Tras más de nueve años en el Ayuntamiento de Barcelona –ocho de ellos como alcaldesa y uno en la oposición–, Ada Colau ha asistido este viernes a su último pleno municipal. Tal como había anunciado a principios de septiembre, deja su cargo como concejala para evitar "seguir por inercia", sin descartar la posibilidad de liderar la candidatura de Barcelona en Comú en las elecciones municipales de 2027. Durante su discurso, la exalcaldesa ha elogiado la ciudad, ha criticado a las élites "avariciosas" y ha defendido su origen humilde y el legado de su Gobierno.

Antes de siquiera poder articular una palabra, un fuerte aplauso ha resonado en el plenario. Más allá de los infinitos agradecimientos, Colau ha reivindicado la "valentía" de su partido para llevar a cabo proyectos que otros consideraban "imposibles". Entre muchos otros avances, ha destacado la construcción de viviendas de alquiler social, la creación de un servicio para frenar miles de desahucios, el modelo de Superilla que ha pacificado las calles, los presupuestos participativos, la protección de entornos escolares o el nuevo tramo de tranvía, que se estrenará el próximo 9 de noviembre.

Según Colau, a pesar de las constantes "campañas de desprestigio", su Gobierno logró perfilar un "modelo de ciudad y de futuro" para enfrentarse a retos como la masificación turística, la especulación inmobiliaria o la contaminación. "Nadie se achicó frente a la guerra sucia de las querellas y las fake news", ha subrayado. En este sentido, la exalcaldesa ha señalado a las "élites mediocres" de Barcelona que solo piensan en "su beneficio a corto plazo" e ignoran las consecuencias de su "avaricia".

Colau ha recordado sus inicios "humildes" y su inexperiencia al llegar a la alcaldía en mayo de 2015: "Solo en una ciudad como Barcelona pueden suceder cosas tan increíbles como esta". Y, por ese motivo, ha subrayado la necesidad de cuidar la "diversidad" de los barrios y de fortalecer las "tan necesarias" comunidades vecinales.

El momento más emotivo del discurso ha llegado en los últimos minutos, con dos agradecimientos a personas muy significativas para Colau. En primer lugar, ha reivindicado las enseñanzas de su madre, Tina, quien la ha acompañado en los "momentos más difíciles" y le ha transmitido "el amor más profundo" y la fortaleza para "perseguir sus sueños". El segundo agradecimiento ha sido para Vanesa Valiño, amiga fiel y compañera de trayectoria activista, actualmente en tratamiento contra el cáncer. "Es un ejemplo de luz, amor y coraje", ha concluido.

La reacción de los grupos parlamentarios

Una vez ha finalizado el discurso de Colau, ha sido el turno de los grupos municipales. El primero en intervenir ha sido Jordi Martí, de Junts quien ha lanzado dos mensajes a la exalcaldesa. Con evidente dureza en su voz, el presidente del grupo parlamentario la ha criticado por "aprovechar informaciones falsas de las cloacas del Estado para malmeter contra la imagen del alcalde Trias". Asimismo, le ha pedido que, "allá donde vaya, se acuerde de que Catalunya es una nación".

La portavoz del grupo municipal de ERC, Elisenda Alamany, ha reconocido que Colau ha abierto "caminos" y ha destacado que ambas comparten "el diagnóstico" de que se necesita una política que responda "a los nuevos tiempos". Por su parte, la portavoz adjunta de Barcelona en Comú, Janet Sanz, se ha deshecho en elogios hacia Colau. Según ella, la exalcaldesa ha sufrido "la mayor campaña de lawfare" para destruir su modelo de ciudad. "Tu legado es eterno", ha sentenciado.

En última instancia, el alcalde Jaume Collboni ha defendido la "trayectoria única" de Ada Colau y su "capacidad de trabajo y valores" en un contexto social, político y económico "muy complicado", más allá de las "discrepancias". Collboni ha propuesto entregar la medalla de oro a la exalcaldesa y le ha ofrecido una réplica de la vara del Ayuntamiento de Barcelona.

Las críticas más duras han llegado por parte del presidente del grupo popular, Daniel Sirera, y del presidente del grupo de Vox, Gonzalo de Oro-Pulido.