sevilla
Actualizado:"Tuve suerte", admitió el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla (PP), tras lograr contra pronóstico una mayoría tras las elecciones de diciembre de 2018. Un mes después tomó posesión del cargo y por primera vez desde la creación de la Junta de Andalucía llegaba al puesto alguien que no pertenecía al PSOE, algo que en aquellos comicios nadie esperaba.
Desembarcó entonces de la mano de Vox –fue el primero que contó con la ultraderecha para gobernar–, que irrumpió entonces en la política española, y de Ciudadanos, partido al que engulló por completo, lo que tres años y medio después, en los comicios de junio de 2022, le permitió a Moreno Bonilla tomar el control: el PP arrasó en esas autonómicas y obtuvo una mayoría absoluta histórica (hasta entonces, el PSOE solo había quedado segundo en unos comicios, en el año 2012) y, de algún modo, también inesperada, al menos, hasta la última semana de aquella campaña electoral.
En estos años, piano, piano, -por utilizar una expresión de Elías Bendodo, primer consejero de Presidencia de Moreno, quien luego decidió ir a Madrid, con Alberto Núñez Feijóo, a la sala de máquinas de Génova-, el PP andaluz ha ido aplicando su proyecto neoliberal, que, de momento tiene a Andalucía en el vagón de cola en términos de PIB per cápita.
Para el PP, sin embargo, a pesar de esa comparativa desfavorable, Andalucía avanza –es uno de los lemas que la derecha viene utilizando en este tiempo–. "Que Andalucía está mejor de lo que nos la encontramos en 2019 es una realidad. Los datos son incontestables. Estamos avanzando en convergencia y estamos dando pasos firmes. El problema es el lastre", resumió hace unas semanas la posición la Consejera andaluza de Economía y Hacienda, Carolina España.
Los mismos problemas
Los problemas fundamentales de Andalucía son los mismos -según los sondeos que periódicamente publica el Centro de Estudios Andaluces (Centra, un ente del Gobierno autonómico)- que había cuando llegó Moreno, salvo uno: la insatisfacción con la política y la corrupción. Este, que creció a lomos de los ERE y otros escándalos en la etapa del PSOE, ha desaparecido prácticamente de los sondeos –aunque el PP mantiene en el puesto a un alto cargo cuya actividad ha sido cuestionada "indiciariamente" por la Oficina Antifraude–.
El paro es estructural –aunque lleva desde 2014 en descenso- y la sensación de falta de oportunidades laborales está muy asentada (los barrios más desfavorecidos del país están en la comunidad) y ha empeorado en estos años: el 27,5% consideraba el paro el principal problema de Andalucía a los seis meses de llegar Moreno y ahora es también el primero, pero la cifra ha crecido: el 46,4% así lo siente hoy.
Además, los problemas de la sanidad se han consolidado. Moreno, a pesar de las proclamas de su Gobierno, no ha arreglado en absoluto el sistema público. El deterioro persiste y se profundiza en la desatención: Andalucía pierde en la comparativa con otras Comunidades Autónomas y hay comarcas enteras, como Estepa donde no hay los médicos ni ambulancias que debería de haber, y la sensación es de colapso del sistema.
Así, el 10% de los andaluces considera hoy que el problema número uno es este, la sanidad. Cuando Moreno entró en San Telmo lo era para el 6,4% de los andaluces. Haber despejado el camino de escándalos permite que se vean otros problemas.
Las políticas
En el terreno fiscal, los millonarios ahora no pagan impuesto de sucesiones, y quienes más tienen tampoco impuesto de patrimonio. Ha hecho también una reforma regresiva del IRPF que ha favorecido bastante más a quien más ingresa.
Moreno, además, plantea más rebajas –la oposición lo acusa de promover el dumping fiscal– con el modelo de Madrid en mente. Sin embargo, Andalucía no es Madrid. No tiene el dinamismo empresarial que tiene la capital y las bolsas de pobreza y paro estructural lastran desde tiempos lejanos el crecimiento.
La oposición calcula que la Administración autonómica ha dejado de ingresar más de 1.000 millones solo en lo que llama regalos fiscales a los más ricos. Andalucía lleva tres años en el último lugar en PIB per cápita mientras el Gobierno de Moreno se dedica a la propaganda económica y a reforzar el discurso profundamente ideológico que mantiene cada vez que tiene ocasión.
En este tiempo, también, sus gabinetes han cambiado la normativa en Educación para favorecer, según denuncian una y otra vez los sindicatos del sector, a la escuela concertada, en su mayoría católica, que está financiada con fondos públicos. En el presupuesto de este año, la Junta desembolsa ya más de mil millones de euros para este tipo de colegios que diversos informes consideran segregados cuando conviven con un sistema público, como es el caso.
En el terreno de la igualdad entre mujeres y hombres también se han producido retrocesos. El más evidente es la existencia de unas ayudas –de nuevo cuño, pactadas con Vox– que han permitido que una red de entidades antiabortistas, y, por tanto, contra los derechos de las mujeres, se expanda por todas las provincias al calor de la financiación de la Junta de Andalucía. Además, el teléfono de violencia intrafamiliar, otro pacto del PP con Vox, sigue vigente.
Sin desgaste
Moreno, empero, no parece asumir aún ningún desgaste político aparente después de un lustro. El PP ha ganado todas las elecciones en Andalucía en el ciclo. "Es evidente que la composición de clase en Andalucía ha cambiado y eso tiene que ver con el viraje de electores de clase media del PSOE a Ciudadanos y posteriormente a PP sin ánimo de retorno", afirma a Público un diputado andaluz de Sumar en el Congreso.
Él mantiene una estrategia en la que trata de no mancharse el traje y de mantener un nivel de ruido aceptable. Sus maneras están estudiadas y sus discursos están muy medidos para no generar rechazo alguno.
La antropóloga Soledad Castillero, autora de Las sin Tierra, lo analiza con el ejemplo del 4D, que Moreno declaró Día de la Bandera de Andalucía. Ese día, el 4 de diciembre de 1977 se produjeron masivas manifestaciones –con su dosis de injusticia: ahí está la muerte impune de Manuel José García Caparrós– que transformaron el proceso de consecución de la autonomía y, de algún modo, también cómo se piensa Andalucía a sí misma.
"El 4D se celebró El Día de la Bandera, pero dejando claro que era un acto para todos los andaluces, sin ideologías ni partidos, un acto como el 28 de febrero. Lo que vendría siendo un ni machismo ni feminismo porque despolitizar un acto como el 4 de diciembre es hacerlo accesible, es hacerlo mainstream y, claro, ¿cómo limitas algo que está
poniendo en el centro la bandera de Andalucía?", apunta Castillero.
"Este es un claro ejemplo de la importancia no tanto de los hechos sino de los procesos. Como invitada contó con Sara Baras, una de las artistas más internacionales, respetadas y profesionales que existen en Andalucía, que además se dedica a un arte coral como es el flamenco. [El 4D se celebró] con recursos, con pulcritud, con orden pero sin Caparrós... ", reflexiona la antropóloga.
"Juanma Moreno –agrega Castillero– es una persona que además cumple un patrón físico hegemónico. Es delgado, tiene pelo, es elegante, sonríe, tiene un tono de voz agradable con un acento andaluz canónico, sin ceceos ni jejeos, sin faltas de ortografía. Juanma Moreno tiene carisma y, sobre todo, conoce muy bien cuáles son los grandes temas en los que tiene que estar y, principalmente, porque creo
que aquí está la clave, cómo tiene que estar. Qué es lo que debe de verse, qué parte señalar para tener una aceptabilidad social. La ecología, el deporte, la cultura la enfrenta muy bien desde una posición tibia. Y en lo tibio es mucho más complicado que surja un conflicto porque no se nota".
Hay voces en la oposición que analizan que la pandemia le sirvió en términos políticos para acentuar un perfil moderado, porque por responsabilidad la izquierda redujo el nivel de la crítica –por supuesto Moreno sufrió la presión de la enfermedad igual que los demás gobernantes-. Ello contribuyó paradójicamente a calmar las aguas tan turbulentas por las que navegó la política andaluza en las últimas legislaturas del PSOE y a que se notara menos la alianza de Moreno con la ultraderecha, según este análisis.
Ahora, en esta legislatura, Moreno ha buscado como tema de Estado -por así decir, para profundizar en su pretendido perfil de gobernante ecuménico- la sequía y la falta de lluvias. Sin embargo, en el flanco medioambiental es donde ha cometido el mayor de sus errores políticos, según analizan en la oposición, porque ha sido en su mandato –y no nada más llegar– cuando Doñana ha salido de la Lista Verde de la la UINC, el mayor organismo ambientalista del mundo.
El presidente se ha dejado pelos en la gatera en este tema, aunque, aceptando la mano que le tendió la vicepresidenta Teresa Ribera (PSOE), in extremis sacó al Parque Nacional, en estado crítico, de la guerra política, porque metió Doñana en el fregao en contra del sentido común y de la mano de Vox.
La televisión
"Salta a la vista que, a pesar de que las políticas de Moreno Bonilla son idénticas a las de Ayuso, que desmantelan la sanidad y la educación pública, que encauzan la privatización de los servicios públicos, que reduce los impuestos a los multimillonarios, que regala dinero público al sector privado, que son políticas contra la mayoría social. A pesar de eso, no sólo no se detecta desgaste electoral sino que incluso crece", admite Martina Velarde, secretaria general de Podemos en Andalucía.
¿A qué se debe? "Hay que reconocer –afirma Velarde– que la derecha ha sido capaz de crear relatos impostados para confundir a la opinión pública imponiendo relatos lleno de bulos y fake news".
Para Velarde, un factor esencial que explica que Moreno no sufra desgaste es el panorama de los medios en Andalucía. "No existe el pluralismo político en la televisión pública, que el PP ha convertido, lamentablemente, en su boletín virtual, Canal Sur es tele Bonilla y Andalucía el plató de televisión de Moreno Bonilla".
"Esta ofensiva reaccionaria no sólo existe en España, sino que entronca con la revolución neoconservadora que significa el trumpismo que es blanqueado diariamente por el oligopolio mediático", agrega.
El análisis de Velarde es opuesto al que hace el PP. "Tras cinco años de gobierno de la derecha en Andalucía, estamos peor y hemos retrocedido. La brecha se ha ensanchado y los servicios públicos están siendo desmantelados de forma acelerada por el presidente andaluz y su gobierno".
La influencia de la política estatal es otro de los temas en la coctelera. Para Velarde, existe "una primacía de la política estatal respecto de la autonómica". Otras voces, empero, no creen que los debates nacionales tengan tanta influencia en términos de formación de voto.
En el PP andaluz analizan que "queda mucho" para las próximas autonómicas, por lo que el pescado no está vendido, y resaltan que "después de los primeros cuatro años de gobierno, [en Andalucía se] ha perdido el miedo a que un gobierno del PP destruyese una serie de conquistas sociales". "Es decir, que la derecha ya no da miedo", aseguran fuentes del PP. "A esto ha ayudado", agregan, por un lado, "el carácter moderado de Moreno" y "el resultado de las últimas elecciones que dejó a Vox sin influencia en la política autonómica".
La oposición y la izquierda
El partido hasta ahora hegemónico, el PSOE, está en horas bajas. Inmerso en una crisis de credibilidad, fruto, entre otras razones, de los escándalos y de tantos años consecutivos de gobiernos, se ha desconectado hasta cierto punto de los andaluces. Desde el año 2004, el voto a los socialistas en autonómicas –medido en porcentaje– no ha dejado de caer y no se ha recuperado aún.
"El PSOE no ha salido de su crisis. No consigue soltar lastre y combatir la herencia de clientelismo y corrupción que ha salpicado sus casi cuatro décadas de su gobierno", afirma Velarde.
Otro factor, más allá de los años de Gobierno, en el que coinciden las fuentes consultadas para que el PP siga muy alto en Andalucía es que los socialistas, una vez fuera del Gobierno, no encuentran el tono adecuado para desgastar a Moreno. Sus rivales no ven a Espadas precisamente como "una estrella revelación de la política andaluza".
En el PSOE andaluz, más allá de prácticamente el único que las expresa en público, Luis Ángel Hierro -que representa, sin embargo, a un sector minoritario-, las críticas hacia Espadas existen y en ellas se habla, por ejemplo, de "falta de mordiente" en la oposición.
Espadas (quien ya vivió una situación similar en el Ayuntamiento de Sevilla antes de desbancar a Juan Ignacio Zoido de la alcaldía) está perfectamente alineado con el proyecto de Pedro Sánchez. Ejerce además como portavoz en el Senado, un puesto clave.
En el PSOE consideran que los sondeos de la Junta están completamente manipulados
En la dirección del PSOE en Andalucía desprecian las encuestas del Centra, consideran que están completamente manipuladas, además de no tener la transparencia necesaria, y creen que hay temas de desgaste que acabarán por cuajar, afirman a Público, como el sanitario. Espadas prepara cambios en la organización y ha anunciado un gobierno en la sombra para tratar de contrarrestar la actividad de Moreno y su gabinete.
En este contexto, el espacio a la izquierda del PSOE, Por Andalucía, donde conviven IU, Podemos y Más País y otras fuerzas andalucistas (Iniciativa del Pueblo Andaluz) y verdes (Equo, Alianza Verde), crece, según el Centra, desde las pasadas autonómicas, a las que llegó en condiciones muy precarias y en las que obtuvo apenas cinco diputados. Adelante Andalucía, tras perder el Gobierno en Cádiz y obtener un resultado testimonial en las generales, lucha por seguir en la Cámara: el Centra les da entre 0 y 1 escaño.
"Hay tiempo para desalojar al PP de la Junta de Andalucía y revertir las políticas agresivas contra los andaluces y andaluzas, materializadas en una apuesta por acabar con la sanidad y la educación pública, y privatizar nuestros servicios. Para ello seguiremos trabajando desde las calles con los colectivos y la sociedad civil, y en las instituciones para seguir con las transformaciones políticas y sociales, evitando recortes y ampliando derechos. Ya hemos oído muchas veces que no se puede, pero hemos demostrado que con voluntad política sí se puede", remacha Velarde.
Sobre la responsabilidad de la izquierda en que el PP de Moreno siga arriba, la antropóloga Castillero señala: "Me costaría pensar que hay algo que aprender de la estrategia de Moreno Bonilla porque no entiendo que despolitizar, ocultar y jugar con la salud ecosocial de Andalucía sea una vía a emular. Creo que habría que trabajar justo para poder visibilizar todo aquello que el PP oculta bajo los lemas fraternales con los que presenta sus políticas. Es decir, hacer de la desmantelación un arte, algo traducible, algo igualmente mainstream".
"Trabajar porque la sociedad entienda la gravedad de los campos de golf, que la agricultura para que sea realmente un ejemplo tiene
que respetar los recursos naturales a su alcance y que no basta con invertir en la modernización tecnológica y material si los espacios naturales están sufriendo y no se pueden sostener, por poner algunos ejemplos en la línea de los descritos. No creo que la estrategia sea ir contra él, sino contra su tibieza, contra aquello que no muestra. Por supuesto que se está haciendo, pero hay que encontrar los modos para que esto no parezca un ataque, sino realmente algo urgente y de peso que afecta a toda la sociedad", remacha Castillero.
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