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Actualizado:Desde que llegó a la alcaldía de Madrid en junio de 2019, José Luis Martínez-Almeida ha planteado sin tapujos una batalla ideológica contra los símbolos de la izquierda, ya fueran aquellos que tienen que ver con la memoria histórica, los relacionados con el 15-M y los movimientos sociales e incluso con los de la igualdad y la lucha contra la violencia machista. En casi todas sus iniciativas contra estos colectivos el alcalde madrileño ha ido siempre de la mano de Vox, cuyos votos son imprescindibles para mantenerse en el sillón.
Sus últimos movimientos así lo acreditan. La particular cruzada contra el feminismo auspiciada por la extrema derecha en Madrid ha vivido esta última semana dos episodios muy significativos, con la anuencia y el acatamiento de Almeida. Por empezar por lo último, este pasado lunes el alcalde de Madrid anunciaba una "reestructuración" del área de Familias, Igualdad y Bienestar Social y certificaba la eliminación de la actual Dirección General de Igualdad del Ayuntamiento de Madrid.
Un nuevo peaje político que el alcalde madrileño debe pagar a Vox y que se suma a la gran polémica que se produjo la semana pasada cuando PP y Cs votaron a favor de la propuesta de Vox de borrar un mural feminista en favor de la igualdad en el distrito de Ciudad Lineal. Tras esta decisión, Rita Maestre, portavoz de Más Madrid en el Ayuntamiento, resumió perfectamente la situación política en el Ayuntamiento de Madrid en una sola frase: "La extrema derecha propone, Almeida y Villacís acatan".
El borrado del mural feminista provocó tal polvareda política en el resto de España, que el alcalde Almeida recurrió al comodín de ETA para justificar algo que no tiene mucha justificación más allá del hecho de tener que depender de Vox. El regidor madrileño mencionó los murales en favor de ETA en Euskadi, en un claro intento de desviar la atención en un asunto que saltó a los titulares de la prensa nacional y que ha puesto a Almeida, y también a Villacís, en un brete. Pero eso no les ha impedido eliminar de un plumazo la Dirección General de Igualdad apenas dos días después.
Y es que no hay tregua ninguna, ni parece que la habrá en lo que queda de legislatura. Vox sigue inasequible al desaliento y arrastra permanentemente al PP a posicionarse en contra de todo aquello que sea referencia para la izquierda. Casi todas las semanas hay alguna propuesta de la ultraderecha a la que hay que atender. Sin ir más lejos, el pasado lunes 18 de enero PP y Vox volvieron a embestir contra otro emblema de la izquierda madrileña, el 15-M. Votaron a favor de una moción para retirar un enorme mural dedicado a este movimiento ubicado en la Plaza de Oporto de Madrid desde los tiempos de Manuela Carmena.
La moción instaba "a la eliminación del espacio público de la plaza de Oporto del mural de la Asamblea Popular de Carabanchel porque no representa al distrito ni al colectivo de sus vecinos". Esta vez, sin embargo, el tiro les salió por la culata: la Junta de distrito de Carabanchel rechazó retirar el mural gracias a la abstención de Ciudadanos (Cs) y los votos en contra de Más Madrid y PSOE.
Poco antes, ese mismo lunes por la mañana, el Ayuntamiento de Madrid se había llevado otro revolcón, éste mucho más trascendente: un juez ordenó suspender de forma cautelar la retirada de las placas en memoria de los históricos socialistas Indalecio Prieto y Francisco Largo Caballero, así como el mantenimiento de sus nombres en el callejero de la ciudad. Una decisión, la de su retirada, que había sido adoptada en el pleno del Ayuntamiento de Madrid el pasado mes de septiembre a instancias de Vox y que el PP y Cs aceptaron sin rechistar.
La decisión, en cualquier caso, llega tarde: la placa que honraba en Madrid la memoria de Largo Caballero fue retirada el pasado 15 de octubre y hace ya unos meses que permanece hecha pedazos en una bolsa para escombros.
Estos son los últimos episodios de una larga batalla ideológica en la que Martínez-Almeida a veces va de la mano de la ultraderecha con gusto y otras obligado. Pero hay más jalones en esa batalla, concretamente dos que han marcado mucho su paso por la alcaldía: además de la retirada de las placas de Largo Caballero e Indalecio Prieto, también supuso un hito la destrucción del Memorial del cementerio de la Almudena destinado a los republicanos fusilados entre 1939 y 1944 por la dictadura franquista.
Contra la memoria histórica
En lo tocante a esta cuestión, Almeida no ha necesitado nunca ir a remolque de Vox. Siempre se le ha visto a gusto cargando contra la memoria histórica o adoptando un discurso equidistante sobre la Guerra Civil (como todos los dirigentes del PP, por otra parte).
Una de sus primeras medidas fue cerrar la Oficina de Derechos Humanos y Memoria puesta en marcha en 2017 por el anterior equipo municipal capitaneado por Manuela Carmena.
Ese fue un primer movimiento que alcanzó su clímax a finales de 2019 cuando el Ayuntamiento de Madrid paralizó el expediente del Memorial del cementerio de la Almudena destinado a los 2.934 republicanos fusilados entre 1939 y 1944 puesto en marcha por el equipo dirigido por Carmena. Almeida decidió sustituirlo por uno nuevo en recuerdo de todas las personas que fueron fusiladas en Madrid entre 1936 y 1944 por los dos bandos, estableciendo así una equidistancia entre los fusilados después de la guerra en un acto de venganza y las que los fueron fusiladas durante el conflicto, algo que indignó a las asociaciones de memoria histórica.
En el proceso, además, el Ayuntamiento arrancó las placas con los nombres de los fusilados por la dictadura sin consultar a nadie, indignando aún más a las asociaciones.
Posteriormente llegaría el borrado de Largo Caballero y de Indalecio Prieto de la memoria histórica de Madrid. La Justicia ha parado temporalmente los pies al Ayuntamiento, pero si algo ha quedado claro es que Almeida no va a hacer ni una sola concesión en este asunto.
El 15-M y movimientos sociales
Como tampoco se la va a hacer a la izquierda que él considera más radical. El alcalde de Madrid siempre ha tenido entre ceja y ceja a Podemos, formación a la que permanentemente acusa de tener un plan para acabar con los símbolos de 1978, la Constitución y la monarquía. Como extensión de esa fobia hacia la formación morada, Almeida también ha puesto en la diana a los movimientos sociales y vecinales de la ciudad, a los que poco ha ido reduciendo el espacio, tanto físico como social y político.
Bajo la acusación de "okupas", el mandato de Martínez-Almeida se ha caracterizado por el desalojo de emblemáticos espacios autogestionados, el más emblemático de ellos el de La Ingobernable, mientras que otros se han quedado sin renovar el acuerdo para utilizar las instalaciones que el Ayuntamiento les había proporcionado cuando Carmena era alcaldesa. Es un goteo constante y los ejemplos son numerosos.
Los colectivos vecinales tampoco tienen motivos para estar muy satisfechos. Tras la nieve de Filomena, Almeida no se ha cansado de pedir ayuda a los vecinos de Madrid para volver a poner en marcha la ciudad. Las asociaciones de vecinos han respondido solidariamente en todos los barrios y distritos de la capital, sin embargo, han aprovechado la ocasión para denunciar el ostracismo y el olvido al que les viene sometiendo el Ayuntamiento desde que gobierna la derecha.
Con respecto a las asociaciones de vecinos, el alcalde de Madrid siempre ha exhibido puño de hierro con guante de seda: siempre buenas palabras que terminan en acciones contundentes.
Ejemplo de ello es lo ocurrido recientemente en el antiguo Mercado de frutas y verduras de Legazpi donde desde el año 2017 el colectivo Espacio Vecinal Arganzuela (EVA) realiza todo tipo de actividades y sociales. Ahora el Ayuntamiento va a desalojar a este colectivo vecinal con la excusa, según el alcalde Almeida, de que ese espacio es "absolutamente imprescindible para el Samur". Los vecinos argumentan que hay sitio suficiente para todos, pero el Ayuntamiento se niega ni tan siquiera a considerar la posibilidad.
Minimizando la lucha contra la violencia machista
Como ya se ha visto, hay una tercera pata de esa batalla contra la izquierda: el feminismo, la igualdad y la lucha contra la violencia de género. Es cierto que en este asunto, el alcalde madrileño intentó al principio de su mandato ser más contemporizador: Almeida intenta moverse entre dos aguas, sin molestar demasiado a Vox pero tampoco a los colectivos feministas. Pero si tiene que tomar partido por uno y otro, es perfectamente consciente de quien tiene la llave de los votos. Los últimos acontecimientos así lo demuestran.
Desde el primer día que tomó el bastón de mando de la Alcaldía de Madrid, Martínez-Almeida se afanó en no dejar ni rastro del paso de Manuela Carmena por el Ayuntamiento de Madrid, como si los cuatro años en los que la izquierda gobernó la capital del Estado hubieran sido un mal sueño. Y ello incluía presentar batalla contra el feminismo.
En los primeros diez días de mandato Almeida tumbó varias medidas del legado de Carmena, pero destacó una que además fue la primera orden que dio el nuevo regidor madrileño: las Juntas de Distrito presididas por el PP retiraron en menos de 48 horas las pancartas contra la violencia machista y en favor de los refugiados de los edificios oficiales. La instalación de esas pancartas contra la violencia machista había sido aprobada por unanimidad en los plenos de distrito en la anterior legislatura, la de Carmena.
Hubo otro momento que marcó mucho la postura de Almeida respecto a la violencia machista y que también tuvo a Vox como protagonista. Fue el día –19 de septiembre de 2019–, en el que la ultraderecha boicoteó el minuto de silencio que el Ayuntamiento de Madrid había organizado en memoria de la mujer asesinada en aquella ocasión. Javier Ortega Smith, portavoz de Vox en el Ayuntamiento, exhibió una pancarta que rezaba: "La violencia no tiene género. Contra todo tipo de violencia intrafamiliar". Almeida intentó reconducir la situación y le dijo a Ortega Smith: "Sabes perfectamente que no comparto la ideología de género ni el feminismo del 8 de marzo". El alcalde se retrató y toda para contentar a una ultraderecha de la que depende para casi todo, hasta de sacar adelante las cuentas municipales.
Esa frase de Almeida sobre la "ideología de género" es toda una declaración de intenciones que deja patente que cuando Almeida embiste, Vox siempre azuza por detrás.
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