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"La vida empezaba a ser normal y de repente todo se ha arruinado"

Las consecuencias del último terremoto todavía son impredecibles para un país que trataba de levantarse del desastre del seísmo de hace apenas dos semanas

Varias personas recogen lo que queda de sus pertenencias entre los emcombros causados por el terremoto en Katmandú. - EFE

SANJEEV GIRI (EFE)

KATMANDÚ.- El nuevo terremoto que ha golpeado este martes Nepal, poco más de quince días después del seísmo que dejó más de 8.000 muertos en el país, ha tomado por sorpresa tanto al Gobierno como a los nepalíes, que pensaban que "lo peor ya había pasado".

"La vida había empezado a ser normal de nuevo y de repente todo se ha vuelto a arruinar", declara Rojina Khatri Chhetri, una estudiante de la Universidad Tribhuvan, aún bajo el efecto traumático de la sacudida.

Chhetri estaba en una oficina cuando alrededor del mediodía (7.05 GMT) un terremoto de 7,3 grados volvió a poner en vilo a todos los nepalíes, reviviendo un trauma que habían ido dejando atrás poco a poco después de más de quince días de trabajos de rescate, desescombro y vuelta a la normalidad. "Pensé que estaba segura, pero estaba preocupada por mis amigos y mi familia", agrega aún conmocionada.

La joven no ha sido la única sorprendida. Fuentes del mismo Gobierno nepalí admiten que no esperaban una sacudida del tamaño de la que se produjo este martes. "Con más de 200 réplicas (desde el sismo del 25 de abril), los expertos habían dicho que había escasas posibilidades de una réplica de esta magnitud", explica el portavoz del Ministerio del Interior nepalí, Laxmi Prasad Dhakal.

A pesar de ello, la fuente subrayó que la Fuerza Armada, la Policía Armada y la Policía nepalíes se lanzaron de nuevo a las operaciones de rescate una vez producido el movimiento telúrico. El seísmo ha dejado al menos 57 muertos y alrededor de un millar de heridos, que pasan a engrosar los ya más de 8.000 fallecidos y 17.800 lesionados que había ocasionado el anterior. Además, ha terminado de derrumbar decenas de viviendas y edificios que habían quedado tocados durante el anterior terremoto, de 7,8 grados.

El temblor de este martes, de 7,3 grados, "ha terminado de volver toda la situación un desastre", comenta Ganesh Karmacharya, ingeniero del Departamento de Desarrollo Urbano y Construcción de Edificios de Katmandú. Según el técnico, este nuevo seísmo ha debilitado aún más las estructuras de edificios altos y de viviendas normales, por lo que aún es incierto el resultado que pueda llegar a tener.

El Gobierno ha declarado que más de 300.000 viviendas quedaron devastadas por el terremoto del día 25, una cifra que las Naciones Unidas eleva por encima del medio millón si se les suman las que han sufrido algún tipo de daño.

Las autoridades nepalíes, en colaboración con organismos internacionales, trabajaban para llevar ayuda a familias en zonas del valle de Katmandú, donde se produjeron la mayor parte de las víctimas contabilizadas hasta el momento, y de hacer llegar alimentos y apoyo médico a las más alejadas.

El terremoto del 25 de abril fue el de mayor magnitud en Nepal en 80 años y el peor en la región del Himalaya en una década desde que, en 2005, otro seísmo ocasionara más de 84.000 muertos en Cachemira.

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