Chamberí, Retiro y Salamanca no solo son tres de los cinco distritos más ricos de Madrid, sino también tres de los más limpios. En cambio, Villaverde, Villa de Vallecas y Puente de Vallecas, en este caso los más pobres, son también los más sucios. O, mejor dicho, los que se limpian con menor frecuencia y esmero. Quizás no sorprenda que los barrios nobles apoyaron en masa a José Luis Martínez Almeida en las elecciones municipales.

"Mirando el mapa podemos apreciar que las zonas con mayor intensidad de limpieza se encuentran, precisamente, en los barrios donde más apoyo tuvo el Partido Popular en 2019 (legislatura en el que se hicieron los pliegos) y que las calles que menor nivel de limpieza se corresponden también con las zonas donde menos votos recibió el PP", denuncia Más Madrid en un informe.

El partido progresista también ha comparado otras zonas privilegiadas, como Mirasierra, con los poblados de Valverde. Ambos ubicados en el distrito de Fuencarral-El Pardo, la primera diferencia que se advierte es la tipología habitacional, puesto que la primera está "llena de chalets, grandes fincas con piscinas privadas y calles donde no hay más que viviendas". La segunda, de nuevo, es la opción electoral de sus vecinos.

Sale perdiendo, lógicamente, Valverde, pese a que cuenta con "equipamientos como un colegio o una pista de fútbol, que lógicamente generarán más actividad y suciedad que una zona de chalets", argumenta Más Madrid en el informe, que señala cómo los votos por el PP también marcan el grado de limpieza entre ambos espacios, apenas separados por la carretera del Colmenar.

"¡Vaya, Almeida siempre nos sorprende!", comenta José Luis Nieto, concejal de Más Madrid. "Prioriza los distritos más ricos prestándoles más y mejores servicios de limpieza", añade en un comunicado el miembro de la Comisión de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad. "Está claro que tiene que revisar la forma en la que se limpia la ciudad porque existe una enorme desigualdad entre los distritos y entre los propios barrios".

El informe, elaborado a partir de los datos del Ayuntamiento de Madrid, abiertos y accesibles a la ciudadanía, detalla la frecuencia y el tipo de la limpieza viaria (barrido manual, baldeo mixto y barrido de mantenimiento), así como la división de las calles por niveles. Las cifras son elocuentes: "El 32% de las calles de Chamberí se limpian 7 días a la semana, varias veces al día, mientras que sólo el 7% de Carabanchel se limpia con la misma intensidad", según el estudio.

En el otro extremo, "apenas el 4% de Puente de Vallecas se limpia en el máximo nivel de intensidad, frente al casi 30% de las calles del distrito de Retiro". Basten estos cuatro ejemplos como muestra, aunque la situación se repite en toda la capital. "La inversión no se corresponde, en muchas ocasiones, con la densidad de población, las necesidades o la actividad comercial de una zona", se lamenta José Luis Nieto.

El portavoz de Medio Ambiente de Más Madrid recuerda, además, la "enorme diferencia" entre los barrios dentro y fuera de la M-30, donde las calles secundarias son las grandes olvidadas de la periferia. También la mayor atención prestada a las zonas con mayor ocupación hotelera y el desequilibrio de los contratos de limpieza, que provoca que un operario tenga que barrer unos 9.000 metros de viario en Chamberí y unos 26.500 metros en Moratalaz o Vicálvaro.

"Lo que reclamamos a Almeida es que se revise el mapa de niveles, que se analicen los distritos que presentan más problemas de limpieza y que se reestructuren los servicios para que todas las madrileñas y madrileños puedan disfrutar de unas aceras limpias. En definitiva, que se evalúe el contrato, que entró en vigor hace casi tres años", concluye el concejal de Más Madrid.

El informe concluye que "Madrid se limpia de forma profundamente desigual", de modo que "la inversión no se corresponde, en muchas ocasiones, a la densidad de población, a las necesidades de la zona o la actividad de la misma". Y señala que mientras se mima a las zonas turísticas con oferta hotelera, Almeida impone en Usera "una campaña de vigilancia, con afán recaudatorio, que busca poner la responsabilidad en las vecinas y vecinos".