madrid
No es una ninguna novedad la reacción virulenta al avance feminista en la ultraderecha. Tampoco lo es la respuesta ideológica de la mayoría de hombres de derecha y extrema derecha a la última encuesta del CIS. Hay hombres (y mujeres) que se sienten discriminados porque "la igualdad ha ido demasiado lejos". Sin embargo, se ha mediatizado esta variable sin buscar otras respuestas desde el feminismo y las nuevas masculinidades.
Los datos del CIS muestran contradicciones en el discurso de los hombres de derecha y ultraderecha. Frente a ese 44% de hombres que se ven atacados por los avances feministas encontramos estos otros datos: el 96% de los hombres encuestados cree que la igualdad es indispensable en una sociedad justa —en concreto, un 74,1% están "muy de acuerdo" con esta afirmación y el 21,9% está "bastante de acuerdo"—. Otro dato revelador y positivo: un 87,8% de los hombres cree que hay que recriminar los comportamientos machistas de otros hombres. Y uno más: un 74,2 % de los hombres opina que ellos mismos son necesarios para alcanzar la igualdad.
En el siguiente gráfico se observa esa mayoría. Más de un 74% de los hombres responden favorablemente a la igualdad a la hora de construir una sociedad más justa. Si lo analizamos partido a partido, destacan los valores casi al 100% de los votantes del PSOE y Sumar. Sólo decae porcentualmente en el caso de Vox, en donde los hombres están a favor en un 90,2%, y las mujeres, por debajo del 90%, en un 88,2%. En cualquier caso, una amplia mayoría responde a favor de la igualdad haya votado lo que haya votado.
No caer en el marco de la ultraderecha
La socióloga Beatriz Ranea achaca este desajuste a los mensajes equivocados que llegan de lo que es el feminismo: "Una cosa es cuando se pregunta por igualdad y otra cuando se pregunta por feminismo. Ahí vemos los posicionamientos más significativos. Esa percepción del feminismo como antihombres está presente desde que existe el movimiento y se aleja de su significado. Todavía hay una visión equivocada".
Ranea abraza los datos positivos de la encuesta y motiva a "examinarlos en su complejidad y aprender de ellos" sin caer en el derrotismo y en el marco de "todo está fatal". Este mensaje derrotista funciona a favor de la extrema derecha: "Es un mensaje que da votos a Vox, que busca a esos hombres, que también son la mayoría de sus integrantes", explica la experta.
El colectivo de escritura Proyecto UNA es crítico con cómo desde los medios se cae en ese juego. El de "exacerbar las reacciones emocionales" que promueven relatos como el del 44% de hombres enfadados con el feminismo. "Están creando un clima de miedo, al que las mujeres están acostumbradas. Es el mismo mecanismo disciplinario de siempre: ojo a cómo te vistes; con quién te juntas, etcétera", apuntan. Es la idea del terror sexual que recoge la escritora feminista Nerea Barjola en su libro Microfísica sexista del poder.
Proyecto UNA: "Los valores feministas siguen estando en buena forma y hemos ganado suficiente terreno"
El grupo mantiene la "preocupación" por los resultados de la encuesta, pero también la esperanza: "Los valores feministas siguen estando en buena forma y hemos ganado suficiente terreno".
"La semilla está plantada. El camino pedagógico ha sido muy importante, al menos hacia una cantidad de hombres que de primeras ya no se sentían cómodos con esa posición que se les había otorgado", explica a Público Fernando Herranz, investigador del Observatorio de las Masculinidades de la Universidad Miguel Hernández.
Para Herranz, que da charlas sobre masculinidades a hombres de todas las edades, hace falta la dosis necesaria de autocrítica, pero también de distancia porque "el feminismo ha logrado que los hombres se interesen" en la igualdad. Es ahí, en esos desajustes del discurso masculino, en los grises, en donde el feminismo de las nuevas masculinidades puede trabajar y tejer alianzas.
Abandonar la alarma y el derrotismo
Se ha señalado a los medios de comunicación por replicar el mismo titular: "El 44% de los hombres opina que la igualdad ha ido demasiado lejos y los discrimina". La crítica: escoger la postura más confrontativa a una pregunta que, cómo respondían sociólogas y politólogos en este análisis de Público, no estaría del todo atinada. La cuestión promovía la respuesta partidista en el eje izquierda-derecha, según las expertas.
Otro de los reproches fue el tono alarmista. Un tono en sintonía con el discurso de enfrentamiento de la ultraderecha a través del antifeminismo. El mismo discurso que opera con "mensajes simples en la manosfera", explica Ranea. La manosfera es ese conjunto de redes y sitios de internet asociados a la extrema derecha donde se promueve la masculinidad hegemónica y el odio a la mujer.
O el discurso que ha hecho que los liberales europeos levanten una ceja ante las palabras en el Foro de Davos de uno de los máximos exponentes de la ola reaccionaria mundial: Javier Milei, que señaló al feminismo y al ecologismo como sus enemigos principales, aliados fundamentales del socialismo. Esa sería la dinámica del juego: azuzar la ira y señalar al enemigo equivocado.
Ranea, que investiga también nuevas masculinidades, se pregunta, qué ha hecho que los jóvenes lleguen al sexismo moderno. La explicación: incertidumbre y desorientación para con el movimiento y el propio término. "A esas posibles confusiones les da respuesta el mensaje claro desde la manosfera frente al acercamiento a la óptica feminista, que es un proceso menos certero". No por eso hay que dar la batalla por perdida. "Habría que hacer narrativas más propositivas para que ellos se sientan verdaderos agentes del cambio y potenciar ese mensaje", explica Ranea.
Discursivamente los hombres sí se sienten conscientes de su poder transformador, según la encuesta del CIS. Un 74,2 % de ellos creen que "las mujeres no lograrán la igualdad a menos que los hombres luchen" con ellas. Entre ellos, de los de 16 a 24 años, un 69,2% están de acuerdo o bastante de acuerdo con la premisa frente al 29,1% de los que están en contra. Es decir, que incluso en el tramo de hombres más jóvenes, donde se sitúan las respuestas con mayor antifeminismo de la encuesta, hay entendimiento de que son parte de la igualdad.
"Si no nos fijamos, nos perdemos el hecho de que la gran mayoría de la población encuestada simpatiza con el feminismo o los derechos LGTBI+. Lo que pasa es que quienes están en contra han sido mucho más proclives a expresar su rechazo y votar todo lo en contra que la encuesta permitía", explican desde Proyecto UNA.
La extrema derecha “atomizada”
De hecho, la respuesta del antifeminismo está más atomizada y es mucho más contundente. Como vemos en el siguiente gráfico, el voto de ninguna simpatía hacia las feministas, el 0, concentra al 15% de los hombres, los movilizados por el antifeminismo. Aún así, la mayor parte se posicionan a favor del feminismo —lo vemos a lo largo del gráfico—. Ese 15%, que responde de forma tajante, hace bajar la media. Así, el resultado es una media de 5,63.
Proyecto UNA lo analiza así: "No se trata de una polarización, pues el consenso general es que casi todos los valores de apoyo al feminismo superan ampliamente el 5/10, pero quienes se muestran en contra están muy en contra de ellos, y tienden a votar siempre 0 y nunca 10. Es más interesante analizarlo desde el punto de vista de la reacción, el agravio o la confrontación".
"El sentimiento de 'nos están atacando ellas', no les permite ver cuál es el verdadero enemigo", apunta Diego Falconi (UAB)
Para Diego Falconi, profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) especializado en estudios de género y decoloniales, entre otros, la cuestión está en darle la vuelta al relato: "¿Qué es lo que realmente afecta a los hombres? Si trabajan precariamente, no tiene que ver con el feminismo, sino con el capitalismo. El sentimiento de nos están atacando ellas, no les permite ver, en esos términos bélicos, cuál es el verdadero enemigo".
Todas las expertas y expertos consultados opinan que el "alarmismo" no es la solución, sino un motivo de desmovilización. La búsqueda de nuevos horizontes sería la clave. "Que nos alarme que exista una reacción misógina es lógico. Lo importante es que no nos desmovilice", explica el proyecto colectivo de escritoras.
El análisis “hombre-mujer” sin interseccionalidad
La relación del rechazo al feminismo y los partidos es importante, como también el desgrane interseccional. La encuesta se habría analizado más desde la perspectiva "binaria: hombre o mujer, buenos o malos" que desde la clase o el antirracismo, como apunta el experto Fernando Herranz.
A propósito de la clase, vemos que las profesiones en donde el antifeminismo se agrava son las relacionadas con la agricultura o las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. "Que los votantes de Vox se sienten discriminados es que ven su espacio peligrar", asegura Herranz, que observa datos más alarmantes: "Si las personas que se ocupan de luchar contra la violencia machista, a las que acuden las mujeres víctimas, se sienten discriminados por la igualdad, es un grave problema".
"Entre profesiones donde la ultraderecha ha calado —las FFCCSS y el campo— se expresa mucho más rechazo", indica el Proyecto UNA
De hecho, la formación a los profesionales en materia de violencia machista para garantizar una mejor respuesta a las víctimas por parte de todas las instituciones es uno de los ejes del Pacto de Estado contra la violencia de género e incluye a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. En su evaluación, publicada en octubre de 2023, se dio por cumplida la medida 223, que dotaba de la formación a los agentes policiales.
En cambio, las clases populares serían más cercanas al feminismo y al activismo LGTBI+. "Tanto por ideología como por clase social se marcan mucho las diferencias: entre profesiones donde la ultraderecha ha calado —las FFCCSS y el campo, sobre todo— se expresa mucho más rechazo, mientras que entre las clases populares —estudiantes, trabajadores, servicios...— hay apoyo mucho más explícito y entusiasta", indica el Proyecto UNA.
Del discurso a la práctica feminista
El discurso mediático fortalece nuestro imaginario social. Por eso, Beatriz Ranea considera que, aunque los datos sean positivos en torno a la igualdad, "eso no tiene que materializarse en la práctica". Por eso, cree importante ver el plano social. "En donde actitudes como la del caso Rubiales antes no hubieran sido señaladas por tantos hombres y ahora sí ven el problema", recalca.
En la última legislatura se ha conseguido hablar de nuevas masculinidades en medidas como el Plan Corresponsables. "Hablar de corresponsabilidad es hablar de la responsabilidad masculina", explica Fernando Herranz. Aunque también apunta que institucionalizar las nuevas masculinidades tiene una "respuesta minoritaria" y que las políticas institucionales no son la panacea para convencer a los hombres del feminismo.
¿Y entonces de qué se trataría el convencer a los hombres —e, incluso también a ese 32% de las mujeres—? Más bien se trataría, según los expertos, de un trabajo "paulatino". Y tener en cuenta que la ideología de ese 44% es de un corte conservador muy claro y que sus empleos están fuertemente masculinizados.
"A las mujeres con el feminismo se les ofrece empoderamiento, libertad y seguridad. No es lo mismo con los hombres. El feminismo les ofrece ponerse en frente de los privilegios y deshacerse de ellos porque no son sus derechos. Por eso se necesita más trabajo", explica Herranz.
Falconi les pide a esos hombres que se cuestionen a sí mismos. "Si se preguntan por qué no me siento satisfecho y señalan a las mujeres, tienen que ir más allá. Ahí entra la interseccionalidad. Observar todos los matices que hacen que como hombre me sienta tan desgraciado en esta sociedad", apunta. De hecho, este profesor de la UAB afirma que hay que encontrar la manera de hacer llegar a esos hombres enfadados, que son distintos los unos de los otros, y que "gracias al feminismo, tendrán más respuestas, más capacidad de entender y experimentar consigo mismos".
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