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Colau y Santisteve debaten sobre las políticas feministas en sus ciudades

Los dos alcaldes han compartido las iniciativas municipales en las primeras Jornadas Internacionales Feministas

El alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en les primeras Jornadas Internacionales Feministas de la capital aragonesa./ @zaragoza_es

ESPERANZA ESCRIBANO

“Tengo el dudoso honor de ser la primera alcaldesa de Barcelona, siendo una ciudad cosmopolita, moderna y pionera en tantas luchas”, comenzaba diciendo Ada Colau en las Primeras Jornadas Internacionales Feministas que organiza en Zaragoza la revista Ctxt con el Ayuntamiento de la ciudad. “Pero a la vez, tengo el honor de ser la primera alcaldesa de un gobierno municipal en el que todos sus miembros se consideran feministas”. Una de cal y una de arena en la ponencia que buscaba analizar la relación entre el nuevo municipalismo y el feminismo. Las políticas públicas en las ciudades han marcado el debate de la mañana.

Una de cada cuatro mujeres afirma haber sido agredida, pero solo el 8% lo denunció según el primer barómetro sobre feminismo realizado por 40dB para CTXT. “No hay nada nuevo bajo el sol”, comentaba la alcaldesa que aprovechaba los datos para resaltar que toda esa violencia “sistemática, estructural y normalizada” está dejando de ser invisible.

Para muestra, un botón. Cuando Colau, que ostenta también el cargo de responsable de Seguridad de Barcelona, empezó a reunirse con la mesa de seguridad de la ciudad se dio cuenta de que no había ningún indicador de género en las cifras de criminalidad. “No estaba la violencia machista pero sí los accidentes de tráfico cuando lo primero mata más”, contaba sorprendida. La alcaldesa cree que ahora se está empezando a tomar consciencia de que hay muchas más violencias machistas que la física pero que no se denuncian.

El 26% de las mujeres reconocen haber sufrido algún tipo de abuso sexual según el barómetro. Inés Sánchez de Madariaga, directora de la Cátedra UNESCO de Género de la Universidad Politécnica de Madrid, explicaba cómo las mujeres están siempre más expuestas a todos los tipos de violencia. En el trabajo, por el rechazo aún cultural a la participación de las mujeres al mundo laboral o por su reincorporación tras la baja por maternidad. Y en la calle, aunque las mujeres sean las menos agredidas, “es importante la autocensura de muchas que no salen porque no sienten que estén libres de moverse sin poner en riesgo su integridad física”, explicaba.

¿Cómo solucionarlo? La también arquitecta proponía un trabajo conjunto entre las mujeres de los barrios y los técnicos de la institución que sirva para señalar los espacios inseguros y ponerles remedio. Colau enumeraba algunas de esas políticas que su ejecutivo ha puesto en marcha en la capital catalana: la campaña anual contra la violencia machista, la formación en género del profesorado o los puntos de información sobre violencia en festivales, fiestas o discotecas.

La economía también es un ámbito importante en el que los Ayuntamientos tienen voz. Colau recordaba que como contratista, el ente municipal también ha empezado a incluir como requisito en sus concursos públicos a las empresas que tengan planes de igualdad o hayan implementado protocolos para prevenir y detectar casos de violencia machista. Y añadía que hay otras políticas sociales con las que han buscado tener un impacto de género, como remunicipalizar guarderías que había privatizado el gobierno anterior que permitan a las mujeres liberarse para poder dedicarse a trabajar o conciliar mejor.

El alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, señalaba el problema de la transción a las políticas feministas. Por ejemplo, confesaba defender la renta básica universal como excusa para mover al Estado a plantear “una verdadera reforma del sistema fiscal”. Y aún así defendía la renta básica “porque si una mujer tiene asegurada la vivienda y la alimentación, quizá se niega a prestarle su fuerza de trabajo al que la explote”.

También entraba el debate en el terreno farragoso de las subvenciones institucionales a los medios de comunicación. El director de CTXT, Miguel Mora, preguntaba a los alcaldes por qué siguen dando dinero a medios que fomentan el machismo estructural “como la COPE”. Colau recordaba los criterios feministas que se están imponiendo en los concursos, pero también comentaba que desde los ayuntamientos “no se puede controlar la política mediática o económica”, aunque sean un espacio donde hacer propuestas alternativas.

Santisteve confirmaba que el departamento de comunicación del Ayuntamiento de Zaragoza “está altamente feminizado” y le consta que “se hayan retirado subvenciones a medios machistas”. Ironizaba con la tiranía de algunos medios locales que critican al poder cuando este le recorta las subvenciones, que obliga a muchos poderes municipales “a tenerlos contentos”.

Si hay un espacio donde los ayuntamientos pueden incidir, ese es el urbanismo. Madariaga explicaba cómo desde la reforma de la ley del suelo en 2007 se introducía un matiz que permitía evaluar el impacto medioambiental de género de una obra. “El cuidado de la vida, de personas mayores, menores o discapacitados, lo hacen más las mujeres y en la calle, pero la ciudad no ha estado pensada para ellas”, agregaba. Y pedía “que haya cumplimiento, no cumplo y miento”.

Hablando de la reproducción, Santisteve opinaba que Colau había sido muy valiente al decidir tener un hijo durante su legislatura. La respuesta de la alcaldesa ha arrancado muchos aplausos entre el auditorio: “cuando me dijeron que era valiente me pareció ofensivo. Mi madre trabajando tuvo 4 hijas y he conocido a muchas mujeres que siendo migrantes o LGTBI han sido madres y son mucho más valientes que yo”.

La prostitución es uno de los temas más delicados en el debate entre los movimientos feministas. El 11,5% de la población, según el barómetro, cree que se debería abolir la prostitución. Las mayorías a favor de tener en cuenta a las trabajadoras sexuales en cualquiera de las soluciones son abrumadoras. En ese terreno, Colau ha entrado sin miramientos. Explicaba cómo el Ayuntamiento y las fuerzas de seguridad han conseguido, a través de un trabajo de confianza, ayudar a 100 mujeres a salir de la trata.

Colau está en contra “de los discursos moralistas que niegan la voz de las prostitutas”. Opinaba que “hay que escucharlas y tienen que ser protagonistas”. No entraba a discutir cuál sería la solución, pero sí a que sean las prostitutas las que lleven la voz cantante. Y en ese sentido criticaba la posición del gobierno socialista que denunció la constitución del sindicato de trabajadoras sexuales. “No he visto nunca que se quejaran de la existencia de una patronal” apostillaba.

El acto ha terminado con el aprendizaje del alcalde de Zaragoza. En las preguntas, una de las asistentes le ha pedido que no hable de violencia doméstica, sino de violencia machista. “Todavía estoy aprendiendo”, ha contestado él. Como todas.

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