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Caso de la manada

Almudena Carracedo y Robert Bahar: "Hubo un año en el que el único relato era el de los acusados de La Manada"

Estrenan 'No estás sola: la lucha contra la manada', que deconstruye el caso que generó el primer 'Me Too' español y desgrana por qué esta violación múltiple se convirtió en un revulsivo que desembocaría en la ley de libertad sexual.

Almudena Carracedo y Robert Bahar
Robert Bahar y Almudena Carracedo, directores de 'No Estás Sola: La Lucha contra La Manada'. Nani Gutiérrez / Cedida por Netflix

Romper la espiral del silencio. Ese ha sido el gran motor del trabajo como cineastas de Almudena Carracedo y Robert Bahar. En 2008 fueron galardonados con un premio Emmy por su documental Made in L.A., que cuenta la historia de tres costureras en Los Ángeles, migrantes latinas, que se embarcan en una odisea para conseguir que se reconozcan sus derechos laborales en una multinacional textil.

Dos años después, repitieron la hazaña con El silencio de otros, que, además de dos Emmy, recibió otro par de estatuillas en la Berlinale, un Goya y entró en la preselección para los Oscar por denunciar la impunidad de los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura franquista y acompañar a las víctimas involucradas en la Querella argentina durante su batalla para acabar con el pacto del olvido. Ellos hacen cine para dar voz a aquellos a quienes se les ha sido arrebatada y su nuevo proyecto, que se estrena el 1 de marzo en Netflix, pone el foco sobre la violencia sexual.

"No es abuso, es violación": el grito colectivo

Según los datos de la ONU, 736 millones de mujeres de todo el mundo –casi una de cada tres– han sido víctimas de violencia física o sexual al menos una vez en su vida. Ese dato representa al 30% de las mayores de 15 años y no incluye el acoso sexual. En España, solo entre enero y junio del pasado año se denunciaron 2.307 violaciones, como se recoge en el Balance de Criminalidad del Ministerio de Interior. Eso supone una media de 13 violaciones al día, una cada dos horas.

Las cifras oficiales son desoladoras y no reflejan, ni con mucho, una anomalía reciente. En este país, la violencia machista se ha cobrado la vida de 1.234 mujeres en dos décadas [entre 2003 y 2023]. Los números se amontonan y los dramas que simbolizan corren el riesgo de perderse en el conteo estadístico. Sin embargo, hubo un caso que lo cambió todo.

La Manada
Manifestación de estudiantes en Madrid contra la sentencia de 'La Manada'. A. Pérez / Europa Press

En la madrugada del 7 de julio de 2016, durante las fiestas de San Fermín, un grupo de cinco hombres –José Ángel Prenda, Ángel Boza, Jesús Escudero, Antonio Manuel Guerrero y Jesús Cabezuelo– violó a una madrileña de dieciocho años en un portal del centro de la capital navarra. En España se condenan cada año a más de 2.500 personas por delitos sexuales, pero este caso trascendió los juzgados y llenó las calles después de que se conociera la sentencia. Más de 30.000 personas salieron a protestar ante el Ministerio de Justicia y el grito "No fue abuso, fue una violación" se convirtió en un clamor popular que provocó un cambio legislativo para modificar la estructura de los delitos sexuales en nuestro país. 

Después de aquello, el proceso judicial fue llevado a las tablas del madrileño teatro Kamikaze en 2019 por el dramaturgo Miguel del Arco con Jauría, que recibió el XVI Premio Cultura Contra la Violencia de Género 2019 otorgado por el Ministerio de Igualdad. Sin embargo, hasta la fecha, nadie había hecho una revisión exhaustiva de los hechos y su proyección social.

Recomendación cultural: 'La Jauría' - En la Frontera, 13 de marzo de 2019
Un instante en 'Jauría'.- VANESSA RABADE.

Este documental que Netflix estrenará en la antesala del 8M –Día Internacional de la Mujer– va entretejiendo lo sucedido en Pamplona, con la agresión de Pozoblanco (Córdoba) –cometida dos meses antes por cuatro de los mismos acusados– y el asesinato de Nagore Laffage en 2008 hasta llegar al primer MeToo español, cuando el lema "Yo sí te creo" se propagó por ciudades de todo el país y un millón de personas apelaron al poder de la sororidad mientras miles de mujeres extendían el hashtag #Cuéntalo en redes sociales.

Por lo tanto, No Estás Sola: La lucha contra La Manada no es solo la reconstrucción de uno de los casos más mediáticos de la historia reciente, sino una obra documental que expone, gradualmente, las costuras del machismo en la Justicia, los medios y la sociedad. Público ha entrevistado a sus directores para ahondar en las claves de esta película que, antes de estrenarse en la plataforma de streaming, se mantendrá en los cines Golem Baiona de Pamplona, en tres sesiones diarias, desde el viernes 23 hasta el jueves 29 de febrero. También podrá verse en los Cines Embajadores de Madrid y en los Boliche Cinemes de Barcelona.

Este jueves, 22 de febrero, se ha hecho pública la condena de cuatro años y medio de cárcel al futbolista Dani Alves por la violación a una joven en la discoteca Sutton de Barcelona. Esta sentencia pone el consentimiento en el centro. ¿Creen que el movimiento que originó el caso de 'La Manada' ha propiciado un cambio?

ALMUDENA CARRACEDO (A.C.): El caso de la violación múltiple de Sanfermines y todo lo que generó después creó un antes y un después en la percepción que teníamos sobre lo que era la violencia sexual. En las parejas y en los grupos de amigos se empezó a hablar de esto, pero también institucionalmente. Sucedió algo tanto a nivel social como individual. Obviamente ha habido un avance legislativo y en políticas públicas que permite que estos casos se traten de otra manera, incluso a nivel mediático y a pesar de la reacción negativa de algunos.

Este proyecto se ha fraguado, en secreto, a lo largo de tres años y medio. ¿Cómo consiguieron silenciar el ruido mediático durante el proceso de elaboración del guion?

ROBERT BAHAR (R.B.): Los medios son un reflejo de la sociedad y el primer reto de este documental era revisar la cobertura, sobre todo en televisión, y observar qué relato se había construido alrededor del caso. A partir de ahí, tomamos la decisión de contar lo sucedido desde la perspectiva de las víctimas supervivientes y lo hicimos de manera rigurosa, con los hechos probados y establecidos por todos los fallos judiciales hasta el Tribunal Supremo. 

A.C.: Siempre tuvimos claro que, a través de esta historia y de otras como la agresión en Pozoblanco y el asesinato de Nagore [Laffage], queríamos arrojar luz sobre una verdad muchísimo más grande; porque si algo distingue a estos casos de todas las historias de violencia sexual tristísimas que conocemos fue su repercusión. 

Sala de prensa habilitada en el Palacio de Justicia de Navarra donde los medios de comunicación siguen la sentencia sobre el juicio de la Manada. EFE/Jesús Diges
Sala de prensa habilitada en el Palacio de Justicia de Navarra donde los medios de comunicación siguieron la sentencia sobre el juicio de 'La Manada'. EFE/Jesús Diges.

Teníamos casi mil horas de material de archivo con todos los brutos de las televisiones y, de hecho, hay una secuencia que narra un año de especulación hasta que se produce el juicio. Durante todo ese tiempo, el relato era el que introdujo la defensa de los acusados, que luego han sido condenados. Por eso nos parecía muy importante contar la historia desde dentro, con la perspectiva de las personas que estaban cercanas a los hechos.

Tenían 50 horas de material audiovisual y más de 60 horas de entrevistas. ¿Cómo ha sido el proceso de 'fact checking' de toda esa documentación?

R.B.: En total, ha durado tres años y medio. Dedicamos mucho tiempo a la investigación, hicimos entrevistas larguísimas y después llegó una etapa de montaje muy intensa, que se extendió durante casi 14 meses para conseguir reducirlo todo a esa hora y 42 minutos

A.C.: Fuimos muy exhaustivos, pero una de las premisas era que no íbamos a contar detalles. Tampoco hay ninguna foto, porque no hace falta. Las cosas se pueden contar de otra manera, hay recursos audiovisuales para evitar esa exposición.

Nos parecía que los medios se habían centrado mucho en cómo había ocurrido, pero no tanto en el por qué y nosotros queríamos poner el foco en cómo ha reaccionado a la sociedad. Esa es la razón por la que está calificada para mayores de 12 años con un distintivo especial de que promueve el fomento de la igualdad de géneros. Es una película cero sensacionalista.

Solo si es sí
Participantes en una manifestación del 8M, Día de la Mujer.

El metraje recoge testimonios inéditos, entre ellos los del policía foral que pasó horas buceando en los chats de 'La Manada' y la primera agente que atendió a la víctima de Pamplona. ¿Todavía quedan aspectos de la investigación que desconocen los espectadores?

R.B.: Era importante hacer un mosaico y mostrar todas las piezas del proceso, así como los protocolos que tienen establecidos en Pamplona para estos casos. Era un milagro encontrar a cinco hombres vestidos de blanco y con pañuelo rojo en esos días, pero lo consiguieron porque los mecanismos funcionaron. Por eso aparecen esa Policía foral, una trabajadora social y la fiscal. Cada participante es imprescindible para entenderlo. Teníamos que retomar el relato desde dentro.

Hubo personas que no quisieron hablar entonces por respeto a las víctimas y al procedimiento judicial, pero ahora podemos contar esa otra parte a la que no tuvimos acceso. Por ejemplo, hay una secuencia en la que se puede ver a uno de los abogados de la defensa salir después de una sesión del juicio y explicar a los periodistas que había quedado 100% demostrado que los vídeos demostraban que fue una relación consentida, pero ahora tenemos información de todo lo que pasó dentro de la sala y sabemos lo que pensaba la fiscal, los policías y la defensa de la víctima. Este es el momento de visibilizarlo. 

El relato de las víctimas de Pamplona y Pozoblanco es narrado por Natalia de Molina y Carolina Yuste. ¿Por qué optaron por ese recurso?

A.C.: Nuestro primer paso fue intentar contactar con la familia de la víctima de Sanfermines para pedir permiso porque nuestra historia era la suya. Si nos hubieran dicho que no, no habríamos seguido adelante, pero la reacción fue positiva y continuamos, aunque también teníamos claro que ella no iba a participar en ningún proyecto y esa es la razón de que sus palabras estén tomadas de declaraciones judiciales y de dos cartas que envió a los medios. Tiene un nombre ficticio y Natalia de Molina lo narra en primera persona porque nos parecía importante poder ponerle voz y evidenciar que tiene una vida, no es un ente en el documental.

La víctima de la agresión de Pozoblanco sí quiso participar y dar su punto de vista, así que grabamos con ella una entrevista en persona, pero optamos por utilizar el mismo recurso y le puso voz Carolina Yuste para mantener el anonimato. Podría ser cualquiera de nosotras.

Otras miradas - Qué nos enseña la sentencia por abuso de Pozoblanco
Sesión del juicio por la agresión sexual de los miembros de 'La Manada' en Pozoblanco.

La víctima de 'La Manada' en Pozoblanco denuncia que sufrió estrés postraumático al ver los vídeos. ¿Tenemos una asignatura pendiente en el tratamiento mediático de estos casos?

A.C.: Es posible que algunos de esos relatos mediáticos tengan una intención positiva, que busquen humanizar con las imágenes, pero lo que se consigue es una doble estigmatización. Esos vídeos reproducen un crimen y, aunque nadie más pudiera saber quiénes son, las víctimas se reconocen. 

¿Por qué tomaron la decisión de conectar el relato de las dos agresiones de 'La Manada' con el caso de Nagore Laffage?

A.C.: En la fase de entrevistas todo el mundo lo traía a colación. Había pasado exactamente el mismo día ocho años antes, movilizó muchísimo a la sociedad en Pamplona y su sentencia también fue un golpe muy duro.

Estas tres historias plasman lo que viven las víctimas cuando denuncian y cómo atraviesan el proceso judicial. Hay que insistir en que no son casos aislados, son la realidad de muchísimas mujeres.

Concentración en recuerdo a Nagore Laffage.
Concentración en recuerdo a Nagore Laffage. Europa Press

Estos casos fueron el interruptor que activó nuestro 'Me Too' y, en paralelo, muchas de mujeres comenzaron a romper el silencio en Twitter con el 'hashtag' #Cuéntalo. ¿Para qué ha servido ese movimiento de sororidad?

A.C.: Nosotros hemos analizado miles y miles de mensajes para poder transmitir el dolor, pero también el hartazgo. Lo que supuso ese movimiento fue la demostración de que esta violencia sexual se produce en todos los ámbitos. Está en las escuelas, en las familias, en los entornos de trabajo, en el cine y en el ámbito deportivo, como hemos visto recientemente. Es una tarea que nos atañe ahora a toda la sociedad.

El largometraje todavía no ha llegado a Netflix, pero ya se puede ver en algunos cines. ¿Cuál es la respuesta que han recibido?

A.C.: Hay un movimiento reaccionario contra el feminismo que es evidente, pero está sobredimensionado en redes sociales. Twitter está lleno de troles y era previsible que aparecieran mensajes en esa línea, pero nos sorprende que siga habiendo tanto odio. Es algo bastante difícil de comprender, principalmente porque de momento la mayoría no lo ha visto y basa sus críticas en la especulación. Con todo, en el anuncio hubo una respuesta positiva muy mayoritaria y creo que cuando se estrene en Netflix el 1 de marzo, habrá otra conversación.

#Cuéntalo
#Cuéntalo.

El feminismo es un reto infinito, pero ¿hay motivos para ser optimista?

A.C.: Yo siempre pienso en esa primera pareja que encontró a la víctima de Pamplona en un banco, se detuvo porque vieron que algo le pasaba y llamaron a la Policia. Esa es la demostración de que existe una sensibilidad social y que las cosas funcionan.

El título de este documental se refiere precisamente a la esperanza. Las víctimas ya no están solas. En primer lugar, porque saben que todas hemos experimentado algún tipo de violencia sexual y porque hay millones de personas para acompañarlas. 

Este relato es un granito de arena para que las mujeres nos sintamos empoderadas para contar, pero nos parece fundamental que también lo vean ellos, porque tienen que ser parte de esta conversación. Nosotras somos la mitad de la población, pero esto no es un problema que afecte solo a las mujeres. En la película, uno de los policías investigadores deja un mensaje que deberíamos recoger todos: "Aquí no gana nadie, perdemos como sociedad". 

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