Una de las cosas más significativas de las últimas semanas en la órbita del Partido Popular ha sido el silencio de Isabel Díaz Ayuso. La presidenta de la Comunidad de Madrid no solo no ha salido a defender a Carlos Mazón culpando al Gobierno de la catástrofe, como sí ha hecho Alberto Núñez Feijóo, sino que tampoco se ha sumado con la iniciativa de otras ocasiones a la estrategia del PP contra el Ejecutivo en lo que a la gestión de la DANA respecta. Ayuso se ha mantenido en un calculado segundo plano.

Sin embargo, desde la declaración de Víctor de Aldama —el comisionista de la 'trama Koldo'—, celebrada el pasado jueves en la Audiencia Nacional, la líder madrileña volvió a buscar el foco que normalmente le apunta. Fue la primera en reaccionar a las acusaciones de Aldama contra el Gobierno y se adelantó a Feijóo pidiendo la "dimisión en bloque" del Ejecutivo; minutos después, el presidente nacional del PP se ofrecía a los aliados de Sánchez en el Congreso para una moción de censura que nadie en el partido conservador ve "viable", según apuntan fuentes populares. Génova teme las críticas internas por inmovilismo, alentadas por el sector más duro del PP de Madrid, aunque reconoce el poco margen de maniobra.

La imposible, ahora mismo, moción de censura planteada por Feijóo cayó en el olvido ese mismo día y el PP se lanzó a intentar pasar página de la DANA —la mala gestión de la Generalitat valenciana y de su president han arrastrado electoralmente a toda la marca del partido, según las encuestas— para centrarse en el 'caso Koldo'. Hasta que este domingo, con Díaz Ayuso de viaje oficial en Corea del Sur, la investigación al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por la supuesta filtración de los mensajes entre Alberto González Amador y la fiscalía rompía las costuras del PSOE.

Lobato da aire al PP de Feijóo

El diario ABC publicaba que Juan Lobato, líder de los socialistas madrileños, había depositado en una notaría los mensajes de Whatsapp intercambiados en marzo con Pilar Sánchez Acera, entonces jefa de gabinete de Óscar López en Moncloa y también secretaria de Política Institucional del PSOE de Madrid, en los que esta le había ofrecido el documento mediante el que la pareja de Ayuso reconocía los delitos de fraude fiscal. Este movimiento de Lobato ha cabreado al PSOE y ha dado aire a un PP en apuros tras la DANA. 

El origen de todo está en un bulo difundido por Miguel Ángel Rodríguez, jefe de gabinete de Ayuso, y recibido y replicado por varios medios de comunicación como El Mundo, Libertad Digital, El Debate o Vozpópuli, después de que elDiario.es desvelase la denuncia de la Fiscalía contra González Amador por doble fraude fiscal. Esas informaciones falsas aseguraban que la Fiscalía le había propuesto un acuerdo a la pareja de Ayuso; y otras incluso añadían que el pacto se había parado "por órdenes de arriba".

Fue al revés, como se demostró después con la filtración de los correos electrónicos entre las partes. Manos Limpias denunció por ello al fiscal general del Estado y Lobato intentó cubrirse las espaldas en una maniobra que sirve ahora a Ayuso para distraer la atención de la declaración de su pareja este viernes. Y a Feijóo para redoblar su ofensiva contra Sánchez e intentar sacar la gestión de Mazón del foco mediático.

División en torno a Miguel Ángel Rodríguez

Así, este martes, el portavoz de los conservadores en el Congreso, Miguel Tellado, acusó a la dirección del PSOE de intentar "silenciar" a Lobato "por no querer participar en un delito". Dijo Tellado que el PSOE es una "organización que cualquiera diría que tiene fines ilícitos". Génova puso en cuestión a García Ortiz desde el primer momento, pero su posible implicación en la filtración de los datos del novio de Ayuso ha puesto la guinda de su ristra de ataques. 

Su imputación fue pronosticada por el jefe de gabinete de Ayuso en sus redes sociales con un escueto "el fiscal General va pá'lante (sic)", que ahora replican algunos cargos del PP. 

Entre las filas del PP hay opiniones para todos los gustos sobre las estratagemas políticas de Rodríguez. Hay quienes lo califican como "brillante" y quienes recelan de su forma de hacer política: "A largo plazo no ganamos nada", aseguran fuentes populares próximas a Génova. No son ajenos a la forma en la que Ayuso elige y libra sus propias batallas contra el Gobierno, con el respaldo del poder mediático enraizado en Madrid, pero exprimen los empujones que Sol da a su fuego cruzado contra el Gobierno.