la interferencia en asuntos judiciales que le afectaban en un juzgado de Murcia, y por último, la presión mediática en su contra, relato en el que mencionó publicaciones en medios cuyos propietarios y/o editores y/o redactores son habituales receptores de contenidos producidos por el comisario y su equipo.
Del Rivero concluye al juez que, bajo dicha presión, finalmente renuncia a la supuesta operación de entrada en el Consejo de BBVA con la venta el 16 de febrero de 2005 por Sacyr de lo que él llama "acciones de BBVA" y "con un descuento del 3%"
El ejecutivo trata así, nuevamente, de dar carta de realismo a un supuesto intento de entrada de Sacyr en BBVA, reforzando la historia con una relación al magistrado de todos los contactos que tuvo en 2004 y 2005 con diferentes políticos sobre el asunto.
Efectivamente los tuvo, como cualquier lector puede verificar en la hemeroteca, porque cada uno de esos contactos fue filtrado y difundido en tiempo real y con gran aspaviento por los medios y redactores habituales. Al político de turno se le preguntaba poco después por su parecer sobre la operación de entrada, contribuyéndose con la publicación de la respuesta a dar mas difusión y credibilidad al supuesto asalto al consejo del banco.
Sacyr no tenía acciones, sino derivados, e hizo una fortuna
Pero la historia que relata Del Rivero sigue sin sostenerse, como ya publicó este medio cuando analizó el primer encargo a Villarejo por BBVA, el llamado Proyecto Trapa.
Para empezar, Sacyr no tenía acciones, sino derivados sobre acciones (opciones bajo la modalidad equity swap), como la propia memoria de Sacyr indicó y puede comprobarse en la imagen inferior. También, si bien de forma confusa, el Banco de España se manifestó en tal sentido (Del Rivero calificó este miércoles la actuación de su entonces Gobernador como "restrictiva").
Los derivados fueron adquiridos en el verano de 2004 con la intermediación de Societé Generale (SG), su banco para esta estrategia bursátil. Y la jugada no puede calificarse precisamente de perjudicial para Sacyr y sus accionistas: la intensa publicidad y especulaciones sobre su supuesto asalto al banco había movido las cotizaciones en el periodo, lo que motivó que, cuando los derivados con las acciones de BBVA como subyacente se venden el 16 de febrero de 2005, sólo Sacyr como persona jurídica se embolsa la cifra de 148,6 millones de euros. Así lo indica también el párrafo de la memoria de 2004 presentada en marzo de 2005 en la CNMV, de la la imagen superior.
A ello se añade la subida en bolsa de Sacyr tras la venta de los derivados. Y no fue la única: junto a Sacyr otros se beneficiaron ese mismo año, como Fernando Martinsa, también en el círculo de interés de Villarejo, con ganancias millonarias según consta en la memoria de una de sus empresas patrimoniales.
Del Rivero confirma el papel estelar de Donato González (SG)
En su declaración ante el juez, Del Rivero se ha situado como el ideólogo de la operación y ha confirmado, lo que ya había recordado Público: que el broker (intermediario) de la articulación de la compra y luego venta de los derivados fue la banca francesa Société Générale, que en 2004 pilotaba Donato González en España y Portugal como jefe de operaciones y ahora como presidente). También Del Rivero ha afirmado que la divulgación de su supuesta entrada en BBVA la lideró uno de los medios favoritos del comisario que entonces operaba bajo otra dirección editorial: elconfidencial.com.
Tal como confirma ahora Del Rivero, su intermediario fue Société Générale, una banca francesa que en España solo opera como "banca de inversión" y que es reconocida como una especialista en operaciones con derivados de renta variable. En aquel 2004, las anotaciones de Villarejo situaban a Donato (o Donatello, según lo apodó el comisario encarcelado) en la Torre Picasso, edificio en el que también estaba la oficina del comisario. En su misma planta, la novena, concretamente.
En la quincena de informes que Villarejo produce sobre el "Proyecto Trapa" (también denominado "Trampa" o "FG"), el comisario no oculta el protagonismo de Société Générale como "equipo técnico" de Sacyr; no podía, dado que era bien conocido en el sector financiero que Donato González era el broker.
Sin embargo, en todo momento, Villarejo omite que lo que intermedia Société para Sacyr son opciones y no acciones y sólo menciona a Donato o Société en cinco "informes", sin darle mucha importancia y siempre en compañía de Intermoney, a quien le da todo el papel principal de asesor y/o broker de Sacyr.
Tras las noticias de enero de 2005 acerca de la cancelación por parte de BBVA de sus relaciones con Société Générale, Villarejo llega a decir en un informe, el de 21 de enero de 2005, que SG está "en franca retirada" de todo el asunto.
No es la única operación de bolsa especulativa en la que aparece como asesor o como broker Donato González y en la que participan Villarejo y/o personas de su órbita. Sin ir más lejos, nos lo encontramos en las operaciones de Florentino con ACS e Iberdrola que ya explicó Público.
No faltó de nada: vuelve la leyenda del Windsor
En su relato, cuentan a Público fuentes con acceso en directo a su declaración, Del Rivero reavivó la leyenda urbana del incendio provocado del edificio Windsor (el incendio tuvo lugar el 12 de febrero de 2005 y la investigación no logró aclarar su origen, lo que dio lugar a numerosas especulaciones), para justificar el por qué de la venta el 16 de febrero 2005 de lo que él llama "acciones" con la millonaria ganancia.
Concretamente y sin despeinarse, Del Rivero afirmó lo siguiente: "El Consejo de Administración [de Sacyr] decidió formalmente NO seguir con la operación el 15/02/2015 tras ver las imágenes del Windsor ardiendo el 12 de febrero y 'saber' que había una investigación de Anticorrupción sobre los papeles de Merrill Lynch, relacionados con Francisco González, cuyos informes tenía Deloitte [que ocupaba diez plantas del Windsor y contaba con 1.200 empleados en el edificio]. Di orden el 16 de febrero de que se vendieran las acciones. En una sola noche vendimos las acciones [de BBVA] con un descuento del 3%".
Según esta increíble historieta, extensamente difundida a lo largo de años, el incendio se habría provocado para quemar las oficinas de la auditora Deloitte y hacer desaparecer unas supuestas pruebas incriminatorias contra Francisco González con relación a una supuesta venta irregular de su agencia de valores FG Valores a Merrill Lynch, realizada allá por 1996, nueve años antes. Ni que decir tiene que los titulares daban emoción a la Junta y a la bolsa.
El asunto de FG Valores y Merrill Lynch fue investigado por el entonces fiscal anticorrupción Daniel Campos —con los consiguientes titulares y cobertura mediática—, pero el caso fue archivado justo tras la junta de accionistas de BBVA. Campos es el mismo fiscal que en 2015 abrió una investigación en falso a miembros de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) para proteger a una Empresa de Asesoramiento Financiero (EAFI), Dracon Partners, vinculada al círculo de Villarejo.
Con la introducción del factor Windsor, Del Rivero trata de alcanzar un triple objetivo. De un lado, desligar la venta de los derivados de la Junta de accionistas que tendría lugar días más tarde y confirmaría a Francisco González en la presidencia de BBVA, dando así por terminado el juego. De otro, tratar de dibujar la venta de los derivados en dicha fecha como algo decidido sobre la marcha y no planificado. Y, en tercer lugar, intentar reforzar el dramático relato de contexto de presión al que estaba sometido que recrea ante el magistrado.
Sin duda, el asunto del incendio del edificio Windsor dio mucho que hablar en su día en los corrillos y foros serios, pero no obviamente a causa de un supuesto incendio provocado para hacer desaparecer información, sino por una cuestión meramente prosaica: la millonada que había en juego tras el incendio para resarcir los daños a los afectados.
Se abrió una cruenta batalla para dirimir quién iba a hacerse cargo del pago de los cuantiosas pérdidas, tanto al propietario del edificio (la familia Reyzábal) como a sus importantes y elegantes inquilinos (entre los que estaban Deloitte, El Corte Inglés y otras señaladas empresas), porque resultó que existían vacíos en la póliza de seguros/reaseguros o en su renovación. Quizás, meter la idea de un incendio provocado despejaba o ayudaba en el camino a algunos. Pero esa, es otra historia.
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