Santiago Abascal hablaba de Canarias en el Pleno del Congreso como una tierra "invadida", condenada a "la inseguridad" y con sus habitantes abandonados a "las colas del paro, mientras vemos a los inmigrantes bañándose en las piscinas de los hoteles". Escuchada esta retórica, utilizada con total impunidad en el órgano de representación de España, se entiende con claridad en qué contexto y por qué causa se está produciendo un preocupante aumento de los mensajes de contenido racista y violento en Canarias, investigados por el fiscal jefe de Las Palmas y denunciados por la ONU, Human Rights Watch y SOS Racismo. Esta última organización señala directamente al auge de la extrema derecha como la razón de que los mensajes xenófobos sean "asumidos socialmente" y carezcan de repudio o castigo. 

Y como todo discurso simplista y demagogo, también el racista trae consigo consecuencias. El pasado martes, Público informaba sobre la creciente tensión social vivida en Canarias entre algunos vecinos y las personas migrantes que llevan meses atrapadas en la isla. Recientemente, esa tensión ha dado paso a la violencia: "Hace unos días, a tres chavales que iban por el barrio los cogieron por la calle y les dieron una paliza", contaba Ignacio Gutiérres, coordinador de centros de ayuda humanitaria de la Fundación Cruz Blanca, "a los que salen a dar un paseo, los increpan o los insultan", declaraba. 

El relator especial de Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos de los Inmigrantes, Felipe González Morales, ha pedido que "se investiguen a fondo" los episodios de violencia física y verbal que han sufrido estas personas. "Es muy importante que se investiguen a fondo los intentos de agresión a migrantes en Gran Canaria", ha escrito González Morales en su cuenta de Twitter. El relator de la ONU ha instado a las instituciones a que pongan freno a esta ola de odio para evitar "un escalamiento de esta situación".

La directora adjunta de Human Rights Watch (HRW) para Europa, Judith Sunderland, también ha denunciado a través de la misma red social las agresiones y las manifestaciones contra los migrantes que se están produciendo en algunos barrios de Gran Canaria. "Nunca hay excusa para la xenofobia, pero hay una explicación para el aparente aumento del sentimiento anti-inmigrante en las Islas Canarias: la incapacidad del Gobierno para gestionar humana y racionalmente el aumento de las llegadas", señala Sunderland.

SOS Racismo hace un llamamiento a las autoridades, lanzando una alerta por la peligrosa situación de radicalización que sufren los migrantes en Canarias. Además, la organización considera que existe una corriente cada vez más mayoritaria de personas que se sienten impunes ante el envío de mensajes con contenido racista. En esta línea, el portavoz de la entidad, Mikel Araguás, señalaba a Europa Press que ya hay un perfil de ciudadano que "alardea de este tipo de posiciones" xenófobas. "Esa es la parte preocupante", afirma.